ECONOMÍA

Lanzarote: una isla cerrada con pocos hoteles valientes

En Arrecife están funcionando tres de sus hoteles, mientras que en las localidades turísticas algunos establecimientos han decidido continuar a pesar de las dificultades

Juan Carlos Albuixech, director de Sands Beach Resort; Mercedes Medina, directora de Miramar; y Guillermo Femenías, director de Costa Calero. Fotos: Adriel Perdomo.
Saúl García 1 COMENTARIOS 18/03/2021 - 08:34

No son muchos, pero, aunque pueda parecer lo contrario, aún hay algunos hoteles y complejos de apartamentos abiertos en la Isla. No son más de una decena y con una ocupación, sobre todo desde que comenzó 2021, muy baja, que no llega ni al 15 por ciento, pero, por razones diferentes, se mantienen abiertos y alojan a los pocos turistas que aún pueden viajar. La mayoría, actualmente, son españoles y, sobre todo, franceses.

En Costa Teguise quedan dos hoteles y un complejo de apartamentos, en Puerto del Carmen tan solo un hotel y algunos complejos, otro hotel en Puerto Calero, dos en Playa Blanca y tres en Arrecife. Casi todos abrieron entre junio y julio y no han vuelto a cerrar, aunque algunos habían recuperado la actividad en diciembre. Otros muchos abrieron en verano y cerraron después de Navidad tras la llegada del nivel 4 de alerta.

Arrecife es un caso distinto a las localidades turísticas. Tres de sus hoteles, Diamar, Lancelot y Miramar, están abiertos. Su clientela es diferente. El Hotel Miramar, el más antiguo de la ciudad, abrió el 15 de junio. No esperó mucho tras el confinamiento. “En cuanto se pudo”, recuerda Mercedes Medina, su directora.

El hotel tiene clientela fija, formada en gran parte por profesionales que vienen a trabajar, y ya estaban llamando con las puertas del hotel aún cerradas. Algunos trabajadores están en expediente de regulación temporal de empleo porque desde enero la ocupación es baja. De hecho, cancelaron durante dos semanas las reservas por el nivel 4, que han vuelto a abrir ya en marzo.

“Esto va de semana en semana”, resume Mercedes, que dice que el concepto de la palabra “previsión” ha cambiado mucho. Miramar, no obstante, fue previsor, y fue uno de los primeros hoteles en conseguir la certificación por sus medias anti-COVID.

El primer bajón, después de la reapertura, fue en septiembre, coincidiendo con la segunda ola de contagios en la Isla, y después se notó mucho en octubre. En Navidad se alojaron familiares de residentes en la Isla, pero la situación posterior ya fue definitiva. Con las restricciones impuestas y la pandemia disparada en la Isla, las reservas se cancelaron.

“A la gente le da miedo viajar, prefiere esperar”, señala Mercedes, que reconoce que el año está siendo complicado, pero añade que “quién sabe cómo seguirá”. Cree que, por una parte, se nota el cansancio en la gente, pero, por otra, “ya tenemos más experiencia en convivir con el virus”. Reclama, eso sí, ayudas al sector porque “no hay ayudas reales y directas”, sino incentivos a la inversión y se pregunta quién va a invertir en esta situación.

Sin previsión

Paula Fernández es asistente a la dirección del Hotel H10 Rubicón Palace, en Playa Blanca. Abrió el 16 de julio y no ha vuelto a cerrar. La cadena tiene decenas de establecimientos en España y algunos siguen abiertos. El hotel funciona aunque se ha reducido su espacio disponible. Fernández dice que cumplen todas las normas escrupulosamente y que han tenido inspecciones de todo tipo, sanitarias y de touroperadores: “Nos hace estar siempre en alerta”.

Para Paula, la previsión no es que haya cambiado, es que no existe, ya que se cancelan muchas reservas. “No tenemos previsión, trabajamos día a día, ni siquiera a 15 días vista”. En agosto, la ocupación no fue mal del todo, pero después no remontó. “Los ingresos son pequeños, pero la calidad para el cliente es la misma y, aunque nos hemos acostumbrado a trabajar con esta inestabilidad, con muchas personas en ERTE, somos conscientes de la sensibilidad del cliente y estamos más atentos a cualquier queja o reclamación”, asegura.

