Samuel Cabrera Ventura

Fermina, el agujero

No creo que nadie valore que en el municipio que es Arrecife y su capital, en una parte de ese todo, como es el Islote de Fermina, se encuentre la solución de todos sus males; que en el Islote esté la clave para la regeneración urbana de la ciudad; que en Fermina encontremos la receta para que los turistas asuman una visión idílica de la ciudad, o que la ciudadanía restaure su visión de ella y comience a amar incondicionalmente sus calles. No creo que, con Fermina abierta al público, las alcantarillas de la ciudad dejen de rebosarse tras cada lluvia, ni que la ciudad ya pueda ser transitada a la sombra. Podría seguir, y cada ciudadano sería capaz de narrar sus propias experiencias y pesadillas.

Si la alcaldesa se hubiera limitado a contarnos que inaugura Fermina, hasta la felicitaríamos. Sólo entiendo su artículo “La Fermina, un hito histórico por mar y desde tierra”, como una suerte de auto engaño, porque me costaría pensar que cree que administra una ciudad poblada por gente simple. Y no lo puedo expresar con menor crudeza porque cada equipo de gobierno que entra en el ayuntamiento nos deja luego una herencia envenenada.

La renacida como Ástrid María, alcaldesa de Arrecife, está a la altura de su nueva dimensión investigadora, más propia para un curso de verano que para este curso político que finaliza en 2023, o para su papel como edil del ayuntamiento. De su intervención, para la cuestión práctica, tendríamos que recortar toda la parte histórica que le colaron innecesariamente y quedarnos con lo que realmente quiere decir. No conozco precedentes de tal despliegue documental en un texto de propaganda política.

El artículo de nuestra alcaldesa sobre Fermina, nos ilustra y nos sitúa, aunque, a pesar de tanta información, elude alguna cuestión sobresaliente para entender el devenir de este pedazo de tierra que en su origen casi desparecía bajo las grandes mareas. Un relleno fue el que permitió consolidarlo como el islote que es.

Me permito, contradiciendo algunas de sus afirmaciones, matizar el hecho de que Arrecife, con el Islote, no cuenta con una obra original de Manrique para neutralizar la orfandad de grandes obras del autor en la capital, pues, lo que hoy es, no tiene que ver con lo que aquel proyectó. Todo lo más, quedarán las trazas, pues Manrique evolucionaba a la misma velocidad que las obras y daba nuevas respuestas casi cada día. Dudo, por tanto, que pueda ser considerada como obra espacial del artista, como afirma la alcaldesa, más allá de su reconocimiento como impulsor de unos valores y la firme voluntad de creer en ellos para considerar ese espacio como un valioso recurso cultural y turístico. No creo que puedan colgar el cartel con tal autoría, ni publicitarlo como obra de César.

Cuando CC pretendió impulsar el proyecto, de manos del conejero Manuel Fajardo Feo, este se encomendó a su santa voluntad para “hacer” el proyecto de Manrique. Dio igual que tal pretensión no fuera posible, y con el resultado pudimos comprobar el pastiche surgido de tal empeño. De lo que pareció tratarse era de gastar unos ingentes recursos económicos en el nombre de Manrique, los cuales no guardaban relación con lo ejecutado y que llegó a duplicar el presupuesto inicial.

El puente fue otra aventura absurda, principalmente por los tiempos, pues existiendo un camino para facilitar una futura obra del islote para el el paso de los vehículos pesados, se eliminó para realizar una estructura ligera de madera en el momento menos adecuado. Por lo que venimos experimentado, son los nuestros los que peor lo hacen para su isla cuando tienen responsabilidades políticas en el gobierno.

Se trataba de gastar mucho, pues las elecciones estaban cerca. No parecía que se tratara sólo de votos. Parecía otra cosa más terrenal.

Que con la apertura de Fermina la alcaldesa afirme que se mostrará una imagen diferente de Arrecife casi es tanto como depositar la transformación de la imagen del municipio en una intervención realizada en marte.

Cuando la alcaldesa pone sobre el tapete la buena sintonía con el Cabildo para acometer acciones de forma conjunta que beneficien a la capital, dice lo que dice, pero no lo que quiere decir: ambas lideresas se necesitan para neutralizar la negra sombra de CC en el Cabildo y en el ayuntamiento. No entienden estas mujeres que en lo que a Arrecife se refiere, sólo su alianza no es suficiente si no va acompañada de una brillante y transparente gestión, con la atención puesta en tener la mayor consideración con eso que llaman votantes y que, por arte de magia, un día después son sólo pueblo al que menospreciar.

