La polémica duró dos días. No más. Una polémica exprés, digna de un tiempo vertiginoso. Pero que la rapidez no enmascare la chapuza. El consejero de Transición Ecológica del Gobierno de Canarias, Mariano Hernández Zapata, declaró de interés general un proyecto de una gran planta fotovoltaica en Mácher. Es un procedimiento que sirve para saltarse el criterio de las instituciones locales.

Un pequeño inciso: se trata del interés general de una planta de una empresa privada. El Cabildo  está elaborando una Ordenanza insular para fijar los criterios para la implantación de energías renovables y si algún día termina esa planificación, sabremos los criterios. Los del Gobierno ya los sabemos: ante el retraso en la planificación territorial, es preferible imponer una declaración de interés general.

Pero resulta que tanto el Ayuntamiento de Tías como el Cabildo están (y estaban) en contra, y el Gobierno, en un solo día, dio marcha atrás y anunció que la autorización decaía “definitivamente” porque le faltaba documentación necesaria. En un ejercicio de funambulismo, el consejero afirmó que estaba obligado a abrir el expediente de interés general, que eso no significaba que se concediera y que inmediatamente había que archivarlo porque le faltaba documentación: la misma que le faltaba cuando lo había abierto. “Este Gobierno tiene que ser exquisito con los trámites administrativos”, dijo. Menos mal.

El caso es que la polémica sirvió para que el PSOE, rápidamente, cargara contra el Cabildo y que el consejero Jesús Machín, abonado a la sobreactuación, dijera esto: “En Lanzarote no se realizará absolutamente nada en materia de energías renovables sin que el Cabildo supervise y apruebe cada proyecto. La sostenibilidad no es negociable, es una prioridad que guía todas nuestras decisiones”.

Pues a ver si toma nota con la Consejería de Turismo, porque el Gobierno de Canarias autorizó hace justo un año un complejo de apartamentos de cuatro estrellas en Costa Teguise y el Cabildo acaba de conceder la autorización para otras 300 plazas. Parece que en esto la sostenibilidad tampoco es negociable. Se impone y se acepta.