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El Cribo, un refugio para la salud mental

La asociación, que cumple treinta años de andadura en Lanzarote, reivindica plazas residenciales para personas de más de 55 años con enfermedad mental grave

Lourdes Bermejo 0 COMENTARIOS 02/10/2021 - 08:42

A Mari Carmen Ortega le diagnosticaron esquizofrenia a los 20 años. “Fue un palo muy grande. Cuando comenzaron los síntomas, el apoyo familiar fue básico. Mi familia nunca me miró como a una enferma, aunque no habría sido raro porque hacía cosas que no eran muy normales. Creía que la gente me perseguía porque yo era mala o habría hecho alguna cosa, o que se reía de mí, cuando era todo lo contrario. Me hacía querer porque tengo un carácter cariñoso y alegre”, cuenta la actual secretaria de la asociación del ámbito de la salud mental El Cribo.

Cuando, finalmente, empezó a ser tratada por el doctor Julio Santiago, al que llama “el padre de todos nosotros” su situación cambió radicalmente: “Lo primero que recuerdo es que me sorprendió que el doctor no solo no se riera de mí, sino que me apoyara en mi enfermedad”.

De este encuentro hace más de tres décadas. El psiquiatra estaba pensando ya en crear la asociación: “Y no tenía apoyos. En esa época no había subvenciones, ni profesionales. Yo le dije: Julio, si tú tienes ese proyecto, tú cuenta conmigo”. Dicho y hecho. Desde aquel día de 1992, Mari Carmen es uno de los pilares de la asociación y, desde hace pocos meses, secretaria de la junta directiva.

“De aquellos primeros años, recuerdo algunos programas de radio de La ovejita negra y el periódico, donde llegué a entrevistar a Alberto Vázquez Figueroa, a la gente de El Guincho, a Chana Perera cuando fue presidenta del Cabildo... Luego llegó otra etapa, en la que ya había ayudas públicas y fueron llegando profesionales cualificados. Si de algo tiene que presumir El Cribo es de la gente tan cualificada que presta aquí sus servicios”, dice, orgullosa.

La asociación es el resultado del tesón personal de Julio Santiago, que ya había logrado para los pacientes psíquicos de Lanzarote crear una unidad de internamiento en el hospital, con facultativos de la especialidad. El médico llegó a la Isla en 1972 “cuando estaba todo por hacer en esta materia” y luchó por mejorar las condiciones de sus pacientes.

Julio Santiago: “Los comités ‘En primera persona’ han dado voz a los pacientes”

“Cuando por fin hubo un servicio de psiquiatría donde poder ingresar a nuestros propios pacientes, aunque solo había seis plazas, se vio necesario implementar la parte de psiquiatría externa, para poder hacer un seguimiento porque muchas veces perdíamos la pista a los pacientes que dábamos de alta”, explica.

“En nuestro pequeño grupo de trabajo teníamos la costumbre de hacer unos desayunos en la propia cafetería del hospital, que eran una especie de sesión clínica para comentar los casos. Muchos pacientes con los que habíamos hecho amistad también venían a esa reunión, así que ese fue el germen de la asociación. La cafetería se fue quedando pequeña y la familia de un enfermo nos ofreció un almacén que tenía vacío en Argana Alta, en la calle El Cribo, y de ahí vino el nombre, que es un misterio para mucha gente”, recuerda el doctor.

Objetivos

Hoy en día, los socios de El Cribo llegan a 400 y la entidad gestiona plazas de dependencia del Gobierno de Canarias y atiende a cerca de 110 pacientes. La junta directiva está formada por siete familiares y siete personas con enfermedad mental y se ha renovado el pasado mes de marzo, con la elección como presidenta para los próximos cuatro años de Rosa María González, anterior vicepresidenta. “Como somos bastantes y tenemos un objetivo común, nos ayudamos unos a otros, así que, aunque mantengo la representación, no todo el trabajo recae sobre mí”, reconoce.

