Tatiana cumple hoy 41 años pero no es un cumpleaños feliz. Mañana a las 12:30 está fijado el desahucio de su vivienda en Nazaret, en la que vive con su hijo de ocho años. