En enero, una parte de Los Cocoteros se quedará sin acceso a Internet. En el pueblo, que pertenece al municipio de Teguise, ya hay poca cobertura móvil dentro de las casas. Se instaló la fibra óptica para contar con conexión a Internet pero el cable no llega hasta seis viviendas de la calle El Clavo que, hasta ahora, tenían disponible Internet por satélite. Pero en enero, la empresa que ofrece ese servicio dejará de prestarlo.

“El Ayuntamiento dijo que haría una pequeña obra, una zanja y que eso permitiría poder meter el tubo con la fibra también para estas casas”, comenta Joana Hernández, presidenta de la asociación de vecinos El Riadero.

La empresa de comunicaciones dejó la obra sin terminar y el Ayuntamiento no ha hecho la zanja ni la obra, así que estos vecinos siguen con el mismo problema, que ahora se agrava. Entre esos vecinos hay personas que necesitan Internet por su trabajo o sus ocupaciones y niños y niñas en edad escolar, para quienes también es imprescindible estar conectados.

El de la fibra, en cualquier caso, no es el único problema que hay en Los Cocoteros

El Ayuntamiento de Teguise no ha contestado a las peticiones “y los vecinos están preocupados porque se quedan sin conexión de ningún tipo”. “Hemos pedido una reunión urgente con el alcalde y estamos a la espera”, señala Joana.

El de la fibra, en cualquier caso, no es el único problema, que hay en Los Cocoteros y que tiene que resolver el Ayuntamiento. Hace mucho tiempo que pasaron los años de fama por los pleitos judiciales por la venta de gran parte de la urbanización, pero los problemas no se han difuminado.

El mantenimiento de las zonas comunes en este pueblo junto al mar deja mucho que desear. Hay un parque infantil con carencias de mantenimiento, el piso está en mal estado y algunos de los columpios están oxidados o rotos.

Desde la asociación de vecinos cuentan que el parque está en tal estado que a una niña de ocho años del pueblo se le ocurrió recoger firmas entre los vecinos, casa por casa, para entregarlas al alcalde y que procediera al arreglo.

Tampoco está pintada la cancha deportiva “y eso a pesar de que fue una de la promesas electorales del alcalde para esta zona”. “Nos dijo que si repetía iba a arreglar la cancha, pero no la han pintado y, en realidad, es de lo poco que hay en el pueblo”, dice Joana. Añade que la reja está oxidada y que la puerta se ha caído.

En 2017 se rompió una parte del muro del bañadero, que también supone un peligro y que no es accesible. Cuenta Joana que se fue a bañar un chico con una discapacidad, en silla de ruedas, y después no podía salir. “Le tuvieron que ayudar para sacarlo”.

En 2017 se rompió una parte del muro del bañadero, lo que es un peligro

Considera que vendría bien instalar una rampa que también podrían usar las personas mayores. En este caso, pasa lo mismo que con el parque: “El concejal prometió que después del verano se arreglaría, pero ha pasado el verano y tampoco lo han hecho”.

Y hay más reclamaciones. Los vecinos se quejan de que no se podan las palmeras y que no se han empichado las carreteras desde hace diez o doce años. Lo explican muy gráficamente: “El otro día pillé un bache y creía que había atropellado a un perro”. Y hay otro muro más, junto a la costa, que se cayó a principios de año y también supone un peligro, principalmente de noche, que “da a un risco de más de dos metros”. Piden que lo arreglen o que, al menos, señalicen el peligro. “Un día se va a matar alguien”, resumen.

También dicen los vecinos que “es una pena para los niños, que están todo el día en la calle y que haya estos peligros. Hay padres que no les dejan salir solos por el mal estado en que se encuentra el parque y el perjuicio que supone”, concluyen.

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