El nuevo equipo directivo pretende reforzar el trabajo de las distintas comisiones “y ver la manera de que, sobre todo los familiares, se vayan involucrando un poquito más”. La asociación ofrece dos tipos de servicios, un centro de rehabilitación psicosocial y once viviendas supervisadas, de dos, tres y hasta cuatro plazas, hasta llegar a un total de 23. Todas están ocupadas actualmente.

“La función de las viviendas se adecúa a las necesidades o a las dificultades que tengan las personas que conviven en ellas. Se trata de darles apoyo en el proceso de adquisición de la autonomía que les permita vivir de forma independiente en la comunidad”, explica Vanessa Gómez, directora de El Cribo, coordinadora de programas y responsable de recursos humanos.

Rosa González: “Necesitamos servicios para los mayores de 55 años”

Se cuenta, asimismo, con un centro especial de empleo dedicado a la serigrafía, en la calle Tenerife de Arrecife y se mantienen varios talleres ocupacionales, dentro del centro de rehabilitación psicosocial. Actualmente están disponibles los de agroecología, viverismo, floristería, diseño gráfico y jardinería.

Rosa María González subraya que la Junta Directiva reivindica recursos asistenciales para personas con problemas de salud mental sin apoyo familiar, mayores de 55 años, con un importante deterioro por otras patologías asociadas y que necesitan ser atendidas de forma integral durante las 24 horas del día.

“Por desgracia, en el recurso de viviendas asistidas, gestionado por la asociación, no podemos facilitar esa atención tan necesaria”, dice. Existen, asimismo, personas con el mismo deterioro que viven en sus domicilios “y que no tienen familias que puedan supervisarlas durante todo el día”.

“Sabemos que hay largas listas de espera para entrar en las pocas residencias de mayores existentes en la Isla y que la mayoría de las personas que normalmente están en lista son mayores de 75 años y con grado de dependencia II y III. Las personas con enfermedad mental grave padecen un envejecimiento precoz, muchas a partir de los 55 años ya muestran señales que suelen enmascararse en su problema de salud mental”, señala.

“La espera hasta que cumplan la edad para acceder a centros de mayores u obtener un grado de dependencia para tener derecho a un servicio integral adaptado a sus necesidades supondría un agravamiento importante en la calidad de vida de estas personas. Y por ello solicitamos, para que el deterioro no se agrave en los años de espera, plazas residenciales de media o larga estancia, para personas con enfermedad mental grave con edad a partir de 55 años”, comenta Rosa María.

La presidenta de El Cribo indica que desde hace muchos años la asociación presta a las personas con enfermedad mental grave todos los apoyos que necesitan en su proceso de rehabilitación, ayudando a mejorar su calidad de vida en el entorno comunitario, “pero es cierto que algunas se van a encontrar en desamparo en determinado momento de su vida por otras patologías asociadas que requieren de una atención integral, al no poder prestarle la asociación que represento, asistencia especializada las 24 horas del día”, reitera.

Por su parte, Vanessa indica que, aunque queda mucho por hacer, por su experiencia considera que “ha aumentado bastante la implicación social e institucional y la visión que se tiene ahora de la salud mental es cada vez más natural. Poco a poco va cambiando la visión sobre las enfermedades mentales considerándose como cualquier otra de las que necesitan rehabilitación. La idea es que, si una persona padece una enfermedad mental, pueda hablarlo con total naturalidad y no se sienta juzgada y no tenga obstáculos en su rehabilitación”, indica Vanessa.

El doctor Santiago reivindica, además, lo que él llama el “destete” de la asociación, desde aquellos tiempos “paternalistas”, aunque Mari Carmen insista que “don Julio es el padre de todos nosotros”. “Hay que decir que El Cribo actual está desarrollando actividades ‘sin el padre’, está teniendo la autonomía suficiente para apañarse solo, lo cual es una ventaja porque supone que su labor continuará, al margen de quienes conformemos la asociación”, zanja el doctor Santiago.

Mari Carmen: “Hay otras formas de locura, como la violencia de género”

Entre las cuestiones en las que El Cribo es pionero se encuentran “determinadas actividades, determinados modos de entender la atención a la persona con enfermedad mental y, sobre todo, el hecho de compaginar el tratamiento en los servicios sanitarios de salud mental con el tratamiento rehabilitador en centros sociosanitarios, gracias a la coordinación fluida entre los diferentes recursos la red de salud mental existente en la isla de Lanzarote, favoreciendo así una continuidad en la recuperación de la persona”, indica Santiago.

