ECONOMÍA

Tres generaciones de panaderas y un payés

Montse Rodríguez y su hija Laura redescubren el arte de la panadería en su obrador de Tías, con recetas heredadas de la abuela Águeda y la repostería de Martín Mendoza

María José Lahora 0 COMENTARIOS 04/10/2021 - 06:50

El pan payés de Horno de Pan Tías es un emblema de la panadería artesanal. En una Isla ya de por sí envuelta en tradición panadera la apertura de la tahona artesana de la familia Rodríguez en Lanzarote durante 2009 fue un revulsivo para los amantes del buen yantar. Restaurantes de prestigio de la Isla cuentan con estas hogazas en sus paneras. No en vano, los establecimientos de hostelería son los principales consumidores de esta especial pieza panadera que, con suerte o bajo encargo, llega también a los hogares lanzaroteños, principalmente del entorno de Tías.

Si el payés es la gran estrella de la casa, las pulguitas son la principal elección de los consumidores locales, aunque tampoco faltan en los establecimientos de hostelería que se encuentran entre su selecta clientela. En el despacho de pan de la Avenida Central de Tías, vecinos como Paco, que desde las seis de la mañana espera a las puertas del obrador su apertura guiado por el olor del pan recién horneado, Pedri o Ramón son una pequeña muestra de los asiduos más veteranos de la panadería. Estos últimos llevan acudiendo al obrador desde que la familia se asentara en la localidad.

Laura Rodríguez Rodríguez lleva en la sangre el amor por la panadería artesanal, herencia de su abuela materna Águeda. En el obrador de Tías es la encargada de coger el relevo a su madre, Monste Rodríguez Medina, que junto al también panadero, Martín Mendoza, amasa y hornea los panes desde las dos de la madrugada. Antes de que despunte el alba, las piezas ya están dispuestas para salir a la venta a fin de que los clientes puedan disfrutar de distintos panes que llegan a los más exigentes establecimientos de hostelería, como la cadena de restaurantes Sal Marina y, por supuesto, los hogares de la Isla. Les caracteriza el exclusivo pan payés, cuya receta guardan celosamente.

Bajo el sencillo nombre de Horno de Pan Tías, el obrador pasa a convertirse en establecimiento comercial a las seis de la mañana, una vez que la singular y diferenciada masa de esta panadería se convierte en crujientes piezas recién horneadas. El payés es el artículo que primero desaparece de las estanterías, donde asoman panes integrales, de semillas, pulguitas, de pan blanco o integral, barras gallegas e incluso panes de centeno. También triunfa el pan tostado tipo bizcochado que empaquetan a diario.

Pan payés y pulguitas son la principal elección de los consumidores

Unos metros más abajo, al final de la Avenida Central de Tías, el panadero y repostero de la casa Martín, de origen uruguayo, continúa la labor iniciada en la madrugada con la elaboración de los demandados dulces y piezas de repostería. El cocinero dice que en los 12 años que lleva en este proyecto le han tentado para emprender otras iniciativas, pero sin que llegaran a engatusarle, como sí lo ha hecho el proyecto familiar de Tías en el que imprime su sello en creaciones como los ya famosos bollos tipo donut de batata que ya debe elaborar por encargo, tocinillos, hojaldres o alfajores uruguayos, donde respeta la esencia de la cocina de su país elaborando la masa con ingredientes como maicena y dulce de leche.

Laura explica que los alfajores ‘by Martín’ son los preferidos de los uruguayos residentes en Lanzarote. También ensalza su tarta de Santiago, un clásico de la repostería gallega que se ha convertido también en un referente de este obrador y que difícilmente encontrará rival en la Isla. Se suman a esta lista un largo muestrario de bizcochones de casi una decena de sabores diferentes.

