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“La inmigración más reciente tiene mayor impacto porque guarda más recuerdos”

Alberto Umpiérrez, director del Archivo General de Uruguay

Saúl García 0 COMENTARIOS 22/01/2025 - 07:06

Participó con la conferencia Migración, mestizaje y mitología en Uruguay en las VII Jornadas de Archivos de Teguise, Ordenando papeles, dedicadas en esta ocasión a los archivos y los movimientos migratorios. Es la primera vez que “cruza el Charco” y dice que espera que la visita le sirva para profundizar en el estudio de su propio árbol genealógico.

-Su ponencia habla de migración, mestizaje y mitología. ¿A qué se refiere?

-El motivo tiene que ver también con mi historia personal, porque la mitología está presente en todas las historias. Siempre que hay una historia hay un mito o algo que se oculta o algo que se dice que no es totalmente cierto o exagerado. En mi historia familiar, yo vengo a descubrir la genealogía Umpiérrez que me conecta con Lanzarote muy tardíamente, porque la cultura de mi familia recogía como una influencia muy fuerte la de un inmigrante italiano que había sido mi tatarabuelo, que vino desde Génova. Ese tatarabuelo era de la familia más vinculada a la ciudad, porque los Umpiérrez se quedaron a trabajar en el campo, y en mi formación tuvo un impacto más fuerte. Entonces era como que el abuelito y la tradición venía de Italia, y entonces me quedé con eso. Después fui empezando a tratar de buscar cómo era la historia realmente y he llegado a la conclusión de que seguramente la inmigración más reciente es la que tiene mayor impacto porque es la que guarda más los recuerdos. Y hay otra incidencia, si bien el Uruguay tuvo una pequeña guerra civil en 1904, unos meses, pero la mayor parte de las guerras se dieron en el siglo XIX, que fue cuando vinieron los Umpiérrez en 1810, un siglo antes. Los Umpiérrez se integraron muy rápidamente en virtud de las guerras. Ya la primera generación después de los primeros inmigrantes estuvieron metidos en las guerras civiles y todo.

-¿Esos Umpiérrez eran de Lanzarote?

-Eran de Lanzarote y de otras islas también, aunque básicamente de Lanzarote. Después hubo otras oleadas de Clavijos y de Betancourt, Santos y De León... Mucha gente llegó probablemente en ese barco que vino el padre de mi tatarabuelo en 1810. Deben haber venido muchísimos otros lanzaroteños porque venían de varias familias...

-¿Y por qué desconocía hasta hace poco ese origen canario?

-El mito fuerte es el de la inmigración italiana, que había sido la más reciente, pero no la más importante, incluso a nivel cultural, de la región. Les pasa a muchos uruguayos. Ha quedado como ocultado o soslayado de alguna manera por las inmigraciones más recientes, incluso de inmigraciones españolas, por ejemplo de los que emigraron exiliados de la República, que también tuvieron un impacto. O antes incluso. Hay una cantidad de vascos que habían sido exiliados en las guerras carlistas. Vos vas al interior del Uruguay y te encontrás con que las familias vascas tienen la boina roja, que es bastante común. Pero no solamente los vascos, porque le preguntás de repente a alguien que está con la boina roja: ¿vos sos vasco? Y te dice que no, pero como en la zona se usa la boina roja..., porque vino un vasco que usaba la boina roja y quedaron todos carlistas. No saben ni qué significa la boina.

“Los tres departamentos del Este de Uruguay están llenos de Umpiérrez”

-Pero la huella canaria en Uruguay es evidente desde el principio. Montevideo fue fundada por canarios...

-Claro, pero justamente por eso quedó soslayada. Si hubiera guías telefónicas, que ya no hay, te pones a mirar los apellidos y hay una cantidad enorme que vienen de Canarias. En todo el país.

-¿Y al contrario? Es decir, allí la huella puede haber quedado soslayada, pero da la impresión de que en Canarias tampoco se conoce tanto la influencia en Uruguay... Se habla mucho de Venezuela, pero no tanto de otros lugares.

-España se ha dormido mucho en esa reivindicación. Por ejemplo, mi pueblo, San Carlos, el núcleo fundacional es portugués, porque era de la época en que Cevallos había hecho una campaña contra Portugal, una guerra que hubo en 1763. Entonces se trajo de Río Grande do Sul familias que eran básicamente de Azores, y con esas familias se fundó San Carlos. Inmediatamente después llegaron españoles, sobre todo gallegos, y se empezó a formar un núcleo. Entonces, en mi familia, la primera generación de Umpiérrez, posterior al que vino de Lanzarote, mi primer ancestro, mi tatarabuelo Ángel Umpiérrez, se casó con una señora que era descendiente de una mezcla de gallegos con portugueses. Entonces por ahí viene toda la mezcla esa. Es muy interesante porque en San Carlos los portugueses de las Azores tienen un vínculo muy fuerte. Incluso hay un grupo que se llama los azorianos, que son los que estudian la historia del pueblo. Pero eso viene fogoneado también por toda una política de estado de las Islas Azores con respecto a San Carlos, que las Islas Canarias nunca lo hizo. Han querido mantener esa historia, pero Canarias nunca lo hizo y hay mucha inmigración canaria.