Además, la asociación ha compatibilizado la atención a los enfermos con la divulgación en la Isla “a través de intervenciones en la sociedad, de salidas, de stands... que han sido muy eficaces. Es poca la gente en Lanzarote que no sabe qué es El Cribo”, subraya. Ejemplo de esta imbricación social es el grupo de pop Invictores, donde toca la batería Israel Coronado, de 33 años, un joven de Almería que reside desde 2010 en Lanzarote. “Somos Miguel, Javi, Chelu y yo. Invictores es una palabra nueva, nos la hemos inventado nosotros”, explica Israel, aunque este neologismo resulta de lo más ilustrativo.

Autonomía

Pero el paso cualitativo en la tarea inclusiva de la asociación es la participación directa de las personas con problemas de salud mental en el comité pro salud mental ‘En primera persona’, entidad impulsada por la Confederación nacional de asociaciones de personas con problemas de salud mental, que persigue promover y facilitar la participación real de los usuarios en la toma de decisiones.

Uno de los problemas de las personas con enfermedades mentales es la continua lucha contra el estigma: “La sociedad las trata de distinta manera que al resto de enfermos y hasta ellos se tratan a sí mismos y se comportan ante la sociedad de una manera distinta. Hay una especie de temor a ser despreciado o no comprendido, temor a sentirse temido. Eso es el autoestigma, una barrera muy grande. Por eso, la existencia de los comités ‘En primera persona’ ha sido fundamental para que los propios pacientes tengan una nueva dimensión social. Son ellos mismos ahora quienes salen a los medios. Antes, los psiquiatras hablábamos en su nombre, había un matiz paternalista que, aunque queríamos, no podíamos evitar. Ahora, por fin se va revirtiendo esa situación”, indica Julio Santiago.

Gabriel: “La enfermedad depende de cómo la vayas madurando”

El representante de El Cribo en el Comité de Canarias es Juan Gabriel Quintana, que también es vicepresidente segundo de la asociación lanzaroteña y se ocupa del área de comunicación. “En las reuniones, exponemos ideas y aportamos a la Federación Canaria de Salud Mental los casos de otras personas con algún trastorno psíquico, como nosotros”, dice Gabriel.

En la rama de la comunicación, El Cribo mantiene desde hace años el programa de radio La ovejita negra, que coordina Alberto Fernández, y un periódico “que ahora mismo está en una etapa de transición, aunque yo confío en que seguirá adelante”, indica Gabriel que, a sus 50 años, lleva ya 30 diagnosticado de esquizofrenia, aunque eso no fue obstáculo para que lo llamaran a filas: “hice la mili estando enfermo”, asegura.

Gabriel tuvo su primer brote a los 20 años en Gran Canaria, donde estudiaba empresariales: “Oía ruidos, pensaba que la tele me quería decir cosas... Estaba enfermo, pero no lo sabía y estuve desde las navidades del 92 hasta Semana Santa sufriéndolo yo solo. Cuando vine a casa en vacaciones, mi familia, evidentemente, notó que no estaba bien y ya no volví”.

Confiesa que en estos años ha tenido recaídas, la última en 2016, provocada “por el estrés del trabajo”. Juan Gabriel explica que la incidencia de la enfermedad “depende del tiempo que lleves y cómo la vayas madurando”. Afortunadamente, ahora dice estar “más para aportar a El Cribo que para recibir de El Cribo”, aunque le ha llevado un proceso: “Antes era muy introvertido, muy de mis pensamientos, y ahora me expreso más, bueno a veces, si estoy nervioso, como ahora, me cuesta hablar”.

Su compañera Mari Carmen resume así la realidad de la enfermedad mental: “Hay nuevas locuras en la sociedad, la violencia interfamiliar, la violencia de género, el terrorismo, los sicarios, que son hombres que matan por dinero... Así que hay que mirar cuidadosamente el tema de los enfermos mentales en comparación con estas nuevas locuras”.

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