DESTACAMOS

El reto de redescubrir El Jable

Varias iniciativas ponen sobre la mesa la necesidad de dar a conocer los valores de este espacio natural para reclamar su conservación

Saúl García 0 COMENTARIOS 26/12/2024 - 06:41

Está a la vista pero se hace invisible. Se ve pero es un gran desconocido. El Jable es un espacio natural que pasa desapercibido, pero necesita atención. Varias iniciativas intentan sacarlo de su ostracismo para advertir de la necesidad de conocimiento y de conservación de este hábitat.

La asociación de defensa del medioambiente Viento del Noreste (proyecto Desert Watch Lanzarote) organizó a principios de noviembre el segundo bloque de las conferencias que comenzaron en septiembre bajo el nombre El Jable: un ecosistema (des)conocido. En esta ocasión se habló del hábitat y sus moradores. Las conferencias finalizarán en 2025 con unas jornadas dedicadas a las aves que conviven en este espacio.

En el segundo bloque participó el etnobotánico e ingeniero técnico agrícola Jaime Gil, que habló de las semillas y los insectos, la biodiversidad invisible. De otros habitantes tan minúsculos como desconocidos, los isópodos, habló Raúl Orihuela en su conferencia Crustáceos en un mar de arena. La ingeniera agrícola Marta Peña Hernández y el edafólogo Pedro Agustín Padrón hablaron de la historia agrícola de este espacio en el que el agricultor maneja el viento y la arena, en lugar del agua, para obtener mejor rendimiento. Es un lugar que parece inhábil para la agricultura pero donde hay una auténtica cultura del jable.

En esas jornadas se habló de El Jable como refugio agrícola cuando las cosas han ido mal, principalmente con el cultivo de la batata en el siglo XX y algunas grandes sequías. En aquel momento, la batata permitió la subsistencia. Es un espacio con un capa de valor sobre otra: la cultural, patrimonial, agrícola, la fauna, la flora... Se habló de la importancia que puede tener aún la agricultura y cómo, si la tierra se planta, se puede obtener mayor beneficio en un año con la venta del producto que vendiendo la tierra.

El Jable es un espacio que pasa desapercibido, pero necesita atención

También se alertó del estado de algunos suelos, desecados tras las extracciones de arena y donde no se ha producido una restauración para no dejarlos improductivos. Muchos de los permisos de extracción han incumplido con las condiciones de la explotación, afectando gravemente a la biodiversidad. Los expertos pidieron más estudios a fondo del espacio y de las consecuencias de estas extracciones de arena, que son una de las amenazas más evidentes del espacio. Por otra parte, el aporte de jable desde el océano ya se ha frenado, por lo que no hay nuevos aportes para sustituir el material que se extraiga.

En esas jornadas,  Aurora Torres, investigadora en ecología y ciencias de la sostenibilidad habló de las extracciones de arena en el mundo y su uso, y de la arena como el ingrediente secreto del Antropoceno y cómo es un desafío de sostenibilidad.

Cortometraje

Otra de las iniciativas es el cortometraje El Jable, producido Ecologistas en Acción y dirigido por Bruno Atkinson, que se presentó en la Muestra de Cine de Lanzarote y se proyectó en el Cine Atlántida con un coloquio posterior en el que participó el director, Nona Perera representando a la asociación ecologista, y Jaime Gil.

El Jable es un corto en el que un grano de arena recorre la isla de Lanzarote y va aprendiendo del mundo del turismo y descubriendo su lado oscuro: la extracción ilegal de arena, según el propio director. “En profundidad, se trata de la manera en que percibimos un paisaje, en este caso El Jable, la manera en que esa percepción puede ser manipulada y la importancia de cambiar este modo de ver para poder protegerlo”.

En el cortometraje, de nuevo, se evidencia la aparente invisibilidad de los valores de El Jable: para los habitantes de la isla, para los turistas e incluso para los estudios de impacto ambiental que aportan los permisos de extracción, que intentan quitar valor al espacio.

Y sin embargo, son muchos sus valores. “Es una estrategia antigua, que se llama terra nullius (tierra vacía) que históricamente se ha utilizado en las lógicas de colonialismo para robar tierra de poblaciones indígenas y explotar sus recursos naturales”. “Y el problema -añade- es que se trata de una profecía autocumplida: lugares que se perciben como desiertos se desertifican, porque si se extrae de ellos, el suelo se vuelve biológicamente estéril”.

“¿Hay algo ahí?”, se pregunta Atkinson. “Sí, pero mucho está escondido”. El director pone en valor acontecimientos que pasan desapercibidos, como la transferencia de semillas en el aire o la existencia de estas semillas en el subsuelo entremezcladas en El Jable, las aves, las plantas que solo florecen una vez al año... El director apuesta por trabajar “nuestra percepción, nuestro modo de ver y entender”.

Atkinson apuesta por trabajar “nuestra percepción, nuestro modo de ver y entender”

La película, en definitiva, trata de difundir los valores patrimoniales, naturales y culturales de El Jable “para aumentar el grado de responsabilidad que tenemos sobre la correcta gestión de este ecosistema, al ser variadas las amenazas que ponen en riesgo su conservación, mantenimiento y usos sostenibles”. Destaca que en la actualidad, ante el Servicio de Minas del Gobierno de Canarias hay seis solicitudes de distintas empresas para extraer arena en este lugar, que es la única zona minera que hay en la Isla para este tipo de material.

Nona Perera, por su parte, insistió en la invisibilidad: “Que con este corto pudiéramos encontrar algo, algún detalle sutil, puede que minúsculo, incluso invisible o irreconocible a simple vista que nos conecte con el ecosistema de El Jable y nos permita levantarnos para defenderlo”.

Dijo que la superficie de El Jable es significativa, al igual que su biodiversidad y capacidad agropecuaria: “Es una despensa, un reservorio que produce alimentos de alta calidad, pero hasta ahora, todo este conocimiento no ha servido para garantizar su continuidad, ni siquiera la vida vegetal y animal de especies silvestres que alberga”. 

“Suele ser desconocido para la ciudadanía que no depende de él para vivir y eso lo que conlleva es su falta de aprecio, pasividad ante la necesidad de que la ciudadanía ejerza su potencia y valía”, señaló.

Añadir nuevo comentario