Este jueves sobre las ocho de la mañana se ha desplomado el techo de un garaje abandonado en la calle Tirso de Molina, justo al lado del Charco de San Ginés, y un hombre ha quedado atrapado.

El inmueble, que llegó a estar ocupado por drogodependientes, se encuentra abandonado desde hace años y tenía la mitad del techo en el suelo, además de numerosas grietas en la estructura.

En uno de los muros, que da al Charco de San Ginés, había un amplio hueco por el que podían entrar personas con facilidad. En el interior se acumula numerosa basura. El hombre que se quedó atrapado en el derrumbe, de unos 50 años, habitualmente introducía y sacaba restos de viejos aparatos electrónicos, según los vecinos consultados.

El desplome de la parte del techo que quedaba, que ha atrapado al hombre afectado, fue escuchado por los vecinos de la zona, que rápidamente llamaron al Centro Coordinador de Emergencias 112 del Gobierno de Canarias.

Aunque en un primer momento se escucharon los lamentos del afectado y luego se le dejó de escuchar, la rápida intervención de los servicios de emergencia y de la Policía Local de Arrecife, la primera en llegar, hizo que se evacuara al herido en una media hora.

Cuando estaba siendo atendido por los efectivos del Servicio de Urgencias Canario (SUC), se veía cómo el herido podía mover piernas y brazos. Fue evacuado al Hospital Doctor José Molina Orosa con policontusiones de carácter moderado, según el informe del 112.

Peligrosa ruina

El garaje cuyo techo se ha desplomado este jueves por la mañana es una peligrosa ruina en pleno Charco de San Ginés. Vecinos de la zona aseguraron a Diario de Lanzarote que han alertado de su situación en reiteradas ocasiones, mediante llamadas telefónicas a la Policía Local.

En el propio Ayuntamiento se era consciente de que un episodio como el sucedido este jueves por la mañana podía ocurrir, ya que ha acordonado su perímetro en diferentes momentos, como cuando ha celebrado eventos en esa parte del Charco, por ejemplo en las pasadas fiestas patronales. Sin embargo, no consta que se haya acordado ni su declaración de ruina ni que se haya obligado a la propiedad a demoler.

En la actualidad no había ningún precinto ni señal que advirtiese de la peligrosidad del inmueble. Después del derrumbe, el garaje, junto a cuyas paredes también es habitual ver a personas orinar y defecar, ha sido acordonado por la Policía Local.