El color canelo del paisaje conejero engaña bastante. “Esta Isla es seca, pero no pobre”, dice la ingeniera agrónoma Marta Peña, coautora junto a Jaime Gil de la Guía visual de la flora de Lanzarote, un libro que recupera los nombres vernáculos de las plantas y propone un viaje práctico por la enorme diversidad vegetal de una isla que alberga cerca de ochocientas especies, sólo cien menos que la exuberante La Palma.

Es la primera guía de campo insular que se edita en Canarias y una herramienta básica para explorar la naturaleza de la Isla y conocer los nombres y los usos tradicionales que la sabiduría popular dio a las plantas hace siglos. Hay sitios especialmente privilegiados, como el Jable, que nada más abrirse ante el caminante saluda con una mostacilla (Lobularia libyca) y el canto de un alcaraván.

En un metro cuadrado de arena conviven hasta 35 especies diferentes. Ocurre, sobre todo, allí donde se juntan los derrubios de las laderas con esta arenilla blanquísima, hecha con restos de pequeños invertebrados marinos.

Las cifras impresionan incluso en la propia Lanzarote, donde mucha gente apenas conoce el asombroso patrimonio agrícola y ecológico que tiene su Isla. ¿En qué mes florece el tajasnoyo y dónde podemos ver sus paraguas amarillos? ¿Quién fue Richard P. Murray y cómo es que fue el primero en describir el único endemismo del género Sedum, hallado en el Macizo de Famara? ¿Qué planta usaban los marineros para tratar las liñas de pesca?

La Guía visual de la flora de Lanzarote es una joya que despierta la curiosidad por la naturaleza y propone un respetuoso acercamiento al medio. Esta guía, escrita para el disfrute de toda la población, con una descripción botánica más técnica y un texto lleno de curiosidades del saber popular, ha sido editada por la Oficina de la Reserva de la Biosfera de Lanzarote y sus 2.500 ejemplares de tirada se distribuirán por centros educativos y bibliotecas.

Los volúmenes restantes se pondrán a la venta en las librerías lanzaroteñas y será difícil que puedan satisfacer la enorme demanda que existe en la Isla y fuera de ella (hay peticiones de otras comunidades autónomas y países).

El libro, diseñado por Francisco García Cabrera y editado en un formato manejable, pensado para llevarlo al campo, es un viaje al clima, los suelos, la geología y los distintos tipos de vegetación que conviven en apenas 850 kilómetros cuadrados de una tierra, marcada por el viento y el volcán.

No está toda la flora de la Isla: las fichas abarcan la mitad de las especies y se concentran en los endemismos, las que caracterizan al paisaje, las que tienen un gran valor forrajero y todas las plantas que un ánimo aventurero puede encontrarse recorriendo los senderos que atraviesan la Isla.

Cada planta por su nombre

Si existe una planta que simboliza Lanzarote esa es la tabaiba, nombre aborigen que procede de los mismísimos majos. “Es muy importante usar los nombres vernáculos, porque si no los hay, se trasladan de otra Isla. A veces no es que no existan, sino que se no pregunta por ellos”, explica Marta.

El índice de la guía permite buscar el reino vegetal de la Isla por su nombre popular o por su nombre científico. La recuperación de las denominaciones populares es uno de los valores del libro. “Es el que le dieron nuestros mayores y encierran un gran conocimiento”.

Familia, género, nombre científico, nombre vernáculo, tipo de protección, meses de floración, zonas de distribución y confinamiento geográfico (hay endemismos de Lanzarote, Canarias, Lanzarote y Fuerteventura y Lanzarote, Fuerteventura y Marruecos): todos los datos y mediciones del compendio floral, que abarca trescientas especies, proceden de la observación sobre el terreno que han realizado en cientos de excursiones Marta y Jaime, acompañados muchas veces de su hija Sabina, que ha crecido al mismo tiempo que engordaba el lomo de este proyecto.

