La Demarcación de Las Palmas analizó una decena de alternativas y rechazó construir un puente por el impacto visual y la necesidad de protegerlo del oleaje
El Colegio de Ingenieros afirma que la única solución en Los Hervideros es el desvío
La Demarcación de Las Palmas analizó una decena de alternativas y rechazó construir un puente por el impacto visual y la necesidad de protegerlo del oleaje
“De todas las alternativas estudiadas, la única que permite asegurar el resultado, tanto de la reparación como de la integración paisajística, es la del desvío de la carretera en los puntos afectados de inestabilidad”. En noviembre de 2021, el Cabildo de Lanzarote consultó a la Demarcación de la provincia de Las Palmas del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos su opinión sobre cuál sería la mejor solución posible para la carretera de Los Hervideros, que acababa de sufrir una gran socavón que obligó a cerrar la circulación en febrero de ese año.
La conclusión del estudio es clara. Después de analizar diez alternativas, los ingenieros apuestan por la misma solución, modificar el trazado hacia el interior, que ya se había puesto en práctica en otras cuatro ocasiones anteriormente por el mismo problema. “Esta solución ha sido puesta en práctica en cuatro ocasiones anteriores y el mejor indicador del éxito de estas actuaciones es que la mayor parte de la población de la isla desconoce este hecho”, dice el informe en sus conclusiones.
Sin embargo, la solución escogida por el Cabildo de Lanzarote, hasta el momento, es la de construir un puente, o varios, ya que han aparecido cuatro socavones más, que se producen por el efecto de la fuerza del mar sobre la carretera. El puente principal, según el anteproyecto encargado a la empresa pública Tragsa, tendría una longitud de unos treinta metros. El Cabildo espera poder recibir pronto el proyecto para después licitar las obras y arreglar esos puntos conflictivos. El coste de la intervención, según las declaraciones a la prensa desde la vicepresidencia del Cabildo, se elevaría hasta más allá de los cuatro millones de euros.
Para dar respuesta a la consulta preliminar del Cabildo de Lanzarote, la Demarcación de la provincia de Las Palmas del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, creó un grupo de trabajo que estudió diez alternativas para los dos puntos peligrosos (hasta aquel momento) en los que se había producido un deslizamiento del terreno.
La consulta tenía por objeto “determinar la mejor solución para la reparación de la carretera”, señala el informe, con dos condicionantes previos: no modificar el trazado de la vía y no intervenir en la zona de dominio público marítimo terrestre. El propio Colegio incluía un tercer condicionante: la exigencia de mantener la integración de la carretera en su entorno.
El primero de los condicionantes, según las fuentes consultadas por Diario de Lanzarote, se debe a que los informes de Medio Ambiente en el Cabildo interpretan que no se puede modificar el trazado porque el Plan Insular no permite construir más carreteras en ese espacio natural, si bien esa solución, la de desviar el trazado, ya se ha hecho anteriormente con la misma legislación al considerar que un cambio puntual del trazado no es una nueva vía. El segundo condicionante sería para evitar el informe de la Demarcación de Costas.
Diez alternativas
El informe del Colegio de Ingenieros estudia diez alternativas. Los colegiados descartan en su informe la alternativa de los puentes por el impacto visual de los pilotes, que aparecerían a la vista cuando la erosión llegara hasta ellos, así como por la consiguiente necesidad de protegerlos del oleaje, lo que obligaría a la construcción de una escollera. Otra de las alternativas estudiadas es la de construir una estructura de paso, con estribos a ambos lados de las zonas peligrosas.
Esta estructura podría ser de tablero horizontal o en arco, pero la comisión consideró que la integración paisajística de obras de este tipo en un entorno como el de la carretera LZ-703, resulta inviable. “Si se tiene en cuenta además que ya existe un punto donde se tendrá que actuar a corto plazo y que en el futuro aparecerán otros, de recurrirse a soluciones de este tipo, la carretera acabaría convertida en una sucesión de puentes”, dice el estudio.