Este segundo obrador de Tías, en el que el uruguayo asentado en Lanzarote despliega su creación pastelera, realiza también las funciones de cafetería-churrería. Los churros son otro emblema de Horno de Pan Tías, al estilo porra, acompañan el surtido de dulces que puebla las vitrinas de ambos establecimientos. El maestro churrero originario llegó con la saga Rodríguez procedente de Santa Cruz de Tenerife, de donde es oriunda la familia. En la capital tinerfeña nació el primer obrador que ha dado paso al Horno de Pan Tías.

El origen

La relación de la familia con Lanzarote y en especial con Tías se remonta a las visitas veraniegas del clan. Laura recuerda escuchar a su padre la posibilidad de ofrecer un pan con otro sabor diferente al que compraban en la Isla. No en vano, la abuela Águeda Medina y su hija Montse Rodríguez contaban ya con la experiencia de la panadería de su propiedad en Santa Cruz de Tenerife. Fue así como surge en 2009 el Horno de Pan de Tías, en un principio con el establecimiento de la Avenida Central número 83 y poco más tarde con la cafetería-churrería. También tuvieron un local en San Bartolomé, ahora cerrado. La familia Rodríguez Medina traería de esta forma hasta Lanzarote la receta de esta saga panadera. Poco tiempo después, el panadero Martín entró en escena para respaldar el incipiente negocio que ha tenido que abrirse un hueco entre asentadas firmas panaderas de Lanzarote, una de ellas con panificadora propia en la misma localidad.

Montse y Martín, junto a la joven Laura, que es ya la tercera generación de panaderas, han conseguido un proyecto fortalecido en una isla donde tienen que competir con grandes nombres de la panadería. Laura dice que no existe rivalidad entre ellos, sino que, por el contrario, existe afinidad. Tampoco cree que tenga que competir con los precios de las grandes superficies. La calidad de un pan recién amasado habla por sí misma frente a las ofertas de los panes precocidos e, incluso, descongelados.

Las fieles trabajadoras Dulce y Marisé forman parte del equipo de Horno de Pan Tías, donde se sigue paso a paso la receta originaria de la abuela Águeda que dio lugar a una empresa regentada por mujeres con el acompañamiento del panadero y repostero Martín. El obrador ha superado con creces el reto de la pandemia en la que ha tenido que hacer frente al descenso en el gasto de la cesta de la compra de sus clientes. “Antes, con el pan se llevaban una bandeja de dulces, y ahora, la clientela ha prescindido de la repostería”, señala Laura Rodríguez. Una ventaja con la que han contado es la fidelidad de la clientela local. “Afortunadamente, vivimos de la gente de Tías y no del turismo”, enfatiza la joven.

Relevo generacional

El proyecto de Horno de Pan Tías ha crecido al mismo tiempo que Laura. La joven vio fundar la tahona a los tiernos nueve años de edad. Ahora cuenta con 21 y desde los 18 trabaja mano con mano con su madre, Montse, en el obrador, aunque ya solía colaborar en la panadería con anterioridad. El trabajo entre masas y piezas de pan le atraía más que proseguir con los estudios. Esta fue la puntilla de su elección final por el trabajo en el obrador.

Laura destaca que el secreto de los panes de su horno es una elaboración “con mucho amor y paciencia”. Reconoce los sacrificios que representa el trabajo en el obrador, con turnos nocturnos que requieren estar en pie desde las dos de la madrugada. A sabiendas de lo que le esperaba, la joven panadera optó por estar presente en el día a día de la empresa familiar.

Asimismo, explica que panes y dulces son obra de Martín. A las mujeres de la casa les toca hacer la ardua labor de proseguir con el proceso de horneado y decoración de tartas y productos de repostería. También se encargan de elaborar los bizcochones.

Otra de las labores de Laura es atender el despacho de pan, siempre que no esté en carretera realizando el reparto a los establecimientos de hostelería. Desde Tías, el pan llega a distintos rincones de la Isla gracias a este servicio. Laura es la encargada de la distribución en la zona de Playa Honda y San Bartolomé, mientras que otra persona es la responsable de llevar los panes hasta Playa Blanca, Yaiza y Uga.

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