Árboles artificiales. Árboles simulados
Atribuyen al arquitecto Juan Palop el diseño de un parque urbano en Naos, muy cerca de la planta de biogás autorizada por el Gobierno de Canarias y que cuenta, además, con las bendiciones del equipo de gobierno liderado por el PP de Ástrid Pérez.
El proyecto ha sido recuperado por CC y presentado al Cabildo de Lanzarote para su consideración. Afectaría a nueve mil metros cuadrados, y debería tener la conformidad de la Autoridad Portuaria pues parte del parque estaría en suelo de su titularidad. El proyecto contaría con “árboles verticales con jardinería vertical local”, que no se bien en qué se traduciría, tanto en lo referido al concepto de “vertical” como el de “local”, y no le arriendo la ganancia cuando el permanente tiempo del norte lleve hasta el lugar y hasta el propio puerto deportivo los efluvios de la actividad generada en la planta de biogás. Diría que la querencia por las extravagancias no tiene límites.
Cuando la ciudad de Las Palmas creció hacia el mar, principalmente en la zona de San Telmo, no se tuvo reparos en plantar toda suerte de vegetación en esos rellenos, y si alguien albergó alguna duda sobre si ese suelo tendría la capacidad de albergar arbolado, el tiempo transcurrido nos muestra cómo de bien se han desarrollado en todas estas décadas. Parte del suelo de Puerto. Naos ha sido ganado al mar, y no sé si esta es la razón para no pensar que en ese suelo pueda acoger arbolado (natural).
Ni comparto ni entiendo lo de los árboles artificiales, como tampoco aquello de las Bioesquinas que el mismo arquitecto propuso en el marco de “Arrecife, capital de la Biosfera”, que vienen a ser unas estructuras sobre cuya parte alta plantar elementos vegetales. Diría que, de nuevo, hablamos de árboles artificiales. Con un coste elevadísimo, en torno a los trescientos mil euros por instalación, para unos discutibles resultados en cuanto a la transformación que supondría para el espacio urbano, aún hay quien se apunta al carro de demandar su instalación, a pesar de lo insostenible de la inversión. La construcción y el mantenimiento de esas estructuras que pretenden suplir las bondades de un ejemplar vegetal no parecen de recibo, pues la sostenibilidad comienza en lo económico. Para mí que con lo que cuesta una Bioesquina como las propuestas se arbola una calle completa y el beneficio se extiende a toda una vía, suponiendo que una Bioesquina tenga un beneficio y, en caso afirmativo, tocaría saber para cuántas personas y a cuánta superficie. También, pienso si la relación entre el coste y el supuesto beneficio guarda alguna relación de proporcionalidad, pues estamos hablando de doce millones de euros para culminar el proyecto tal y como ha sido propuesto. A ver si lo que está detrás va a ser inventar estructuras que conlleven la realización de proyectos por los que facturar.
Arrecife no necesita más ocurrencias de nuestros gobernantes, ni especialistas en estructuras que hacen árboles artificiales y resultan tan poco sostenibles. Arrecife demanda un jardinero, un paisajista o algo de esa cuerda que a lo que acuda es a los recursos que la naturaleza pone a nuestra disposición para regocijo estético, espiritual y mental, de manera que complemente la tarea urbanística.
“Arrecife, espacio de salud”, sería una magnífica medida para vender la ciudad a sus habitantes y a sus potenciales usuarios. Y ya que no podemos ser una modélica capital de la Biosfera, ni estamos en disposición de vender un singular conjunto de interés urbanístico ni histórico; ya que no podemos ser un destino gastronómico total, ni comercial, la aspiración podría pasar por que plantemos toda la ciudad de árboles, al tiempo que el sol y el viento sean los que alimenten el proceso de desalación de agua y las que generen la energía que consumimos. Lo cierto es que, ni a corto ni a medio plazo, parce existir otra salida para revertir el estado de una ciudad tan injustamente maltratada, y se demanda la obligada reflexión de lo que debe ser el espacio público, pues, más que de un sosegado proceso, la cosa parece ir de opiniones que descalifican otras opiniones y, así, no hay manera de avanzar. No se percibe que al ayuntamiento de la capital le interese lo más mínimo tal debate ni nada parecido a un proceso de participación, y “el que quiera opinar que se presente a las elecciones”, dirán. Para gestionar -así de mal- el municipio, ya se han venido apañando solitos nuestros alcaldes de todos los colores políticos durante un montón de décadas.
Comentarios
1 Leon Jue, 05/05/2022 - 10:56
2 Gurfin Sáb, 07/05/2022 - 22:27
3 \//\ Dom, 08/05/2022 - 04:40
4 Parece Lun, 09/05/2022 - 11:55
5 Gurfin Lun, 09/05/2022 - 14:33
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