El Hotel Costa Calero también resiste. Guillermo Femenías es su director. El hotel abrió el 19 de julio. Actualmente, trabajan unos sesenta empleados que van rotando en el ERTE. “Está siendo duro”, dice el director. Ahora, el noventa por ciento de los clientes son franceses o de Luxemburgo, aunque hay algún inglés, alemán o belga que debe regresar ya. Los fines de semana también se alojan clientes locales. El verano tuvo una ocupación aceptable por el turismo peninsular y el espejismo de la llegada de británicos duró diez días.

Tampoco cuentan con ninguna previsión: “No sabemos hasta cuándo estaremos así”, señala Femenías, que cree que hay que ser realistas y dar por perdida la Semana Santa: “Los ingleses, hasta el 15 de abril, como muy pronto, no vienen, ni los alemanes”. Confía en que, al menos, haya algo de movimiento con el mercado local y cree que se cumplen mejor las normas anti-COVID en un hotel que en una casa.

Además, señala que la diferencia entre estar abierto o estar cerrado no es tanta porque el hotel clausurado también tiene gastos de mantenimiento y para cerrar hacen falta unos diez días para recoger todo y otros tantos para volver a abrir. “Pierdes algo más, pero no mucho más”, resume.

Diferenciarse

Hay otros establecimientos que pueden seguir abiertos por su especialización. Este es el caso de las Villas Kamezí, ubicadas junto al Faro de Pechiguera. Íñigo Recio es su responsable de comunicación: “El factor que más nos permite estar abiertos es el modelo de alojamiento”, señala.

Las villas hacen que se puedan evitar más espacios comunes, y además, todos los servicios comunes, desayuno o media pensión, han pasado a servirlos en las propias villas. “Ha habido muchas complicaciones, pero al menos podemos mantenernos”, señala Recio, que asegura que han adaptado la comunicación publicitaria de forma “ágil”, adaptándose al mercado canario y local, ante la falta de mercado alemán o británico y con la ocupación de turistas franceses.

Hay establecimientos que pueden seguir abiertos por su especialización

“Al menos nos permite mantenernos con muchos esfuerzos”, asegura, y añade que el personal está muy comprometido y desde la recepción han tenido que redoblar el esfuerzo porque todo el mundo llama para saber cómo está la situación.

No se plantean cerrar, pero consideran que la situación cambia de forma repentina, de un día para otro. Además, tienen un convenio con una clínica para hacer las pruebas PCR tanto a la llegada como dos días antes de volver de las vacaciones.

Otro establecimiento especializado es Sands Beach Resorts, uno de los tres que se mantiene abierto en Costa Teguise, junto a Los Zocos y Barceló Teguise Beach. Cerraron el 24 de marzo de 2020 con el hotel “casi lleno” e incluso hubo clientes que se quedaron durante el confinamiento con el hotel cerrado. Volvieron a abrir el 3 de julio, aunque antes ya habían abierto la terraza que da al paseo marítimo sin abrir el hotel. Y no han vuelto a cerrar.

“Entendimos que teníamos que volver como fuese porque nosotros no pertenecemos a una cadena ni tampoco tenemos accionistas y los ahorros se fueron en el confinamiento”, señala Juan Carlos Albuixech, su director y propietario.

Dice que se trata de calcular los gastos para saber los ingresos que se necesitan para trabajar de semana en semana. Y hasta ahora no ha ido mal. Para los próximos meses “ya veremos”, puntualiza.

El hotel, en esta etapa y con Albuixech al frente, abrió en 2008, en medio de otra crisis, y decidió especializarse, no ofrecer todo incluido y no depender de los touroperadores.

Referencia del triatlón

Con los años, Sands Beach se ha convertido en una referencia mundial para triatletas, tanto profesionales como aficionados. Destinaron una de las piscinas, de 25 metros, para entrenamiento, y reciben clientes de todas las partes del mundo.

El 95 por ciento de sus clientes, ahora, son triatletas que comparten espacio: aficionados que entrenan junto al campeón del mundo, Javier Gómez Noya, que se ha alojado recientemente allí.  Otro perfil es el de un campeón mundial juvenil de surf, que se aloja desde hace varios meses junto a su padre, o el de ejecutivos que deciden pasar una larga estancia mientras entrenan y teletrabajan. “El triatlón es el nuevo golf”, señala Albuixech.

Comentarios

Hay más hoteles abiertos de los que referencian. Por ejemplo, en Costa Teguise el Galeón Playa.

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