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Una lanzaroteña en el mundo de la gastrofísica

La joven Arume Korujo, licenciada en el Basque Culinary Center, trabaja ahora como ejecutiva en la empresa Kitchen Theory de Londres, creadora de experiencias gastronómicas multisensoriales

Arume, en el estudio de Kitchen Theory donde se celebran las Chef’s Tables.
Lourdes Bermejo 4 COMENTARIOS 16/05/2019 - 06:44

Hija de artistas y emprendedores, Arume Korujo se decantó por estudiar cocina hace cinco años, después de haber probado en otras disciplinas. Sus padres, Toñín Corujo y María Valido, siempre apoyaron sus decisiones, a pesar de sus dudas vocacionales, que la habían llevado a iniciar carreras como turismo y nutrición. Pero con la cocina fue diferente. Se matriculó en el ciclo superior de cocina del CIFP San Cristóbal de Las Palmas, pero su madre le dijo: “Si quieres aprender el oficio, hazlo con los mejores” y logró entrar en el prestigioso Basque Culinary Center, después de superar la prueba de acceso.

En el centro de alta cocina de San Sebastián, frecuentado por chefs de la talla de Arzak o Subijana, se formó durante los cuatro años de la carrera. El año pasado hizo sus últimas prácticas en la firma londinense Kitchen Theory y, ahora, esta empresa del ámbito de la gastrofísica la ha fichado, a sus 24 años, como ejecutiva de desarrollo de negocio.

“Aunque realizo una labor bastante trasversal, por mi formación, ahora me estoy ocupando de contactar con posibles empresas interesadas en alguno de nuestros servicios, como las mesas del chef (eventos gastronómicos para ungrupo reducido de comensales)”, siempre enfocadas a las experiencias multisensoriales, que ahora se celebran en el estudio que Kitchen Theory tiene en un edificio de la época victoriana.

“Cuando empezó esta propuesta, se hacía de forma puntual en distintos restaurantes, lo que aquí se llama pop up, pero ante el éxito obtenido, se fijó los fines de semana en el estudio, incluso se está viendo la posibilidad de ampliar a los viernes y otro día entre semana”, explica Arume.

Habla inglés correctamente “pero solo ese idioma”, se lamenta, y dice haberse acoplado bien a la capital inglesa y su clima. “Creo que me costó más dejar la luz canaria cuando me trasladé al País Vasco para estudiar”, recuerda. Sin embargo, parece que la alegría y vitalidad isleñas la acompañan en su recién estrenada andadura, ya que los responsables de la empresa confían en ella también en el aspecto creativo. “Lo bueno es que participo de todo el proceso, desde el diseño de concepto, las presentaciones, los menús o las compras”, explica Arume.

De hecho, en la selección de su perfil tuvo mucho que ver su lado “ambicioso” en la vida. Después de hacer las prácticas el año pasado en Kitchen Theory, sus jefes reconocieron haber quedado impresionados con su sueño de tener, en un futuro, su propia empresa, quizá influida por el entorno emprendedor en el que se ha criado. La joven dice querer dedicarse a aspectos de dirección y creación en el amplísimo sector de la cocina y la restauración “y no tanto” a los fogones. “La faceta estrictamente gastronómica me gusta, pero no me veo catorce horas en una cocina”, asegura.

Actualmente, Arume está centrada en sus prácticas universitarias y en el trabajo de fin de grado, dirigido por Charles Spence, responsable del Crossmodal Research Laboratory, con sede en el departamento de Psicología Experimental de la Universidad de Oxford, que se ha dedicado en los últimos años a abordar la experiencia de la comida desde un punto de vista multisensorial y, muy especialmente, a subrayar la importancia del sonido en la forma de percibir los alimentos.

En el caso de Arume, intenta determinar “si las formas crean expectativas, es decir, si un emplatado redondeado sugiere dulzor y otro anguloso, por ejemplo, sabor salado”, explica. La joven lanzaroteña también ha escrito ya un artículo en la publicación especializada International Journal of Gastronomy and Food Science, sobre el algodón de azúcar: Cotton candy: A gastrophysical investigation, que firma junto al propio Spence y el responsable de Kitchen Theory, Jozef Youssef.