El desvío ya se ha puesto en práctica en cuatro ocasiones anteriores
La primera alternativa estudiada es el abandono total de la carretera. Desde el punto de vista técnico no sería complicada esta opción además de que señalan que “la carretera LZ-703 tiene una función meramente panorámica por lo que podría desaparecer sin crear problemas apreciables de movilidad” ya que el acceso al núcleo de El Golfo puede realizarse por la vía LZ-704, “de mejor trazado, que une este pueblo con Yaiza”.
No obstante, la alternativa tiene varios inconvenientes. El primero es que “Lanzarote perdería un recurso importante, cuyo valor patrimonial no reside únicamente en su importancia turística, sino también en la histórica, ya que posiblemente es la única carretera construida en los albores del desarrollo de la Isla cuyo trazado no se apoyó en un camino previo, sino que fue diseñada para el disfrute de la naturaleza”.
El segundo inconveniente es que los restos de la carretera quedarían como cicatrices del terreno durante muchos años y para enmascararlas sería necesario realizar importantes obras de movimientos de tierra. “Conviene citar aquí que el Gobierno de Canarias realizó una obra de restauración del antiguo vertedero de Yaiza, que estaba situado en una hondonada dentro del parque natural, oculto de la vista casi desde cualquier lugar. Con mayor motivo habría que actuar sobre los restos de la carretera”, dice el informe.
Otra alternativa sería convertir la vía en senda peatonal, pero esa opción presentaría los mismos problemas de mantenimiento que si estuviera abierta al tráfico, y de riesgo por tanto para los peatones. La tercera alternativa pasaría por inyectar cemento para tratar de consolidar la roca, pero se ha llegado a la conclusión de que “dada la energía del oleaje, la fisuración del terreno y su heterogeneidad, no es posible asegurar el resultado” y además existiría el riesgo de que la lechada de cemento aflorara en los taludes, lo que si ocurriera en cotas superiores a la del nivel del mar, produciría un impacto visual importante. Además esta alternativa sólo sería de aplicación en uno de los puntos, el punto kilométrico 4,150, pues en el otro, el 4,060, “la erosión ha progresado tanto que la hace inviable”.
Otra alternativa sería la construcción de una escollera de protección que disipe la energía del oleaje. “Se ha realizado un predimensionamiento de la escollera a colocar, resultando que la misma estaría formada por bloques de hormigón de 14 toneladas, lo que resultaría incompatible con los valores paisajísticos de la costa”, señala el informe, descartando esta alternativa.
Otra similar sería construir un muro de protección de hormigón, forrado de piedra, pero el impacto también sería grande ya que los muros serían elementos extraños en la costa y en las zonas donde rompen las olas, y el forro de piedra acabaría perdiéndose. A su vez, los muros deberían asentarse sobre roca firme, para lo que sería necesario extraer todo el material suelto de la base, lo que resultaría imposible sin construir vías de acceso para la maquinaria. En la misma línea, otra alternativa más sería hacer una escollera hormigonada y un posterior relleno del socavón, que fue una solución que se utilizó en El Cotillo, en la isla de Fuerteventura, y la experiencia no fue satisfactoria por la imposibilidad de rellenar de hormigón todos los huecos de la escollera.
Retranqueo
La última alternativa, que es la más recomendable para el Colegio de Ingenieros, es el retranqueo puntual de la traza de la carretera en la zona de riesgo. “Esta alternativa consiste en el desplazamiento de la traza de la vía en los puntos amenazados de inestabilidad, adaptándola lo máximo posible al terreno y tratando de compensar excavaciones y rellenos. Esta alternativa ha sido puesta en práctica en cuatro ocasiones anteriores, habiéndose obtenido en todas ellas excelentes resultados de integración”.
