SOCIEDAD

Skateboard, el mundo sobre ruedas

Lanzarote cuenta con cientos de seguidores de esta disciplina deportiva convertida en tribu urbana

Kyun Park Soto es una estrella del skate en Lanzarote. Fotos: Adriel Perdomo.
Lourdes Bermejo 0 COMENTARIOS 29/12/2019 - 09:17

Aunque en Lanzarote hay cientos de aficionados al skateboard, puede que alguna de las personas con las que se cruza por la calle con su tabla bajo el brazo ni siquiera sepa patinar y utilice el skate como un simple complemento de moda, tal es la implantación de esta disciplina en la actual cultura urbana.

El skateboard nació en California en los años 40 como alternativa para surferos en los días sin olas y durante décadas estuvo vinculada a bandas juveniles, delincuencia, drogadicción y violencia, sobre todo en las grandes ciudades.

Sin embargo, en los últimos años se ha desprendido de su estigma y, hoy por hoy, es una de las aficiones preferidas de jóvenes de entre 12 y 25 años, aunque el patinaje en tabla se practica desde los 3 a los 50 años, sobre todo en el sector masculino. 

Eso sí, “las chicas cada día se están animado más y, de hecho, acaba de celebrarse un torneo femenino en Lanzarote”, apunta Cristian Soria. Este argentino afincado hace casi dos décadas en la Isla es propietario del establecimiento Pampero, referente de los aficionados, y uno de los impulsores del skate en Lanzarote.

Otros nombres propios del mundo skater isleño son los hermanos Diego y Gustavo Rosende, gestores del Extreme Center, el parque abierto en Playa Honda hace cuatro años y que fue pionero en el archipiélago con sus rampas bowl y big jump.

La apertura de este parque a cubierto supuso un antes y un después en la implantación social del deporte. El centro es una escuela tanto para niños como adultos y el hecho de que se ubique en una nave cubierta y cuente con comodidades como una cafetería y zona de esparcimiento, es un plus “sobre todo los días de mal tiempo”.

También existe otra escuela en el norte, que gestiona Jacobo Cáceres. Ambos centros y sus responsables han adquirido cierta responsabilidad social. “Los profesores tienen enorme paciencia con los chicos e intentan llevarlos con sus conocimientos por el camino adecuado”, explica Kyun Park Soto una de las estrellas locales del skateboard. Kyun es mitad coreano, mitad lanzaroteño y nació en el Puerto de La Luz, en Gran Canaria. “O sea, que lo tengo todo”, bromea.

Con varios campeonatos a sus espaldas, el joven solo tiene un consejo para quienes quieran empezar a patinar: “La pasión. Desearlo con todas tus fuerzas y estar dispuesto a esforzarse, porque va a haber que superar golpes mucho más fuertes que en otros deportes y si le coges miedo a la tabla, se termina abandonando”, dice.

En su caso, empezó a los ocho años, siguiendo los pasos de su hermano mayor, cuando su familia se trasladó a vivir a Arrecife. “Ahora tengo 35 años, así que ya he visto pasar dos generaciones”, explica Kyun, que subraya las bondades del skateboard.

“Lo malo es que cuesta mucho aprender; lo bueno es que, cuando ves que empiezas a superarte, te sube la autoestima. Además, es la mejor forma de socializar. He visto a muchos pibitos tímidos, que patinaban solos o venían con sus padres, y que, poco a poco, fueron relacionándose con amigos, preguntando a los skaters mayores... Es una buena terapia para los que se pasan horas encerrados en su mundo, en internet, lo que ahora pasa mucho”, dice.

La fama de cultura suburbial que arrastró el patinaje en tabla no fue precisamente una buena carta de presentación en la Isla. “Cuando era pequeño, las entidades públicas apoyaban los deportes mayoritarios, balonmano, baloncesto... Recuerdo que nosotros mismos construíamos pistas rudimentarias con los cartones duros que se empleaban para la cartelería de las campañas electorales. Nos íbamos a espacios abiertos, hacíamos una caseta, una rampa, y pasábamos el día”, cuenta Kyun.

El mundo skate pide “como el resto de los sectores deportivos y culturales”, más atención por parte de las instituciones. Desde que se abriera el skate park de Arrecife, hace más de una década, este parque se ha convertido en el principal punto de encuentro al aire libre para los patinadores de la Isla. Un recinto que adolece, sin embargo, de falta de mantenimiento por parte de la administración municipal, por lo que “los propios skaters se encargan de evitar acciones vandálicas, aunque no siempre se puede”, dicen los aficionados. “Hay que tener en cuenta que el deterioro de las instalaciones puede resultar peligroso. Te puedes cortar con un saliente, con algún tornillo que no está sujeto”, explican.

