CULTURA

“Todo es producto del estado de ánimo”

La Casa Amarilla acoge ‘Contra el olvido’, una retrospectiva de la obra de Santiago Alemán

Saúl García 0 COMENTARIOS 30/08/2023 - 07:19

Llega a la exposición con varias libretas. Son unos cuadernitos que llena de notas, de reflexiones, pensamientos o conclusiones. De lo más genérico a lo específico. ¿Qué es el dibujo?, se pregunta y se responde en una de las páginas. ¿Qué es el croquis”, sigue. Y así una página tras otra. Dice que lo hace porque se queda en blanco. Y dice que se encuentra torpe, que le tiembla la mano y le dificulta la escritura y, por supuesto, el dibujo. Hace dos años que le diagnosticaron la enfermedad de Parkinson. También le quitaron un sarcoma y cuatro carcinomas. “Pero no han logrado derribarme”, asegura. Y se sonríe: “Mientras pueda y me aguante el cuerpo seguiré molestando”.

Escribe los cuadernos con esa característica letra mayúscula que acompaña a sus dibujos. Ese tipo de letra nació a principios de los años 80. Se iba a presentar a las oposiciones a profesorado y pensó que los exámenes teóricos no podía desarrollarlos con su letra habitual porque ni él mismo la entendía. De la mala caligrafía en minúscula pasó a la caligrafía excelsa en mayúscula. A partir de ahí incorporó ese trazo a sus dibujos como una especie de “escapatoria”. Lo explica él mismo: “Quería un tipo de letra que se integrara en el dibujo, en el plano pictórico, porque todo es un conjunto y el texto es un complemento de la imagen, el trabajo del ilustrador se complementa con el del poeta o el escritor”. En este caso, ambos son la misma persona.

Esa letra se encaja en sus dibujos en los que nombra a las especies autóctonas que dibuja: a las aves o a los reptiles, y con esa misma letra plasma la arquitectura tradicional. Titula y describe los elementos constructivos. Junto a ella dibuja casas, salinas, molinos o faros. Y aprovecha para recordar el estado penoso del Faro de Pechiguera y preguntarse cómo pudieron levantar el nuevo torreón moderno a solo un metro y medio (“porque me he molestado en medirlo”) del viejo edificio. O cómo se desmoronan los viejos molinos, que si se restauraran, sería “una maravilla ver cómo funcionan”, o el deterioro de los hornos de cal. “Uno se siente responsable de esas cosas”.

En la exposición, titulada Contra el olvido, que recoge una muestra de su obra, se puede consultar uno de los libros en los que recoge esos dibujos y esas letras mayúsculas: Arquitectura tradicional de Canarias, (Ediciones Remotas). Dice que está muy agradecido a la editorial.

Siempre le llamó la atención el dibujo arquitectónico. De niño le gustaban esos juegos de montar piezas. Si le regalaban unos zapatos, se quedaba con la caja y la convertía en otra cosa. La transformaba en una casa, en un edificio. “Era obsesión”, dice. Los márgenes o los espacios libres de sus libros de texto del colegio también los llenaba de dibujos.

Se matriculó en Bellas Artes a pesar del escaso entusiasmo familiar. “Pensaban que iba ser un pintor tirado por ahí, por la calle”. Su tendencia ha sido siempre la de representar la realidad aunque también se le ha ido llenando la cabeza de ideas. Suele pintar del natural, al menos el boceto. Después se apoya en fotografías. Recorrió Lanzarote varias veces haciendo fotos de lugares e inmuebles donde era posible actuar. Pero también recorrió otras islas. “No todo ha sido destrucción -dice- hay algunas islas que se han conservado mejor, como La Gomera y El Hierro, que conservan muy bien sus pueblos”.

Lo del uso del color va por rachas. “Siempre fui de pintura colorista, de joven era más colorista y después, con el tiempo, lo vas perdiendo o te decantas por el color que pide el propio dibujo”. Por la melancolía, por ejemplo, o la tristeza. Dice que, además del dibujo, siempre ha seguido con la pintura, pero que ha variado el formato, ha optado por hacer láminas más pequeñas. “Puede que sea por comodidad, para trasladarlas más fácilmente”, asegura.

