Ángel Víctor Torres, responsable por acción y omisión
Insiste el expresidente de Canarias, hoy ministro del Gobierno de España, Ángel Víctor Torres (AVT), en la Comisión de Investigación del Senado de la que soy miembro, en el trilero compromiso de “marcharse de la cosa pública si alguien demuestra su enriquecimiento personal”. Y uso el término “trilero” porque pretende forzarnos así a una acusación de orden penal, a sabiendas de que esto va exclusivamente de responsabilidades políticas donde sin duda tiene las máximas, por omisión y por acción. Si se demostrara que ha metido las manos no sería él quien se marche, sino que lo pondrían a la sombra con ellas por delante.
AVT es el máximo responsable de impedir que viera la luz el informe de la Audiencia de Cuentas de Canarias, que ya en 2022 advertía de graves irregularidades en los contratos de la trama corrupta investigada y de impedir entonces que los hechos fueran investigados con su propio voto en contra en el Parlamento de Canarias. ¡Cuánto habríamos adelantado!
AVT es responsable de mentir cuando aseguró públicamente que en el fantasmagórico Comité de Emergencia Sanitaria —sin acuerdo de creación ni actas— no se hablaba de empresas, para luego ser desmentido por su propio equipo con pruebas documentales que dicen lo contrario, como una orden de su consejero de Sanidad, un informe a la Fiscalía por parte del director del Servicio Canario de Salud, o varios correos electrónicos remitidos a la Oficina de Investigación contra el Fraude de la directora de Recursos Económicos del área, entre otras que constan en autos.
Pero, sobre todo, AVT es responsable de mentir cuando aseguró, en primer lugar, “no haber recibido propuestas empresariales de ningún miembro del Ministerio de Transportes” para, una vez descubierta la mentira, pretender justificar su intensa relación con Koldo García, paradójicamente por ser asesor del Ministerio de Transportes. Y, en segundo lugar, cuando negó conocer al señor Tapias, destacado miembro de la trama, al que “no le ponía cara”, aunque quedó acreditado su intercambio de mensajes de Whatsapp y una reunión presencial con este.
Por lo que se sabe de la investigación, AVT no solo faltó a la verdad en reiteradas ocasiones, sino que, requerido y apremiado por Koldo García, se desvivió de manera inusitada para que Aldama —principal imputado— cobrara doce millones de euros, reportándole diligentemente sus gestiones con mensajes como: “Pagado hoy. Les llegará a empresa mañana o el lunes”,“Viceconsejero de Hacienda. Los 5 millones: el resto arreglándolo Olivera (consejero de Sanidad) para pago inmediato” o “Estoy con el consejero de Sanidad. Está RESUELTO”; para concluir en sus mensajes a Koldo —una vez acreditaron el pago, con remisión incluida de la orden de pago interna por parte de Olivera— con un “hoy dormiré mejor”.
No se le ocurrió mejor pretexto a Torres para justificar semejante expresión, que lo dijo porque había retrasos en el pago y solo cumplía con su deber. Como si alguien tuviese alguna duda de que no tuvo la misma consideración y desvelo con el resto de las empresas con pagos atrasados, salvo la que tuvo el gobierno cuando anticiparon graciosamente cuatro millones de euros por material que nunca apareció y de los que no se ha recuperado ni un sólo un céntimo.
Bien es verdad que probablemente solo los miembros de la trama tuvieron el descaro y acceso a él para pedirle que se ocupara de semejantes y vergonzantes menesteres para todo un presidente.
Tal era el grado de cercanía de Koldo García con el olvidadizo expresidente, que sobre el pago a la empresa Soluciones de Gestión éste llegó a decir a Torres “se supone que tú lo deseas más que yo”.
Dicho todo esto, yo, a pesar de haber sido denunciado y acusado pública y judicialmente durante años por el PSOE canario como el mayor capo de banda criminal que haya existido en el archipiélago, honestamente todavía confío en que Ángel Víctor Torres ni sea un corrupto ni se enriqueciera personalmente. Lo mejor para él habría sido admitir desde un principio que si hubiese sabido que se trataba de una trama corrupta, no habría hecho nada de lo que hizo, probablemente por ganarse el favor de José Luis Ábalos, el que fuera —no lo olvidemos— número dos del PSOE y todopoderoso número dos del PSOE y todopoderoso ministro de Industria y Transportes.
En definitiva, AVT es responsable por acción y omisión no solo de abrir las puertas de par en par a la trama corrupta en Canarias, según la propia UCO —casos Tito Berni, Mediador o Mascarillas, aparte— sino,fundamentalmente, por haber mentido de principio a fin sobre cuál fue su protagónico papel en el modo de abrirlas y cerrarlas con todo pago. Ahora solo le queda “vestir” sus mentiras, o dimitir.
* Pedro M. San Ginés Gutiérrez es senador por la Comunidad Autónoma de Canarias y miembro de la Comisión de Investigación del Senado.
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