“Cuando se asumen responsabilidades políticas lo que prima es el interés común de los ciudadanos”, afirmación certera que muchos compartimos y que realiza la alcaldesa. El asunto es qué interpreta por interés ciudadano y como accede a conocer cuáles son las cosas que interesa, desea, o anhela la vecindad. Es verdad que puede aferrarse al hecho de que ser alcaldesa le da cancha para decir que si está ahí es por el voto obtenido y con el voto se le da licencia sin límite. Cuestionaría su sentido de servicio si es lo que se le pasara por la cabeza.

Si Ástrid Pérez habla de “vehículo de dinamización social y comercial”, de “dinamizador de la actividad turística de Lanzarote”, de “función social para todos los arrecifeños”, y hasta realiza una petición de cohesión social y que no nos demos a una crítica fácil, lo que realmente pide es un acto de fe a la ciudadanía -más bien a los votantes- sin mayor muestra de competencia que sus palabras y el empeño de que creamos que su realidad es la que debe prevalecer. Ástrid Pérez no debe ser una mujer torpe, desde luego, ni poco hábil, pero Arrecife le queda grande y no teniendo ni idea de por dónde cogerla, ni sabe ni pregunta. Esas son las evidencias más clamorosas.

Su afán de controlarlo todo le conduce a perder su tiempo y su energía y a no ejercer la labor que como alcaldesa nos debe. Odia que la corrijan, que cuestionen lo que hace -lo que no hace- , y le gusta menos que le sugieran nada sobre la gestión municipal. Lo de participar, por tanto, es verbo que no conjuga. Hasta 2023 queda apenas un pequeño trecho. A ver si sólo con la alianza, se sostiene.

 

Comentarios

Dios santo ! cuántas palabras para no decir nada . Y mira que es fácil decir algo sobre esta pobre ciudad que explique su triste destino : no actualiza su plan de ordenación desde hace 30 años. Todos los sistemas generales están caducados ( espacios libres, transportes, equipamientos, infraestructuras, movilidad ... ) , no se puede obtener suelo público porque todas las unidades de actuación son ahora económicamente inviables al haber permitido que se construyeran miles de edificios sobre el suelo que se debería haber ordenado y servido para compensar a los propietarios. Somos una masa desestructurada de cemento y asfalto , no hay esqueleto de ciudad , una ciudad sin plan de ordenación no es una ciudad , está al margen de la CIVILIZACIÓN ¿ hay algo de inteligencia ahí fuera ? . En cuanto al islote Fermina una idea sería revertirlo a su estado anterior eliminando todo lo que se ha construido y el puente y dejando que los jóvenes se acerquen nadando o en barca como hacían antaño ( de ahí su otro nombre " islote del Amor " ) o bien convocar un concurso de ideas entre aquellos que SABEN , arquitectos y artistas , y no seguir las ocurrencias chapuceras del político de turno.
Un par de cosas, por si alguien se ha olvidado. Ya hubo un concurso público para remodelar la Fermina. Lo convocó Juan Carlos Becerra (CC) siendo consejero de Turismo del Gobierno de Canarias. Lo ganó su amigo Carlos Morales. Efectivamente, luego el Fajardo Feo el "Tarántula" (CC) fue quien realmente ejecutó el proyecto "como lo quería Manrique", algo imposible dado que era un proyecto inacabado. Rita Martín (PP) fue la encargada de entregar una obra no ejecutada por ella, e inacabada. No había sino que ver como estaba la parte que daba al sur. Y además, la brillante consejera, siguiendo órdenes de Soria, retiró todo el dinero de Turismo para otras obras en Lanzarote y Arrecife (Casa de la Cultura Agustín de la Hoz, etc.) Y luego, con la obra terminada, fue Cándido Reguera el que decidió que era muy caro mantener un vigilante de seguridad para un espacio cerrado. Era mejor gastarse el dinero en pantallas para ver el Mundial de Fútbol de Sudáfrica. Una vez eliminado el vigilante, las ordas de bárbaros tomaron de nuevo la Fermina y destrozaron una infraestructura que costó millones.
El consejero como en los Cact no tiene quien organice un evento como la inauguración de La Fermina, se lo ha dado a Orlando Callero para que lo haga. Lo hará gratis.

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