-¿Y eso está cambiando ahora, tanto desde el punto de vista institucional como de algunos particulares por rastrear a sus antepasados?

-El tema de las políticas las tiene que llevar adelante la institucionalidad. En el caso de las Azores, la lleva adelante las Azores. Y hay todo un vínculo, porque una vez que se genera una política ya después se retroalimenta. Pero desde Canarias no se ha hecho nada en esa materia. O capaz que desde hace pocos años se empezó a hacer y sería bueno que se generara también. A mi pueblo, San Carlos, le dicen la isla porque fundamentalmente los núcleos más grandes son azorianos y canarios. Entonces son todos isleños. Además es un pueblo que está en una horquilla de arroyos y cuando se inundan los arroyos el pueblo queda aislado. Ahora hicieron unos puentes más altos, pero desde que yo era chico llovía un poco y el pueblo quedaba aislado. Entonces a San Carlos le dicen la isla porque se aísla, pero también porque la población es isleña, básicamente.

“Cada vez es más la gente que busca su pasado por curiosidad genealógica”

-A Uruguay llegaron algunos canarios que sí dejaron huella, como Jacinto Vera, que fue obispo o el doctor Alfonso Spínola…

-Son de San Carlos, además. Sí, hay personajes que han dejado huella histórica, pero tenés los apellidos Umpiérrez, que creo que en el mundo no hay más Umpiérrez que los que hay en Maldonado, Lavalleja y Rocha. Los tres departamentos del Este de Uruguay están llenos de Umpiérrez, hasta el punto de que hay tres diputados en esta legislatura con ese apellido: uno por Maldonado, otro por Lavalleja y otro por Rocha. Tenés tres del mismo apellido, en una legislatura que son 99 diputados y los tres vienen del mismo lugar. O sea, que la huella está clara. Y de distintos partidos, es decir que hay una densidad de Umpiérrez en esa zona... No me he puesto a mirar de otros apellidos, pero Clavijos hay un montón, Perdomos, De los Santos, De León, de Bentancur está lleno...

-¿Y hay instituciones o asociaciones actualmente que evidencian claramente el pasado de los canarios allí?

-En Montevideo hay una asociación de descendientes de Canarias, que tal vez en Maldonado haya también, no lo sé. Pero si se han creado, son relativamente recientes también. Ojalá, porque eso es el principio de lo que debería ser, de darle más importancia a tratar de empezar a conjugar las descendencias, los árboles genealógicos...

-¿Influye el destino de los canarios? Si fueron al campo o la ciudad, o las profesiones a las que se dedicaron…

-Hay de todo. Los Umpiérrez fueron al campo en su mayoría, pero hay de todo. Lo que pasa es que la población en Uruguay ha ido cambiando con el tiempo. Tal vez acá también se ha ido urbanizando con el tiempo. De repente, allá por 1930 o 1940, la mayor parte de la población del Uruguay era todavía rural, pero ya a partir de ahí empieza a haber cada vez más población urbana, y a día de hoy la población rural es muy poca.

“Si se genera una política se retroalimenta. Pero Canarias no ha hecho nada”

-También debe influir en la posibilidad de perder el rastro el hecho de que Uruguay sea un país formado por gente de muchos lugares, ¿no?

-Sí, sí, totalmente. O por ejemplo, en mi árbol genealógico, la amplísima mayoría son españoles y portugueses. Después viene el italiano este que es un tatarabuelo, es una pequeña ramita, y todo el resto son españoles y portugueses. Después yo me caso con una descendiente de alemanes y la madre de ella es descendiente de franceses e italianos. Entonces mi hija es una gringa más alta que yo, rubia, ojos celestes, toda blanquita... pero ella tiene españoles, portugueses, italianos, franceses y alemanes.

-Desde su trabajo en el archivo, ¿quedan muchas cosas por saberse de esa emigración, de cómo fueron los viajes, o más o menos se conoce casi todo?

-Se conoce gran parte. Hoy en día hay mucho estímulo para las búsquedas de tipo genealógico en parte por el tema de las promociones que hacen de la ciudadanía europea y también en parte por vocación, por búsqueda no más de las raíces genealógicas. Cada vez es más la gente que busca por curiosidad genealógica. Pero es muy interesante, es como una moda que se está viniendo, y casi toda son de gente de Uruguay. Después depende de la época, porque hay algunos registros, sobre todo los más antiguos, que no registraban tanto el nombre del barco y el capitán. En la segunda mitad del siglo XIX ya es más común que el registro de la lista de pasajeros venga con el nombre del capitán, el barco, la fecha de salida del puerto y la llegada.

-¿Y usted ha podido reconstruir su propio árbol genealógico?

-La parte de los Umpiérrez me quedó trunca con Bartolomé Umpiérrez, porque estuve buscando algún dato en Familysearch, pero no es muy confiable, así que bueno, me quedé ahí trunco. De repente ahora tengo suerte o me quedo con algún contacto y sigo rastreando, ¿no? Probablemente ahora desde aquí lo pueda encontrar. A ver hasta dónde puedo llegar de los ancestros míos de acá.

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