Abierto en 1973, presentaba un nuevo modelo de centro educativo, “caro de construir”, en una ciudad y un país que ya se preparaban entonces para el cambio
Adolfo Topham: primer colegio moderno
Abierto en 1973, presentaba un nuevo modelo de centro educativo, “caro de construir”, en una ciudad y un país que ya se preparaban entonces para el cambio
El 12 de enero de 1973 abría sus puertas el “colegio nacional” más grande de Arrecife, en el punto de unión de los barrios de Altavista, Valterra y La Vega. Siempre que se habla de sus inicios, se recuerda su tamaño y la respuesta que dio al boom demográfico, llegando a acoger a más de 1.000 alumnos y alumnas distribuidos en dos turnos, pese a lo cual se tuvo que recurrir, para escolarizar chinijos, al alquiler de almacenes cercanos y a coordinar las escuelas de Los Geranios y de Tahíche. También se evoca la novedad de una nueva tipología de aulas y la calidad de sus recursos. En 2023 se celebraron distintas actividades para conmemorar su medio siglo de existencia. Recordar su historia y el contexto de sus primeros pasos obliga a remontarse a los últimos años de la dictadura, a sueños de libertad, democracia, prosperidad y desarrollo cultural en una capital de la Isla que se preparaba para tiempos mejores.
La mayoría de las escuelas arrecifeñas tenían muchos años o habían envejecido pronto. El Sanjurjo Maneje en Titerroy se había estrenado en 1946, y La Marina, en el centro urbano, en 1954. Otros colegios eran más recientes, como el Generalísimo Franco, en La Destila (1960); o el Benito Méndez Tarajano, en Titerroy (1967); pero sus construcciones respondían a estilos más antiguos: uno al Plan de 1956 y el otro al I Plan de Desarrollo (1964-1967). El colegio Adolfo Topham, con su diseño arquitectónico, replicado aquí como en otros puntos del país, independientemente del frío o del calor propio de cada zona, tomó forma junto a la calle Gómez Ulla, junto a la conservera Garavilla y entre llanos y salinas abandonadas, donde dos décadas más tarde iría la Vía Medular. Un colegio moderno en los estertores de una dictadura simbolizaba esperanza y la llegada del cambio, como lo había supuesto la construcción del Instituto Blas Cabrera en 1969 y la Escuela de Arte Pancho Lasso en 1970. Se empezaba a dibujar un nuevo Arrecife.
Don Fernando
La lista de nombres propios de la historia del colegio comienza con el maestro que designa al centro, Adolfo Topham Martinón, nacido en Arrecife en 1864, que destacó en el ejercicio de la enseñanza y que llegó a ser presidente del Cabildo en 1924. Pero si hay un nombre con mayúsculas en los primeros pasos del nuevo colegio es el de Fernando Curbelo Fernández, director del centro desde el día de su apertura hasta el 2 de enero de 1982, cuando es designado inspector educativo. “Don Fernando”, como le recuerda el alumnado de la época, marcó el estilo del nuevo colegio, con criterios estrictos en los horarios, el uniforme y las normas de convivencia.
Con la EGB se elaboraron ocho planes para invertir en 738 colegios
Además, Curbelo Fernández aprovechó su influencia en la sociedad del momento, ya que ocupaba también el cargo de concejal de Educación en el Ayuntamiento capitalino con el alcalde Rogelio Tenorio, y completó gestiones para una dotación completa del colegio, con un laboratorio de idiomas pionero en el país (junto a otro existente en Salamanca) y un gimnasio cubierto, cuyos niveles de calidad hacía que fueran demandados y usados por otros sectores de la Isla. Don Fernando, que a sus 87 años pudo celebrar el medio siglo de vida del colegio, fue decisivo también en los inicios del centro de la UNED en Lanzarote. El juez Alejandro Álvarez Macías había conseguido su creación en la Isla y la dirigió en sus primeros momentos. Cuando le ascendieron a magistrado y abandonó Lanzarote, Curbelo Fernández fue su sustituto, hasta que le relevó José María Espino.
Hay que mirar al colegio Adolfo Topham de aquel momento como una inversión destacada del Régimen. En 1968 se produce la llegada al Ministerio de Educación de José Luis Villar Palasí, “uno de los ministros de Educación más conocidos de nuestra historia”, y el comienzo del II Plan de Desarrollo. Comienza una reforma educativa entre 1968 y 1971, que da lugar a la Ley General de Educación (la conocida EGB), que plantea la necesaria evolución del concepto de edificio escolar. En febrero de 1970 tuvieron lugar unos encuentros decisivos en esa dirección, entre ellos uno con dos destacados expertos de la OCDE, los ingleses Oddie y Pearson, a partir de los cuales se plasma un modelo de edificio escolar que es declarado obligatorio por la Orden Ministerial de 10 de febrero de 1971.
EGB y modernidad
Como señala Emilio Lázaro Flores, en Historia de las construcciones escolares en España, dicha Orden introduce la modernidad al considerar que “el aula o clase, como recinto compartimentado e igual, debía dar paso a espacios abiertos, de diferentes dimensiones, denominados áreas, y que haría posible la libertad de movimientos de profesores y alumnos, necesaria para el desenvolvimiento de la enseñanza activa (basada en la dinámica del alumno), superadora de la enseñanza exclusivamente magistral (en la que el alumno es más bien objeto pasivo que sujeto claramente actuante)”.