Diego Rosende señala, asimismo, otros riesgos menos tangibles, pero igualmente perjudiciales, sobre todo para los jóvenes que practican este deporte: “El skate park del parque temático suele acoger también a personas no relacionadas con la disciplina. Se hace botellón, se deja el espacio sembrado de restos y esto deteriora las instalaciones”.

Este profesional del skate hace un llamamiento a la manutención de los parques públicos que hay en la Isla, ubicados en La Garita (Haría) Playa Blanca, Arrecife, Tinajo, Costa Teguise y la Villa. Los usuarios y los responsables de las escuelas ponen, a veces, sus medios particulares para mantener las instalaciones que hay repartidas en el territorio insular, una actitud que Kyun pide tener en cuenta: “Hace falta que instituciones y empresas apoyen el esfuerzo que se está haciendo, desde la base, las escuelitas... Estos chicos se están esforzando mucho, echan muchas horas de forma altruista, asumiendo, incluso, el mantenimiento básico de las instalaciones, lo que corresponde a las administraciones”, argumenta.

Tribu urbana

La tabla sobre ruedas es mucho más que una disciplina deportiva. A su alrededor ha proliferado toda una iconografía que incluye vestimenta y música asociada a la actividad, al estilo de lo que ocurre con las llamadas tribus urbanas. Cristian asegura, sin embargo, que la utilería skate no es excesivamente cara: “Una tabla excelente no llega a los 70 euros y, con un poco de mantenimiento, dura meses”. Otra cosa son las zapatillas, que “tienen mucho desgaste” y son más costosas al tratarse de un calzado técnico, aunque son muy demandadas fuera del circuito porque gusta su estética. 

La tabla sobre ruedas es mucho más que una disciplina deportiva. A su alrededor ha proliferado toda una inconografía que incluye vestimenta y música asociada a la actividad, al estilo de lo que ocurre con las llamadas tribus urbanas

La vestimenta skater es, evidentemente, cómoda y “vista desde fuera, puede parecer similar a la del surfero”, dice este comerciante, que reconoce el paralelismo de estos dos mundos, aunque solo en algunas cuestiones: “Es muy raro que un surfista no tenga una tabla, pero no ocurre al contrario”.

En el blog especializado Skatebrenda se hace alusión a las supuestas características que definen a un skater, aunque señalando la flexibilidad de gustos entre los aficionados a la tabla. Así, entre los estilos musicales preferidos se señala el rock, heavy y también hip hop y ska. Multitud de tablas están decoradas con los nombres de bandas señeras como Metallica o Iron Maden.

Como todo grupo cultural contemporáneo, los skaters tienen sus mitos. Kyun Park, él mismo un ídolo en Lanzarote, dice admirar a la estrella californiana Chris Cole o los españoles Benjamín Bermejo y Pablo Pérez. Entre los canarios destacan Benji Perdomo y en Lanzarote Adrián Santos y Josito Hernández.

La afición crece en la Isla, según confirma Diego Rosende, que aporta el dato del éxito de la convocatoria de la Copa Canaria, que se celebra cada noviembre en el parque cubierto de Playa Honda. “Este año fue seguido por 700 personas, 200 más que el año pasado”, cuenta Diego.

También se han incrementado los premios, gracias a los patrocinadores, tanto firmas comerciales como las instituciones insular y municipal en las cuatro categorías: Sub12 (que congregó a 23 competidores de varias islas que acudieron con sus familias); la novedosa categoría Femenina, que celebró su segunda edición con siete concurrentes; la categoría Sub16, con 13 participantes y la categoría Open, a la que acudieron 18 deportistas.

El próximo reto es convertir a la Isla en la primera de Canarias, sede del circuito nacional. Lanzarote tiene a dos competidores que han dejado el pabellón muy alto en la reciente prueba ‘O Marisquiño’  celebrada en Vigo, “donde quedaron en los puestos 24 y 32 entre 120 participantes”, indica Diego, que ve necesario “que los competidores viajen, se midan con otros deportistas de alto nivel, compitan por premios sustanciosos y hagan contactos”, explica, aunque la Isla empieza ya a labrarse un nombre en el circuito.

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