Cuentan treinta años porque aunque el primer concierto fue en 1992, tuvieron dos años de parón cuando algunos estuvieron fuera de la Isla. Así que en realidad han pasado 32 años desde que dieron su primer concierto en la Escuela de Hostelería (de ahí el nombre del grupo), donde estudiaban algunos de los miembros de la banda.

En aquel concierto, aunque en el cartel anunciaban el nombre de un supuesto primer LP, Tu madre no te quiere, y escribían el nombre de muchos de los grupos que escuchaban entonces, tocaron versiones de La Polla Records, Kortatu, Siniestro Total o The Clash, entre otros.

Kardomillo no necesita presentación y tocará el 17 de enero en La Recova, junto a Faktotum, para empezar a celebrar esos 30 años en la música. “No es el concierto por los treinta años, porque el aniversario va a ser todo el año”, puntualizan.

El grupo toca el 17 de enero en La Recova, junto a Faktotum, para empezar a celebrar sus 30 años en la música

No tocarán versiones. De hecho, se quejan de que solo se contrata a grupos de versiones, pero si las hicieran podrían empezar el concierto perfectamente con Cuidado, aquel tema de Eskorbuto que decía en su estribillo: “Cuidado, os (les) avisamos, somos los mismos que cuando empezamos”.

Eran y son Guillermo, Samuel, Alberto, Teje, Marcos y Darío, con la incorporación después de dos percusionistas. Para La Recova anuncian un concierto con temas en orden cronológico y algunas sorpresas más.

Es domingo por la noche y van llegando a ensayar en una especie de cuarto de aperos en Teguise con una pared naranja que comparten con otras bandas. Se supone que ensayan todos los domingos, pero se saltan muchos: “Nos podríamos llamar The bostezos”, dice Marcos, el cantante.

“Si hubiéramos ganado dinero hubiéramos pintado la pared de otro color”, dicen. Empezaron ensayando en casa de Pipo y a veces les llamaban la atención porque enfrente había un tanatorio y se celebraban velatorios. Y se escuchaba el ensayo.

En los años noventa tocaron en todos los barrios de Arrecife: “Ahora apenas hay bolos y los que hay son para grupos de versiones”

Para el ensayo del día en que se hace este reportaje se han traído un gorro de Papá Noel y una camiseta de lucha canaria “que costó una pasta” que encargaron con el nombre del grupo. Por detrás pone “Danger. Soy de Titerroy”.

En los noventa tocaron en todos los barrios de Arrecife “porque todos los barrios organizaban conciertos de rock”. Hoy las cosas ya no son así, y si hay conciertos no es para que toquen los grupos locales.

También recuerdan grandes conciertos en La Virasón, el Lagartija, el JJ o en la Naos. “Ahora apenas hay bolos y los que hay son para grupos de versiones”, señalan.

Ellos también se sumaron, de alguna manera, a esta tendencia, inventándose grupos paralelos, que son ellos mismos, para hacer versiones populares, como Los Walkitolkies, Los Carraqueños o el Popurrí canario, y hasta uno que no llegó a nacer, pero que ya tenía nombre y hasta título para el primer disco: Cuco, Blas y los Superguays, con su disco Pacheco, no te jubiles, que parece que ya llega tarde. “Será lo último que haremos”, dicen.

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