Regalemos conciencia
Para alegría del hogar, mi hijo llegó por sorpresa de Madrid para pasar el fin de semana en Lanzarote junto a sus padres. Aparte de hablar de asuntos familiares y de su vida universitaria, y cómo no, de su pasión por el fútbol, siempre hay muchas cosas que contar. Esta vez nos compartió la historia y su impresión por la realidad de un chico marroquí, tan joven como él, que entró a España camuflado en un camión y ahora vive como puede en Madrid.
Más bien sobrevive en la física calle, durmiendo en ella por estos días de bajas temperaturas, como lo hacen muchas personas vulnerables, españolas y extranjeras, de las que solo nos acordamos cuando llega la temporada navideña, donde de repente se nos activa el espíritu solidario.
Mi hijo sabe de la historia porque el chico inmigrante conoció a varios amigos suyos que eventualmente le dan techo, comida, cama y ducha, auténticos privilegios para él y para muchos niños, niñas y jóvenes anónimos y excluidos. “Con el frío que está haciendo en Madrid, no sé cómo puede dormir en la calle”, nos relataba asombrado y afligido. Todavía tiene mucho camino por andar y realidades descarnadas que descubrir, pero en este caso es testigo cercano de un gesto que honra a jóvenes sensibles que ofrecen solidaridad y crean conciencia de enero a diciembre.
En esta época del año, de los encendidos de los alumbrados navideños de la hipocresía que venden ilusión y alegría, de la ola consumista o del intercambio de mensajes farisaicos, resulta mejor regalar conciencia aunque no figure en tiendas ni catálogos de descuentos del black friday.
Un día después de la celebración del Día Mundial de la Infancia (20 de noviembre), la Corte Penal Internacional (CPI) emitió una orden de arresto contra el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, por crímenes de guerra y violación de derechos humanos cometidos durante la invasión a Gaza, un intento de exterminio del pueblo palestino que se mantiene y recrudece con la complicidad de USA y el silencio vergonzoso de la Unión Europea. Y a la vuelta de la esquina, el regreso de Trump.
Es un golpe más de orden diplomático que jurídico porque difícilmente veremos preso a Netanyahu ni a otros afamados genocidas de currículo como el expresidente de Colombia Álvaro Uribe Vélez, alias ‘El matarife’.
Que nos expliquen si la CPI investiga y juzga a las personas acusadas de los crímenes más graves que afectan a la comunidad internacional: genocidio, crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad y el crimen de agresión, como tribunal de última instancia que busca complementar, no reemplazar, a los tribunales nacionales, ¿cómo es posible que asesinos de semejante calaña se rían abiertamente del mundo?
Es inexplicable porque los jueces de la Corte aseguran haber encontrado motivos razonables para señalar a Benjamín Netanyahu y su exministro de Defensa como responsables, entre otros delitos, de hacer morir de hambre a seres humanos como método de guerra y crímenes de lesa humanidad, persecución y “otros actos inhumanos”. Y ni hablar de su responsabilidad de dirigir intencionalmente ataques contra la población civil. Parece que más de cuarenta y dos mil muertos no son suficientes, la mayoría niños, niñas y mujeres.
Con esta escandalosa estadística, la comunidad internacional conmemoró el Día de la Infancia. El objetivo del Día del Niño es recordar a la ciudadanía que los niños y niñas son el colectivo más vulnerable y el más sufridor de las crisis y los problemas del mundo.
Este es el presente, y el futuro pinta poco esperanzador, precisamente por el presente. Naciones Unidas publicó un informe el mismo Día de la Infancia asegurando que el futuro de la población de menor edad pende de un hilo si no se adoptan medidas urgentes para salvaguardar sus derechos. Las tres “mega tendencias” que afectarán directamente la vida de los niños en 2050 son el cambio demográfico, la crisis climática y medioambiental y los avances tecnológicos.
Seguramente muchos no alcanzaremos a ver ese escenario bastante peor que el actual. El hecho es que la ciencia prevé para la década de 2050-2059, la generalización de las crisis climáticas y medioambientales, con ocho veces más niños expuestos a olas de calor extremas, tres veces más expuestos a inundaciones fluviales extremas y casi el doble expuestos a incendios forestales extremos, en comparación con la década del año 2000.
A esto tenemos que sumarle la brecha digital. El informe señala que un gran porcentaje de jóvenes de países de renta baja y media tiene dificultades para acceder a las competencias digitales, lo que repercutirá en su capacidad para utilizar de forma eficaz y responsable las herramientas digitales en la educación y en el futuro lugar de trabajo. A finales de este 2024, más del 95 por ciento de los habitantes de los países de renta alta estarán conectados a internet, frente a casi el 26 por ciento en los países de renta baja. Los Estados deberían hablar menos y demostrar mayor compromiso.
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