J. Méndez llega al estrellato con sus fotografías de naturaleza
El lanzaroteño se ha convertido en un asiduo de las páginas de National Geographic gracias a sus imágenes, y ha hecho de su pasión una profesión
A Juan Méndez siempre le apasionó captar momentos y recuerdos. De “pibito” le conocían en su pandilla como “el pesado que siempre le gustaba captar momentos y recuerdos”. Un par de décadas después y tras muchas horas y noches en vela, este fotógrafo autodidacta amante de los paisajes ya puede decir con satisfacción: “Estoy viviendo de la fotografía”.
Su primera cámara fue un regalo. Comenzó a fotografiar las cuevas y los charcos. Después vendría la fotografía nocturna: la luna fue su inspiración. “Me atrapó”, dice. Explica que esta atracción le permitía dedicarse a lo que de verdad le gusta, además de alcanzar “momentos de paz” a la espera de captar la imagen de la luna o un mar de nubes, que le transmiten “mucha tranquilidad”.
Fue gracias a la repercusión de sus imágenes como aficionado que publicaba en sus redes sociales que una reconocida publicación de naturaleza como es National Geographic se interesó en su trabajo amateur y se planteó dejar de ser repartidor de fruta para dedicarse profesionalmente a la fotografía.
Hace tres años de eso y ya va por la octava fotografía publicada en la revista especializada. La primera imagen por la que se interesaron en la revista internacional fue la de un velero a su paso por Papagayo alumbrado por un sol de atardecer poco usual en el cielo de Lanzarote al que corona un rayo verde.
La naturaleza quiso en ese momento darle el espaldarazo a su incipiente carrera como fotógrafo. La última fotografía publicada en National Geographic es la de un escalador alumbrado por una gran luna, una imagen que le costó cuatro meses conseguir gracias, en parte, a la desinteresada colaboración de su amigo Jesús, el protagonista de la foto que ha girado por todo el mundo.
Explica que solo existen seis posibilidades al mes para conseguir esa esfera lunar que le ha vuelto a hacer famoso entre los aficionados a la naturaleza. Como también relata para la revista dice que pasó esos meses “recorriendo diferentes lugares de la isla de Lanzarote buscando el lugar idóneo para la toma”.
“No encontrábamos piedras planas con la altura adecuada y unas medidas proporcionadas con el tamaño del escalador. Además también debíamos coordinar que, durante su tránsito, la luna quedara perfectamente encuadrada detrás de este”, detalla.
Juan Méndez (j.mendez.fotografia en Instagram), a la espera de la instantánea perfecta. Fotos: Cedidas.
Este fotógrafo autodidacta se muestra orgulloso de poder vivir de lo que le apasiona
“En aquellos lugares con posibilidades para la imagen siempre aparecían la bruma, la calima o algunas nubes en el horizonte que dificultaban la fotografía”, continúa. “Tras diferentes intentos a lo largo de varios meses recorriendo la zona norte de la Isla, al final dimos con Guinate. Mi buen amigo Jesús hizo gala de una paciencia infinita montando y desmontando el equipo en incontables ocasiones y esperando el momento idóneo durante decenas de sesiones. Pero al final, el trabajo dio sus resultados: fueron varias jornadas de madrugones, planificación y espera hasta encontrar el momento perfecto en que el escalador, la luna, las nubes y demás elementos encajaran de forma correcta”.
Relata que, a pesar de este último logro y su proyección internacional, para él la imagen más importante es la de un icono de la tierra que le vio nacer, el diablo de Timanfaya, por lo que representa: Lanzarote y la obra de César Manrique.
Detalla el laborioso proceso de producción de esa captura con todos los ingredientes: la montaña, el sol... Para que exista una perspectiva a su gusto solo puede verse en el equinoccio de invierno, si bien solo hay dos meses propicios para capturar el momento deseado y dos carteles que cumplen con sus requisitos: el del Centro de Visitantes y el otro ubicado justo antes de la caseta de venta de tickets.
La colaboración con National Geographic, que coincidió con el nacimiento de su hijo, le ha abierto muchas puertas, aunque ahora, una vez que ha decidido abrirse un hueco como profesional de la fotografía en Lanzarote, no puede dedicar todo el tiempo a captar esos momentos únicos del paisaje, sus imágenes preferidas.
Aún así, ha comenzado a explotar otros recursos como el retrato y a trabajar sobre las peticiones que sus clientes le realizan de la forma más artística que conoce. “Aún queda mucho por aprender”, comenta el fotógrafo autodidacta, que se muestra orgulloso de poder hacer valer su profesionalidad aunque sea en bodas, bautizos y comuniones ya como profesional autónomo.
“La fotografía nocturna me atrapó porque me gusta y me transmite paz"
Algo que le ha permitido dedicar también las horas y jornadas necesarias a captar la luz y el paisaje ansiado. Experiencias a las que, durante su primeros años de fotógrafo amateur, no pudo dedicarse por completo al tener que compaginar los madrugones con su jornada laboral como repartidor de fruta.
Juan ve cumplido ahora un sueño que veía lejos de convertirse en realidad tras una difícil infancia en una familia desestructurada y una juventud no exenta de sobresaltos. Los astros y el cielo canario son una constante en su búsqueda de la fotografía perfecta. Trabaja ya en la posibilidad de editar su propia publicación con una recopilación de sus mejores imágenes cuando cuenta con tan solo 37 años de edad. Así mismo, proyecta montar una exposición de cara a la agenda de otoño del Cabildo de Lanzarote.
Dentro de la programación de las fiestas de San Ginés, se inaugura una exposición de sus fotografías con temática dedicada a Arrecife. Esta exposición estará presente en el Parque José Ramírez Cerdá.
Comentarios
1 Lanzarote Sáb, 12/08/2023 - 12:15
2 Arrecifeño Sáb, 12/08/2023 - 23:00
3 Toti Dom, 20/08/2023 - 11:17
4 Jose Bayón Mié, 04/09/2024 - 22:07
Añadir nuevo comentario