“Debemos ser un puerto seguro para las víctimas de violencia de género”
Isabel Martín Tenorio, consejera de Bienestar Social del Cabildo de Lanzarote
-¿Qué cambios ha realizado a su llegada a la Consejería de Bienestar Social de Lanzarote?
-Fundamentalmente, una reestructuración completa de este servicio, que es muy amplio e incluye dependencia, discapacidad, mujer, igualdad, diversidad, menores, personas sin hogar... Cuando llegamos, todo pendía administrativamente de Bienestar. Ahora hay varias coordinaciones con personas al frente. Por un lado, está la coordinadora social y de la unidad de igualdad, violencia de género y diversidad; Por otro, discapacidad, menores, dependencia y salud mental; en tercer lugar, el servicio de adicciones y, por último, hay otra coordinadora de las prestaciones de emergencia. Es decir, hemos revertido la antigua coordinación piramidal por otra que resulta mucho más eficaz, y eso se ve en todos los servicios.
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-¿Cómo ha afectado esto al servicio de atención a la mujer?
-Sobre todo, aportando un nivel de cercanía con los usuarios que antes no existía. Es duro decir esto de nuestra administración en un tema tan sensible, pero cuando llegamos había una lista de espera de treinta o cuarenta mujeres. Estas dependencias funcionaban casi como un circuito, mecánicamente. Apenas daba tiempo a cuidar el trato humano, con colas de una hora en la calle. Eso ha desaparecido. La decisión ha sido política, tomada con la total implicación de la presidenta del Cabildo, María Dolores Corujo. Una administración como esta, que trata con víctimas de violencia de género, debe ser un puerto seguro para quien lo ha perdido todo y viene aquí en busca de ayuda, en busca de dignidad, porque la violencia de género denota casi siempre otros problemas vitales, desatención educativa o de los progenitores en la infancia, desarraigo familiar precarización laboral… Una mujer en esta situación no puede salir con una cita para dentro de una semana.
-¿Cómo repercutió el confinamiento en los casos de violencia doméstica?
-Tuvo una repercusión muy negativa por los meses de sufrimiento y lo que tuvieron que aguantar las mujeres, y también un aspecto más positivo: cuando se levantó el estado de alarma, muchas dieron el primer paso para salir de su situación y notamos un incremento en la llegada de mujeres al servicio. Con el levantamiento de las medidas de movilidad, el maltratador pierde la sensación de control sobre la mujer y se recrudece la violencia. Hay un momento en el círculo de la violencia de género que es único para poder intervenir por parte de las instancias competentes y es cuando la mujer explota, se rebela contra la agresión y pide ayuda. Es el único momento en el que podemos acceder a ella, a través del acogimiento. Si pasa este momento, sigue la secuencia de maltrato a la fase de luna de miel y hemos perdido la oportunidad. Por eso priorizamos la atención rápida, una primera valoración que nos vaya marcando el camino. Así que hay que tener siempre la puerta abierta.
“La coordinación con las asociaciones es un paso importantísimo”
-Otra prioridad es el segmento de edad de las adolescentes.
-Hemos notado un incremento altísimo de agresiones sexuales a jóvenes. Hay un elemento a tener en cuenta, que es las redes sociales. La imagen que se está dando. Hablo ya por sentido común, porque tengo una hija de 20 años y veo el nivel de perfección de las imágenes que se suben a Instragram y que puede derivar en una auténtica esclavización a estos estándares, por no hablar de las letras hipersexualizadas de algunas canciones. Estas tendencias no se lo están poniendo fácil a las mujeres de hoy en día.
-¿Qué papel juegan las organizaciones de mujeres en la Isla?
-Desde el mes de diciembre pasado hemos dado un paso importantísimo en la coordinación con asociaciones como Mararía, con la plataforma feminista o Médicos del Mundo, que está muy enfocada en los casos de prostitución o de trata, que son muy numerosos, casos que también acreditamos en el departamento. Además, por primera vez estamos atendiendo a mujeres trans. Es un paso importante en igualdad porque hasta hace poco no se las reconocía como víctimas de violencia de género, cuando es una realidad. Atendemos a las transexuales como mujeres que son, con el añadido de vulnerabilidad desde el punto de vista de inserción social, de inclusión laboral... También en este aspecto tenemos muy buena coordinación con los colectivos LGTBIQ+, que nos derivan los casos.
Recientemente, se ha creado el servicio de datos en el Área de Bienestar Social. Se trata de un aplicativo que, dentro de seis u ocho meses aportará ya un corpus de datos para hacer un diagnóstico y, por tanto, “poder acometer un proyecto de planificación en condiciones”, indica la consejera insular de Bienestar Social, Isabel Martín Tenorio.
La responsable cabildicia insiste en que el concepto general de bienestar social tiene que estar totalmente integrado, incluso en la ley, “como lo está, por ejemplo, el derecho a la sanidad”. Una meta hasta ahora que no se cumple “ni culturalmente, ni socialmente, ni siquiera a nivel funcionarial o por parte de quienes ejercemos el liderazgo político”, asegura Martín Tenorio, que considera necesario un cambio del concepto “de perdón y caridad, al estilo católico de administrar el favor, a otro que suponga una interiorización del bienestar social como derecho”.
El reto es ímprobo, pero la recompensa ya empieza a dar sus frutos: “En este ámbito, todos los días hay algo triste, pero también cada día hay algo bonito: ver cómo salen adelante muchas mujeres, personas que vinieron agachadas y, conforme pasan los días y las semanas, van levantando la cara, la cabeza y un día entran por la puerta con seguridad, con aplomo y autoestima. Eso no tiene precio”.
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