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Pepín echa el cierre a su despensa

Otra pequeña tienda de barrio cierra en Arrecife después de más de medio siglo abierta al público

Saúl García 8 COMENTARIOS 04/01/2023 - 08:16

La Despensa de Pepín no siempre fue de Pepín. Antes que él estuvo su suegro, Vicente Martín, y antes que su suegro la había abierto Juan Medina. Eso fue hace más de medio siglo. La gente conocía la tienda como “la tienda de Vicente” o “la tienda de Tila”, que era su hermana, cuando tenía un portón verde, un mostrador y poca competencia en el barrio.

Pepín acaba de cerrar su despensa, en la calle El Daute, junto al colegio La Destila. Fue el último día del año, este 31 de diciembre, después de 37 años trabajando en el mismo lugar.

Pepín es natural de Gran Canaria y antes de llegar a Lanzarote había trabajado en hostelería en Maspalomas. “Me vine porque mi suegro necesitaba personal”, dice. Estuvo trabajando con él un año y después siguió regentando la tienda en solitario. Desde 1985. Era una tienda de barrio, otro comercio local que ha desaparecido.

Pepín Sánchez es socio de Cocodelanz, un cash and carry que es una cooperativa, y prometió que se iría a trabajar allí, a la nave de la calle Tenderete, en sus últimos años de vida laboral, cuando cumpliera sesenta. Y eso ya ha ocurrido. Ahora traspasa la tienda y asegura que si alguien quiere continuar con la misma línea de trabajo, “de la tienda se puede vivir”.

En todos estos años ha tenido clientela de todo tipo. Vendía a los vecinos de la zona pero también servía a los barcos “que iban a la pesca fresca”. Pepín dice que hubo un tiempo en que de la tienda vivían tres familias, porque tenía dos empleados.

En otra época también tenía más relación con el colegio. Llegó a hacer cientos de bocadillos para los niños y niñas. “El colegio influía mucho, y ahora bastante menos”.

Otra cosa que cambió con el tiempo fue la venta de prensa diaria: del auge al ocaso, de cientos de ejemplares, regalos o suplementos, hasta algo testimonial.

Muchas cosas han cambiado en esa calle: la peatonalización, el aparcamiento, el propio colegio, la ciudad, su gente, las grandes superficies comerciales que también abren los domingos… Lo que ha cambiado poco o nada es la calidad de los productos de la tienda. Dice Pepín que hasta el final ha estado haciendo lo mismo que hacía antes: apostar por los productos locales.

Muchos de sus proveedores ya lo eran de su suegro. Algunos ya han desaparecido o han dejado de trabajar, sin relevo, y otros lo harán en breve. “Yo, lo que siempre he visto es que el producto local es de mayor calidad y se merece una oportunidad”. Que sus clientes puedan disfrutar de una muestra de lo mejor de la tierra lanzaroteña.

Pepín: “Lo que siempre he visto es que el producto local es de mayor calidad”

Por ejemplo, de unas fresas recién cogidas, de uvas de La Geria “que cuesta mucho traer ahora porque solo van para el vino porque se pagan bien”, de tomates de Tinajo, de legumbres de temporada o del higo picón listo para comer, ya partido por la mitad. Productos del centro y el norte de la Isla, principalmente, que iba a buscar él mismo cada mañana a partir de las cinco. Incluso de su propia producción de aguacates, papayas o piña tropical, pero también naranjas de Gran Canaria.

“Hay que apostar por la cercanía, hay gente que me tenía por más caro, pero al productor hay que cuidarlo, no podemos maltratarlo. Hay que apoyarlo porque cuesta mucho producir, yo no le discuto ni un céntimo, aunque también hay que buscar otras opciones más económicas siempre manteniendo la calidad del producto”, dice. “¿De qué sirve vender algo barato si después el cliente tiene que tirar la mitad?”, se pregunta. “Pues ya te ha costado el doble”, responde él mismo.

Repite que tenía muy buena clientela: “La gente agradece el producto y algunos preguntan que ahora dónde lo podrán conseguir”.

Traspaso

El negocio se traspasa y Pepín asegura que si alguien quiere continuar con la misma línea, el negocio funciona. Aunque hay que trabajar y no solo levantarse pronto para recoger el producto. “Yo hasta ahora reponía, compraba, vendía y lo hacía todo. Abría todos los días de la semana y cerraba a las dos, que solían ser las tres”.

Desde hace unos años, comenzó a descansar quince días en agosto, cuando sus hijas y su mujer estaban de vacaciones. También apunta que hace falta un poquito más de apoyo, “un complemento” por parte de las administraciones.

Comentarios

Bonito artículo.
Y Juan Domínguez también tuvo la tienda y creo que fue cofundador.
Pero en realidad falta Juan Domínguez socio en la apertura .
Fifafu
Buenajubilacion
Sisenor
Sisenor
Le deseo una muy buena jubilación más que merecida. Y por otra parte que alguien dispuesto a continuar con este tipo de negocio seguro que será bien asesorado para que el producto de la tierra siga teniendo salida. QUE NO SE PIERDA ESTA TIENDA DE LAS LLAMADAS DE ACEITE Y VINAGRE.

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