En defensa de poner la cara
No tengo demasiada idea de si el colectivo Alcogida llevaba razón con sus reivindicaciones públicas contra el rallye Isla de Los Volcanes. Reconozco que no he leído nada al respecto, más que titulares. Puede que sea de sentido común todo lo que dicen, o puede -lo más probable- que al menos una parte de lo que dicen. No lo sé. Sí me apetecía escribir un artículo sobre la necesidad de opinar en público, y esto me da pie. Para empezar, en este ejemplo, y en otros, hay dos cuestiones evidentes:
Primera. Es a priori irracional exponerse públicamente en los lugares con mala institucionalidad como Lanzarote en pro de la defensa de unas determinadas opiniones sobre lo común. Ya que las mejoras que obtendrás son pocas o ninguna -solo hay que tener ojos para comprobar que casi nada cambia en la isla-, y quejarte públicamente te expondrá a posibles represalias que precisamente la mala institucionalidad facilita.
Segunda. Esta aparente racionalidad a corto plazo acaba condenando a lugares como la isla a la mediocridad eterna, en un círculo vicioso de egoísmo a nivel individual y estancamiento a nivel colectivo, del que hablaba hace unas semanas. Nadie se ocupa de lo común y cada uno se preocupa solo de su propio trasero, de su pequeño mundo.
Por otra parte, teniendo en cuenta lo anterior, para muchos, lo más grave de este aislamiento de cada uno respecto a su comunidad, es la gran cantidad de efectos infantilizadores que genera: miedo frente al poder, emocionalidad, egoísmo, posturas radicales y simplistas, etc. Cualquier psicólogo sabe que un humano que siente que no puede influir en su entorno, sino sólo padecerlo, acaba desarrollando todo tipo de sentimientos y comportamientos enfermizos.
No es una idea difícil de comprobar. Basta con ver la sección de comentarios de cualquier web de noticias, local o no. Lugares llenos de individuos que se esconden en un seudónimo para poder insultar a otros individuos anónimos, simplemente porque tienen una opinión distinta a la de ellos, sobre temas de los que gran parte de las veces no tienen ni la más remota idea.
Se ha defendido mucho lo de la participación de la sociedad civil, con el argumento de que de esa manera el pueblo, los humildes, los que tienen la razón, pueden hacer valer sus derechos frente a los poderosos. Pero cuando leo esos comentarios en los periódicos, u oigo gente en la calle, no veo que sean necesariamente mayoría los argumentos razonables y equilibrados.
Por contra, creo que el primer motivo para defender la participación pública -siempre que no la promueva un político- es aspirar a contar cada vez con más tipos que cultiven en sí mismos esas cualidades propias del ciudadano, con todas las letras, y que tan raras son aquí y en cualquier lado, en realidad: Alguien que procura leer sobre algo antes de hablar, que cuida sus argumentos, que no es estridente, que tiene el cuajo para soportar que se le insulte desde el anonimato...
Me da igual que quien ponga la cara en público sea un detractor del rallye, o un grupo de aficionados a favor. Siempre valoraré su mérito, y su actuación mejorará -aunque poco, la verdad- mi esperanza en que como sociedad avancemos un poquito. Porque además creo que todos los problemas importantes que manejamos, a pesar de lo que digan tanto los que se insultan anónimamente, como los políticos -que en realidad forman parte de lo mismo-, podrían encontrar buenas soluciones con un equilibrio entre los argumentos de las partes en discusión, si estas hablaran a cara descubierta entre sí.
Comentarios
1 Anónimo Vie, 09/12/2022 - 14:24
2 Anónimo Vie, 09/12/2022 - 14:48
3 Anónimo Vie, 09/12/2022 - 18:37
4 Krauss Vie, 09/12/2022 - 19:36
5 X Vie, 09/12/2022 - 21:44
6 Stress test Sáb, 10/12/2022 - 10:39
7 Lío de palabras Mar, 13/12/2022 - 11:45
8 pimienta Mié, 14/12/2022 - 20:13
9 Anónimo Jue, 15/12/2022 - 09:14
10 Luis Arencibia Jue, 15/12/2022 - 09:51
11 V for Vendetta. Jue, 15/12/2022 - 14:28
12 Pimienta Jue, 15/12/2022 - 16:08
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