No es un galimatías. Los Centros de Arte, Cultura y Turismo financian con más de tres millones de euros un proyecto para “transformar el modelo turístico de Lanzarote mediante un enfoque integral que prioriza la sostenibilidad, la cultura y el paisaje”, que es precisamente, se cumpla o no, el modelo de los propios Centros desde su nacimiento (aunque entonces no se hablaba de sostenibilidad).

Es curioso. Se trata de pagar a alguien para que te descubra cómo convertirte en aquello que otros  quieren copiar, para que te diga cómo volver al modelo inicial que se perdió en algún momento del camino, pero como si fuera algo novedoso. Esto se llama Marco Estratégico de Transformación y su objetivo es “convertir Lanzarote en referente internacional de sostenibilidad, cultura y autenticidad”.

Dice el presidente del Cabildo que “este proyecto no es solo una estrategia turística, sino que es un cambio de modelo insular”. “Es fundamental que los beneficios que genera el turismo se reviertan en la sociedad de Lanzarote y La Graciosa para mejorar la calidad de vida y el bienestar social”, añade.

Y sin embargo, en la estrategia solo hay propuestas turísticas: cómo atraer turistas, cómo recibir turistas, cómo hacer que los turistas gasten... Debe ser que la redistribución posterior de los beneficios será automática.

Mientras tanto, en una realidad paralela, que es la misma realidad pero sin adjetivos, todo crece. Crece la población (Arrecife es la segunda ciudad que más creció en España), crece el número de  turistas, el de cruceristas y los beneficios de los hoteles. Va a haber que contratar a una consultora para que haga una estrategia sobre cómo crecer priorizando la sostenibilidad, la cultura y el paisaje.