La psicóloga Guacimara Hernández atiende en su consulta de Arrecife y también en la sanidad pública, desde hace tres años, en el Centro de Salud de Titerroy
Radiografía de la salud mental en Lanzarote: “El suicidio se puede prevenir”
La psicóloga Guacimara Hernández atiende en su consulta de Arrecife y también en la sanidad pública, desde hace tres años, en el Centro de Salud de Titerroy
Guacimara Hernández acumula 14 años de carrera profesional como psicóloga y compagina su consulta particular con su trabajo en el Servicio Canario de la Salud (SCS), en el Centro de Salud de Titerroy. Cada día atiende a más de una decena de pacientes. Los perfiles a los que presta apoyo son variados: en su consulta, principalmente, a niños, al haberse especializado en psicología infantil. También trata a adolescentes, con la ansiedad, la conducta o los malos hábitos como principales problemas. “En los niños hay de todo, es una gama amplia, sin embargo, en los adultos destacan la depresión y ansiedad”, matiza.
Para esta psicóloga, la época actual es “un poco complicada”. La tecnología, que se encuentra en casi todos los ámbitos, y el sistema de recompensa a cambio de portarse bien, que antes no era tan habitual, derivan en dificultades en la niñez y la adolescencia y, en algunos casos, en problemas de conducta.
El bullying “sigue siendo” un problema entre los jóvenes de Lanzarote, pero desde la experiencia de Guacimara cada vez va a menos. “Enseguida se activa el protocolo, hablamos con ellos, con el colegio o el instituto”, señala la psicóloga, que destaca que la Consejería de Educación “se ha reciclado” en esta materia y hay más agilidad. Al igual que en temas como la igualdad, pues cada vez son más habituales en los centros educativos la realización de “charlas del perdón y las emociones”.
También ha aparecido la figura del psicólogo en los propios centros educativos: “Según me contaba un paciente el otro día, ponen en una cartulina lo que necesitan, la colocan en un casillero y la psicóloga los va citando según las necesidades”. Es una muestra de que en Educación “hemos avanzado”.
En la sanidad pública, el perfil que atiende es el del adolescente, a partir de los 16 años, y el adulto. Los casos más habituales suelen ser por ansiedad y depresión, “también trastornos adaptativos” y problemas derivados de las circunstancias laborales. En este campo, “la gente aguanta mucho y normaliza ciertas situaciones” que luego trae consecuencias en la salud mental.
Hay servicio de psicología en todos los centros de salud de la Isla, si bien Titerroy y Valterra son de los que atienden a más cartillas sanitarias y más lista de espera acumulan, hasta cinco meses. En el resto suele ser la mitad. Para Guacimara, los centros de salud con más carga deberían contar con dos o tres especialistas, para que los tiempos de atención sean los óptimos.
Tras la pandemia
La pandemia que obligó al confinamiento en casa tuvo impacto en la salud mental de los más jóvenes. “A raíz de ello, la ansiedad aumentó muchísimo”, señala la experta. También aumentaron los episodios de suicidios. A fin de cuentas, el Covid hizo que todo se cerrara, también la mente. “La mente no tiene la capacidad de estar entretenida tantos meses y menos por obligación”, cuenta la psicóloga. El uso intensivo de tecnología hace que se vaya “para atrás” a la hora de comunicarse. Sin embargo, los jóvenes ahora “están diciendo más los problemas que tienen, lo cual es súper positivo”, asegura. Para la psicóloga, las anteriores generaciones anteriores si tenían un pensamiento negativo no lo contaban mientras que ahora “hay más libertad” a la hora de abrirse.
Hernández anima a que la gente pida ayuda: “Normalizamos la tristeza”
Respecto a los suicidios, aunque en Lanzarote sean relativamente frecuentes (37 entre 2021 y 2022, según cifras oficiales), la psicóloga destaca que ya “no es un problema” decir en casa que se tiene un problema, que se tienen pensamientos extraños o que se quiere ir al psicólogo, algo que no sucedía antes. “El suicidio se puede prevenir”, asegura la experta, quien cree que las charlas en los centros educativos son “muy útiles”. A fin de cuentas, explica, los problemas “están ahí” y a algunas personas le afectan más y a otros menos. “Hay gente que necesita ir al psicólogo y otros al psiquiatra, pero cuanto más se hable del tema mejor podemos prevenirlo”, matiza.
En sus inicios, cuando comenzó en la profesión, Hernández recuerda que la gente le daba nombres falsos e iba con gafas. “Ahora que estoy en la sanidad pública, no veo que la gente se oculte, sino que entra con ganas”, cuenta, y se alegra: “Se ve que algo hemos avanzado”. Por eso mismo anima a que la gente pida ayuda porque, en su opinión, “normalizamos la tristeza”. De hecho, se ha encontrado casos en los que los pacientes han expresado que llevan hasta 40 años estando mal. “Igual que si nos rompemos una pierna hay que operarse”, en materia de salud mental también “hay que pedir ayuda”. Hay personas que “con muy poca terapia” ya tienen “herramientas para seguir con su día a día”, asegura.
Esta psicóloga entiende que cada vez la espera “es mayor” tanto en la pública como en la privada. En su caso no va a coger más pacientes en lo que resta de año. “Hay que trabajar los casos y mejor dar altas para después que asumir pacientes. Si ves este trabajo como un negocio vas mal. Se trata de salud y hay que atender de la mejor manera a los usuarios”, asegura. Guacimara tiene una lista de espera importante. “Prefiero ir con los pacientes que tengo por si surge alguna crisis. Luego ya abriremos agenda nueva”, concluye.
Guacimara Hernández lleva atendiendo desde hace varios meses a personas trans. La psicóloga trata a menores en Pediatría. Su trabajo consiste en acompañar en un camino que es “bonito, pero a la vez complicado”. En cada una de sus visitas puede atender hasta ocho menores: “Cada vez son más”. También se trata de ayudar a los padres, “que a veces están muy perdidos”. Para la psicóloga es un campo en el que se ha avanzado muchísimo en la Isla, con el objetivo de que “sean felices independientemente del género”.
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