Vivir en Londres es, de por sí, toda una experiencia que a Arume le llega al comienzo de su vida profesional. Si bien los ingleses “no pueden presumir de cocina tradicional”, sí gozan de prestigiosos restaurantes que reproducen especialidades culinarias de todas las partes del mundo, en sintonía con su propia diversidad demográfica.


Durante su estancia en el Basque Culinary Center.

De momento, la lanzaroteña solo ha probado las exquisiteces del restaurante Marcus at The Berckley, con una estrella Michelin, que, sin embargo, no ha cumplido del todo sus expectativas. “Creo que fue porque me pareció una cocina poco innovadora, estoy acostumbrada al estilo de los grandes chefs españoles, que han revolucionado el sector y siempre van a la vanguardia, y en Marcus la comida era una reinterpretación del tradicional fine dinning (alta restauración) francés”, dice.

Puede que lo que le ocurra a esta destacada alumna del Basque Culinary es que esté muy mal acostumbrada, tras probar las propuestas de algunos de los mejores restaurantes del mundo, como los barcelones ABAC, con tres estrellas; y Lluerna, y Pakta, con una; Amelia, de San Sebastián, con una estrella; Zaranda, con dos estrellas, de Mallorca o el legendario Mugaritz, de San Sebastián, dos estrellas Michelin.

Arume vive en la parte norte de Londres, donde ha alquilado una habitación en una casa familiar del acomodado barrio de Hight Barnet, “en la última parada a la que llega el metro en ese extremo”, señala la joven, que explica que esta zona “no tiene nada que ver con el ajetreo de Londres. Las casas son todas bajitas, unifamiliares, en su mayoría, yo vivo justo en el límite en el que comienzan las grandes mansiones”, indica.

A escasos meses de su llegada, lleva una vida muy disciplinada. “Realmente, solo tengo tiempo para trabajar y arreglar mi situación legal en el país. Estoy experimentando lo farragoso que resulta hacer estos trámites, sacar el número de la seguridad social, abrir una cuenta corriente y otros requisitos sin los cuales no puedo ni tener una línea de teléfono del país”, dice. “Cuando me asiente un poco más, podré empezar a hacer vida normal, como matricularme en el gimnasio”, bromea.


Junto al chef Pedro Subijana.

Respecto al momento histórico que le ha tocado vivir, con la decisión del Reino Unido de abandonar la Unión Europea, Arume asegura haber tenido más contacto con personas que desean permanecer en la Unión. “Aunque, en realidad, prácticamente solo me relaciono con extranjeros, desde mi jefe, que es egipcio, a mis compañeros, de Kuwait y Jamaica”, dice. Sí confirma la incertidumbre sobre el futuro que planea sobre la población.

De Lanzarote, echa de menos a sus padres y su perra Boo y sueña con poner algún día su granito de arena en su sector en la Isla. “Quizá sería interesante proponer las experiencias multisensoriales, a través de projection mapping (proyecciones sobre la mesa) u otras innovaciones que aún no han llegado”, dice Arume, un auténtico valor de futuro en el mundo gastroculinario y de la restauración.

Comentarios

Grande Arumee! me alegro de verte bien y feliz abrazoo!
Enhorabuena Arume y a tu familia por haber echo un gran sacrificio para que puedas estudiar lo que tu quisieras.
Felicidades princesa, estamos muy orgullosos de ti.
En el 2016 tuve la suerte de conocer a María, la madre de Arume en Tocoyma, en Arrecife, escuchar la música de su padre Toñin en el auditorio de los Jameos, visitar a su tío Vicente (artesano del timple, erudito y humilde) en su casa de La Vegueta y fotografiar a esa figura emblemática que es su abuelo Antonio. Una familia relacionada por los cuatro costados con la cultura especialmente con la música. Cuando regresé a mi casa en San Sebastián ella, Arume, había terminado sus prácticas en el restaurante Xarma y no le pude entregar un regalo que le llevaba desde Lanzarote. Ahora veo esta noticia y estoy totalmente convencido de que esta lanzaroteña/donostiarra/londinense tendrá éxito en su profesión y en su vida. Y que sequirá paseando el apellido Corujo con todo honor allá dónde vaya. Mucha suerte.

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