La consulta del Cabildo al Colegio era para “determinar la mejor solución para la reparación”
En tres ocasiones, ese retranqueo se hizo con personal del Cabildo, de Vías y Obras, habituado a intervenir en espacios sensibles, pero en la última ocasión se llevó a cabo por parte de una empresa de construcción externa y el proyecto fue aprobado con todos los informes favorables, incluido el del Patronato de Espacios Naturales, por unanimidad.
Una característica importante de esta alternativa es su flexibilidad, según el Colegio de Ingenieros. Dado que la aportación de elementos extraños al espacio natural “sería mínima (el pavimento asfáltico), cualquier defecto en la integración podría ser corregida de inmediato y a un costo mínimo, lo cual no ocurriría con cualquiera de las alternativas que utilicen hormigón”, que son todas las demás excepto el abandono de la carretera.
El informe señala “como asunto al margen” que las demarcaciones de las provincias de Las Palmas y Santa Cruz de Tenerife del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, enviaron a la Consejería de Obras Públicas, Transportes y Vivienda un escrito sobre la necesidad de aprobación de una nueva Ley de Carreteras de Canarias, que entre otros temas debería contemplar un régimen especial para aquellas carreteras panorámicas o que atraviesen espacios naturales protegidos. “Aquí nos encontramos ante un caso donde esta necesidad es palpable”, concluye el estudio.
La carretera LZ-703 fue construida a finales de la década de los sesenta del siglo pasado. Fue concebida como una carretera panorámica, para permitir a los turistas contemplar la costa suroeste de la isla de Lanzarote y en particular Los Hervideros y el Charco de Los Clicos. En su diseño y construcción “participaron tres personas de singular importancia para el desarrollo de la isla”, según resalta el propio Colegio: César Manrique, el entonces presidente del Cabildo, José Ramírez Cerdá y el capataz general, Luis Morales Padrón. La carretera era una de las paradas obligatorias en la famosa ruta de los sábados que realizaban estas tres personas junto a Jesús Soto y Antonio Álvarez, para comprobar el estado de ejecución de las obras.
“El resultado de esta dedicación fue una carretera de trazado sinuoso, adaptado a la línea de costa y perfectamente integrada en el entorno. Esta vía constituye hoy día uno de los atractivos turísticos de la Isla”, dice el informe.
La carretera está integrada en el Parque Natural de Los Volcanes. Durante el invierno, el oleaje que generan las borrascas noratlánticas azota con más fuerza la costa oeste de Lanzarote.
Estas olas superan con frecuencia los seis metros de altura y velocidades de treinta nudos: “El impacto de estas olas contra la costa convierte la energía cinética de la masa de agua en energía de presión que, cuando penetra en las oquedades de las coladas volcánicas, arranca piedras de gran tamaño. De esta forma, la costa se ve erosionada año tras año. Dado que por su propia razón de ser, el trazado de la carretera discurre próximo al litoral, con cierta frecuencia la regresión de la costa pone en peligro tanto la estabilidad de algún tramo de la carretera como la seguridad de las personas que transitan por ella. Esta circunstancia se ha dado en cinco ocasiones en los últimos treinta y cinco años”.
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1 Mariano Lun, 23/09/2024 - 07:45
2 Tierra Lun, 23/09/2024 - 08:46
3 Tierra Lun, 23/09/2024 - 08:46
4 Tierra Lun, 23/09/2024 - 08:47
5 Eliminenla y punto Lun, 23/09/2024 - 10:30
6 Playero Lun, 23/09/2024 - 11:04
7 Andrés Lun, 23/09/2024 - 11:44
8 Lagunero Lun, 23/09/2024 - 11:59
9 Cuidado ingenieros Lun, 23/09/2024 - 12:28
10 Fetiche por el piche Lun, 23/09/2024 - 12:46
11 Juan José Lun, 23/09/2024 - 13:49
12 René Lun, 23/09/2024 - 19:31
13 Anónimo Mar, 24/09/2024 - 16:54
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