El estudio de Lázaro Flores, aparte de señalar que faltaron medios para que el profesorado interiorizara esa innovación, concluye que en España siempre ha habido un “crónico déficit de escuelas”. En el curso 66/67 quedaron sin escolarizar 560.928 niños y niñas (el 12 por ciento de la población escolar). Por eso, la nueva Administración educativa, en el conocido como tiempo de la “innovación de mayor aliento reformador” y “tiempo ardientemente esperanzador y rotundo de la recién implantada EGB”, elabora ocho Planes de Urgencia, “más uno de preescolar en Vascongadas” en los que se invierten 11.438 millones de pesetas, se construyen 738 centros y se crean 376.640 puestos escolares. Canarias se vio beneficiada con la creación de 30.560 nuevas plazas escolares, entre las que figuraban las del Colegio Nacional Adolfo Topham. Aproximadamente se invirtieron más de 15 millones de pesetas, lo que equivaldría aproximadamente a un valor actual de unos 500.000 euros.
Canarias fue una de las comunidades beneficiadas y así nació el colegio
Lamentablemente, y es lo que hace especial a este colegio de Arrecife, no hubo continuidad en la construcción de estos “centros caros de construir”. Justo en el año en que el Topham abrió sus puertas, el Banco Mundial retiró los créditos previstos para la financiación de la EGB, dejando sólo a expensas de los Presupuestos Generales del Estado la aplicación de la reforma educativa. Así pues, en breve, surge un cambio de normativa, la Orden Ministerial del 17 de septiembre de 1973, la cual permite que por el valor de dos centros del 71 se puedan construir tres. Con ello, el modelo Topham resultó efímero en Lanzarote. Se suprimieron los grandes espacios por ciclos para la educación personalizada y agrupamientos en gran grupo, se redujeron los metros cuadrados de todas las superficies (de 82 a 70 metros cuadrados en las aulas) y se suprimieron los espacio-estrella (gimnasio, sala de expresión plástica… y los laboratorios pasaron de 115 a 40 metros cuadrados).
Miriam, Federico y Toño, los tres organizadores, durante la donación realizada al comedor de Sor Ana. Foto: Cedida.
Por todo ello, la comunidad educativa del centro en aquellos años se pudo sentir privilegiada con unas instalaciones que resistieron bien el paso del tiempo. Y es que además de las características del edificio, la calidad de sus instalaciones y de sus recursos atrajo a un profesorado destacado, inquieto y comprometido, algunos de ellos con responsabilidades posteriores en la sociedad insular, como Agustín Torres, María Dolores Luzardo o Carmelo García Déniz. La lista de profesorado de aquella época es muy amplia y en ella figuran, todos acompañados con el don o doña delante, Modesto Melgarejo, Maximino Ferrer, Salvador Pérez, Valeriano Trancho, Dolores Lemes, Joaquina Betancort... Pero también es recordado con cariño el que fuera conserje de los primeros años, Blas Cedrés, y su amplia familia, pues mantuvo siempre una relación seria, pero cordial con todo el alumnado.
Quizás todas esas circunstancias que confirieron al Topham un carácter especial han trasladado un “orgullo” a su alumnado que le ha llevado a mantener el deseo de encontrarse tantos años después, en la celebración del medio centenario de vida del centro en 2023. Habría que añadir también otras posibles razones, como la relevancia del colegio como institución creadora de vínculos y de identidad en un Arrecife “vacío”, de infraestructuras y de oferta de ocio. Pero, también, el hecho de ser punto de encuentro de la diversidad, al reunir a alumnado de distintos barrios y de distintos niveles socioeconómicos al, prácticamente, no existir colegios privados o concertados. En ese sentido, el colegio de religiosas de las Dominicas, Santa María de los Volcanes, comenzó a impartir clases en 1970 con ocho aulas, tal como se recoge en el libro ‘El Puerto del Arrecife’, de Antonio Montelongo y Marcial Falero.
El 24 de marzo de 2023 se celebró oficialmente el cincuenta aniversario del colegio Adolfo Topham en sus instalaciones, permitiendo “la vuelta al colegio” a un amplio número de exalumnos y alumnas varias décadas después. En el acto, en el que se homenajeó al antiguo profesorado y se realizó una muestra del buen momento que vive el centro, por la reciente renovación del edificio y por las habilidades artísticas del alumnado, muchos se quedaron con ganas de más y surgió la idea de un gran encuentro del alumnado de las primeras décadas del Topham.
Al frente se pusieron Federico Betancort, Antonio Morales y Miriam Fernández. Crearon el grupo de Whatsapp “Aquell@sprimer@s del Topham” y fueron añadiendo miembros hasta sumar 328, clasificando cada día en una tabla cada nueva incorporación a su respectiva promoción. Y así fue tomando forma, financiado por cada asistente y con la colaboración de Bodega Vega de Yuco, el gran encuentro del 11 de noviembre en la Finca Testeina, calificado por uno de los organizadores como “el primer evento de estas características, un encuentro social inédito en Lanzarote, que reunió a unas 250 personas de edades comprendidas entre los 40 y 60 años, nacidos entre los años 1961 y 1983” que pueden decir con orgullo: “Yo también soy del Topham”.
Comentarios
1 Antonio Zerolo Dom, 28/01/2024 - 10:16
2 maria pilar martinez Dom, 04/02/2024 - 21:09
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