EL PASEO
Por Saúl García
Parece que las instituciones de la Isla se han convertido en el típico manirroto que, cuando no sabe qué hacer, sale de compras. O de fiesta
Para comprar algo con el dinero que sobra a final de año no hace falta ni mucha planificación, ni mucha imaginación, ni nada parecido. Más bien lo contrario. Parece que las instituciones de la Isla se han convertido en el típico manirroto que, cuando no sabe qué hacer, sale de compras. O de fiesta.
En los últimos días el Cabildo ha comprado 42 viviendas en Playa Blanca para alquiler asequible y la Casa del Cabrerón por 600.000. Además, será cuestión de tiempo, pero acabará comprando El Mercadillo, en la Calle Real. El Ayuntamiento de Arrecife ha anunciado la compra del edificio Magma por 1,1 millones para trasladar la Oficina Técnica y el de la Harinera Lanzaroteña por tres millones.
No dan mucha confianza los antecedentes. La estrella de las compras fue la Casa de don Fermín, que ya ha costado unos cinco millones y no va a servir para el destino para el que se adquirió, como Museo Arqueológico. En 2019 el Cabildo compró el solar del molino de Cabo Pedro por más de dos millones para hacer un bulevar peatonal y aún no se ha hecho nada. También compró la Casa del Cura, en Haría, para hacer un Centro de Interpretación del Palmeral y cuando quiera abrirlo, ya no habrá palmeras. En 2023, el Gobierno compró la Casa Torres, en Teguise, y San Bartolomé compró la Molina de Juan Armas. No se ha vuelto a saber nada de su destino. Tampoco se ha sabido nada más del edificio de Correos, que al final no se compró y tampoco se sabe si se va a comprar y si era para el Museo del Mar o el Arqueológico.
En algunos casos parece que las compras actuales obedecen más a las necesidades del vendedor que del comprador, como el edificio Magma o El Mercadillo. Son inmuebles que tienen difícil salida en el mercado privado y que pertenecen, en los dos últimos casos, a dos de los grandes grupos empresariales locales. Y con este trato, desde luego, lo van a seguir siendo.
En otros casos se trata de ideas antiguas, como la de la Harinera o El Cabrerón, que a pesar de ser antiguas, sus destinos son tan inciertos como etéreos: centros sociales o culturales. Se supone que se compran porque hay un proyecto que se quiere desarrollar. Pues no. Lo fácil es comprar y ya veremos lo que hacemos.
Comentarios
1 Jesus Lun, 30/12/2024 - 09:08
2 Arrecife Lun, 30/12/2024 - 11:48
3 Olvido Lun, 30/12/2024 - 13:44
4 Anónimo Lun, 30/12/2024 - 13:57
5 Fernando Mar, 31/12/2024 - 09:51
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