0 COMENTARIOS 25/11/2024 - 07:26

No puede sorprender, lógicamente, que el Colegio de Economistas haga un estudio para defender las bondades de una actividad económica. Lo sorprendente sería que, además de reflejar esas bondades, en este caso de la vivienda vacacional, analizara los riesgos sociales que conlleva. Y sin embargo, algunos de esos riesgos también son económicos.

El informe llega a la conclusión de que los turistas que llegan a viviendas vacacionales gastan más que los de los hoteles. Para eso no hacía falta estudio. Es evidente, siempre y cuando los turistas quieran desayunar, comer y cenar, como mínimo. Igual que es evidente que eso es beneficioso para la economía, al menos para la de algunos, pero que provoca, junto al resto de turistas, que suban los precios de aquellos servicios o productos que más consumen los turistas, porque no hay precios para residentes. Véase el ejemplo del vino, de los restaurantes o de algunos productos de los supermercados.

La influencia más directa, sin embargo, es en el precio de la vivienda. Ante la escasez de oferta, se dispara el precio y genera un verdadero problema, sobre todo en algunas zonas. Tampoco es responsabilidad exclusiva de la vivienda vacacional, pero es una circunstancia más, y va en aumento.

Los economistas defienden la actividad con el argumento de que casi todas las viviendas pertenecen a pequeños y medianos propietarios, que tienen hasta cuatro viviendas. Será una característica pasajera, porque toda actividad de éxito tiende a la concentración, pero es que, además, una persona con cuatro pisos será mediano respecto al dueño de un hotel, pero está a años luz de una gran parte de la población, a quienes les cuesta no ya ser propietarios sino mantenerse como inquilinos.

Los economistas dicen que “se deberían analizar los datos disponibles con mayor profundidad a la hora de tomar decisiones de gobierno que afectan a la economía de los pequeños propietarios”. No estaría mal analizar, por ejemplo, el número y la calidad de empleos directos que genera esta actividad, y tampoco hay que olvidar que si un propietario no puede alquilar su casa como vacacional, no está condenado a la pobreza: la puede seguir alquilando para larga estancia. 

 

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