En Lanzarote hay más de 8.000 piscinas, unas cinco por cada 100 habitantes. En municipios como Yaiza esa proporción se dispara hasta las 22 piscinas por cada centenar de residentes. El recuento se plasma en un estudio del Área de Paisaje y Soberanía Alimentaria del Cabildo de Lanzarote, que abre un debate más que pertinente en una isla con graves problemas de abastecimiento de agua, especialmente para el sector primario: “Además de su uso recreativo y turístico, las piscinas pueden servir como reservorios de agua, ayudando a la Isla a almacenar y gestionar recursos hídricos limitados”.

“Lanzarote se enfrenta a un desafío crucial en la gestión de sus recursos hídricos”, señala el estudio en el que ha trabajado la geógrafa Natalia Cancio, que incide en que los problemas de abastecimiento han tenido “un impacto especialmente perjudicial en el sector agrícola”. Un escenario en el que son necesarias, añade, “la búsqueda de soluciones” y la “gestión sostenible” del agua.

La concesionaria del servicio de abastecimiento de agua en Lanzarote y La Graciosa, la empresa Canal Gestión, propiedad de la compañía madrileña Canal de Isabel II, mantiene limitaciones de forma permanente en el suministro de agua agrícola, aunque se escuda en que se trata de “restricciones históricas” que ya existían “con anterioridad” a que asumiese el servicio, hace casi una década.

Por ejemplo, en el municipio de Teguise, hay agua para el campo solo los lunes en El Majuelo, en la zona del cementerio y en el entorno de la carretera de Teguise a Famara. La Vega de San José recibe suministro los miércoles. El resto de días de la semana, no hay abastecimiento con fines agrícolas. Se da la circunstancia de que Teguise es, prácticamente a la par que Tías, el municipio con más piscinas en zonas rurales: más de 390 de las 1.683 identificadas en el estudio del Área de Paisaje y Soberanía Alimentaria, que precisamente se denomina Análisis de piscinas en las zonas rurales de Lanzarote.

“El sector agrícola de Lanzarote, que es fundamental para la soberanía alimentaria de la Isla, ha sufrido de manera significativa debido a la irregularidad en el suministro y la calidad del agua”, destaca el estudio. De tal manera que “la agricultura en Lanzarote se ha visto amenazada por la falta de recursos hídricos adecuados para el riego, lo que ha llevado a la disminución de la producción y a la pérdida de cultivos”.

El agua de piscinas “tratada adecuadamente podría destinarse al riego de cultivos”

Hace dos décadas, en 2004, la Isla alcanzaba las 4.736 hectáreas cultivadas, la mayor superficie en explotación en lo que va de siglo, según la estadística anual de superficies y producciones de cultivos que elabora la Consejería de Agricultura, Ganadería y Pesca del Gobierno de Canarias. Solo en 1991, con unas 4.857 hectáreas, se registró una superficie mayor. En el último año del que hay datos oficiales, 2022, la superficie cultivada en Lanzarote se redujo a menos de 3.000 hectáreas cultivadas, de las que más de 2.000 eran de viñedo, en una época en la que el auge y la rentabilidad del vino de la Isla ha alcanzado cotas elevadas.

El estudio de Paisaje y Soberanía Alimentaria enumera como antecedentes no solo la escasez histórica de recursos hídricos, la dependencia de la desalación de agua de mar o los problemas de la calidad del agua, sino también los desafíos en materia de sostenibilidad. “La falta de precipitaciones, la escasez de agua superficial y la creciente demanda han creado una presión insostenible sobre los recursos hídricos disponibles”, subraya el análisis.

Mapa con la localización de piscinas en zonas rurales de la Isla. Fuente: Cabildo de Lanzarote.

“Activo valioso”

“Lanzarote se enfrenta a desafíos hídricos críticos y, en este contexto, las piscinas representan un potencial activo valioso”, destaca el estudio. En cuanto a las piscinas, vinculadas especialmente al uso turístico, podrían convertirse también en depósitos de agua que, una vez tratada, tuviese un segundo uso: el riego agrícola. “Las piscinas en Lanzarote consumen grandes cantidades de agua para su llenado y mantenimiento”, se apunta en el análisis efectuado. La “reutilización” del agua de las piscinas “podría ser una estrategia eficaz”, ya que “tratada adecuadamente podría destinarse al riego de cultivos, supliendo una gran demanda y contribuyendo a una gestión más sostenible del agua”.

El enfoque que se plantea desde el Cabildo pasa por “una perspectiva de desarrollo más allá del turismo” y se concreta en que “la reutilización del agua de piscinas en la agricultura podría aumentar la autosuficiencia alimentaria de la Isla, reduciendo la necesidad de importaciones y fortaleciendo la soberanía alimentaria”. Así, “el rediseño de las piscinas para su reutilización en la agricultura no solo tendría un impacto económico positivo, al aumentar la producción agrícola local, sino que también podría generar empleos en la gestión de sistemas de tratamiento de agua”.