Bestiario

“Todo es producto del estado de ánimo”, afirma. Así nace un bestiario, o “el cuarto de los monstruos”, como lo llama él. Está en una de las estancias de la exposición y supone sacar a la luz unos dibujos que nunca se habían visto. No los había mostrado en público. Se podían haber publicado en un periódico como viñetas de actualidad, pero no fue así. En esas ilustraciones se reflejan las guerras, las injusticias, la muerte, el poder. Son dibujos que pertenecen a distintas épocas, que están hechos por impulso, como reacción a la injusticia. Dice que no ha tenido la oportunidad de publicarlos, pero que quizá ahora tenga esa oportunidad de recogerlos en un libro. En esas viñetas carga contra los poderes fácticos de forma crítica: el Ejército, la religión, la clase política y la aristrocracia. “Hemos sufrido mucho a todos estos”, dice, recordando que Lanzarote fue isla de señorío y de diezmos.

Como docente, ya jubilado, “la satisfacción más grande es el reconocimiento por parte de los alumnos” y la posibilidad “de aportarles inquietudes”. Recuerda que se trasladaba con sus alumnos a Fuerteventura, al albergue de Tefía, a dibujar. Allí se experimentó una recuperación etnográfica y Alemán considera que se podría hacer algo parecido en Lanzarote, en Janubio, con una finalidad didáctica, como lo que se hizo también con el poblado de Guinea en El Hierro, y que se pudiera incluir dentro de los Centros de Arte, Cultura y Turismo. También instaba a sus alumnos a que pasearan, que caminaran, que escucharan la naturaleza, que prestaran atención. “Hay lugares en la Isla en los que parece que estás en un concierto sinfónico”. Y se contesta a sí mismo: “Pero lo rompen los quads esos” que dice que ha visto por Mácher y por el desierto de Soo rompiéndolo todo. “Eso es intolerable”.

Cree que la conexión con la Isla es importante para su obra y para los artistas locales: la forma, el color, los contrastes, “los choques de masas”... Después de unos años dando clase en Gran Canaria, a la vuelta a su isla se dio cuenta de que los alumnos en Lanzarote eran más creativos. “Los de Gran Canaria estaban con la ciencia ficción y los de aquí eran más ambiciosos en el uso de los colores”.

Asfixia

“A veces he sentido que me asfixiaba la Isla”. Asfixiado por “personajes y personajillos”, boicoteado en muchas cosas. Después de pasar nueve años en Gran Canaria quería volver a Lanzarote, tenía ansiedad por regresar “pero el círculo estaba muy acotado, muy establecido por una serie de personajes”, poco favorable para una persona acostumbrada a remar contra corriente, sonríe, “como una forma de masoquismo”. “Siempre me han dicho que soy un mala leche”.

Cree que las personas con facultades innatas tienen que explotarlas, aprovecharlas. “Si tienes buena voz, canta, no la estropees”, pero cree más en el trabajo: “La inspiración es trabajar”, dice, aunque él es trabajador, pero muy poco metódico, muy disperso, “hasta ese punto rebelde”.

“Me robaron en casa hace unos veinte años y me entró una gran desazón anímica porque me robaron mi esfuerzo y me destrozaron varias pinturas y láminas”, cuenta. “Ni siquiera me dieron la oportunidad de decir que me habían robado para vender los cuadros o colgarlos en algún sitio”.

Imágenes

TERRITORIO Y DOCENCIA

‘Contra el olvido’ recoge los dibujos e ilustraciones de Santiago Alemán Valls (Lanzarote, 1952) en múltiples formatos y técnicas “y con un espíritu unitario de reivindicación y denuncia”. La exposición está comisariada por Rubén Acosta y Mario Ferrer y se puede visitar en La Casa Amarilla hasta el 30 de septiembre. En la inauguración, Ferrer destacó “la percepción técnica tan elevada de Santiago Alemán en su afán por rescatar a los héroes de Lanzarote (los campesinos y campesinas) usando el dibujo como terapia”.

Entre las contribuciones de Alemán se encuentran participaciones artísticas en el patrimonio; la literatura, participando en multitud de publicaciones; la denuncia social, con dibujos dedicados a la dureza de las migraciones, la pérdida de modos de vida rural y marinera o la forzada soledad de la vejez, entre otros temas, o la docencia, con una trayectoria de casi 40 años en distintas escuelas de artes de Canarias como catedrático en la especialidad de Dibujo y Color.

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