Las imágenes que ilustran las guardas del libro proceden del herbario particular que tienen los autores, una colección de plantas secadas e identificadas que les resulta muy útil para sus investigaciones, a falta de un herbario público en Lanzarote.

Han sido diez años esperando las lluvias, luchando contra un viento que emborrona las fotos y caminando a contrarreloj, para poder ver unas plantas que tienen un ciclo de vida muy corto. “Crecen, florecen y fructifican en muy poco tiempo” y eso complica la labor de observar, medir y herborizar. Porque otra de las singularidades de la guía es que enseña las distintas etapas del desarrollo vegetal de las plantas, porque a veces un fruto seco o una semilla es la mejor pista para identificar una especie, como pasa con el chabusquillo.

Praderas de seba marina, saladares de mato moro, marisma y salados, matorrales de tomillo morisco, higuerilla de jable, yerba múa, el acebuchal conejero, la inaccesible yesquera en los riscos, los helechos que crecen entre las grietas del basalto… Ni en Canarias, ni en Lanzarote, ni en Fitur se conoce la inmensa variedad de comunidades vegetales que existe en la Isla. “Todo depende de la educación que recibamos”, dicen los autores. Echarse al suelo, observar los microuniversos que tenemos a los pies y trabajar la curiosidad es fundamental. “Si no conocemos, no respetamos”.

Durante su trabajo de campo, Jaime Gil y el botánico Manuel Luis Gil describieron una especie nueva para la ciencia, que sí era bien conocida por los agricultores y los pastores del Norte de la Isla: la Vicia vulcanorum, muy apreciada como alimento para el ganado y con un nombre popular (chinipilla) muy parecido al que dan los bereberes a otras especies similares.

La recolección ilegal, una amenaza

Jaime Gil, en colaboración con otros autores, también ha citado para Lanzarote veinte nuevas especies, una de ellas es la invasora Pseudorlaya pumila. que fue advertida en 2010, en las inmediaciones de Caleta de Famara. Ha sido introducida artificialmente desde el litoral atlántico de Marruecos y se prevé que se adentre en el jable en un corto periodo de tiempo.

La recolección ilegal de especies protegidas, sobre todo algunas crasas muy codiciadas por los coleccionistas, es una amenaza para la flora lanzaroteña

Otra amenaza para la flora lanzaroteña es la recolección ilegal de especies protegidas, sobre todo algunas crasas que son muy codiciadas por los coleccionistas. Igual que sucede con los fósiles, se anuncia su venta con total impunidad en diversas webs. “En Tenerife están a punto de terminar con algunas poblaciones vegetales”, advierten.

La Guía visual de flora de Lanzarote es el resultado de los trabajos de etnobotánica y agricultura tradicional que han realizado los autores en la Isla desde el año 2000. Su próximo objetivo es editar la segunda parte de Usos culturales de las yerbas en los campos de Lanzarote, que recoge una “información preciosa” obtenida de muchísimos informantes que ya fallecieron y que tenían una estrecha relación con las plantas.

“Aquí existe un conocimiento del medio increíble. Los campesinos tienen su propio sistema de clasificación, que se fija en olores y sabores, es lo que llamamos taxonomía popular, distinta a la científica, pero muy válida y en algunos casos avanzadisima”, explican.

Los campesinos más viejos conservan un nivel extraordinario de observación. Lo que a los botánicos les cuesta tardes de lupa, comparación y análisis, a ellos les puede llevar segundos. Por eso, Jaime y Marta, preocupados por la pérdida de conocimiento sobre nuestro entorno, recomiendan a todo el que salga al campo, que lo haga acompañado de una persona mayor.

“Este libro es una necesidad”, dice Alfredo Reyes, botánico lanzaroteño y director del Jardín de Aclimatación de La Orotava, en Tenerife. “Una forma de conocer Lanzarote de la mano de sus plantas”.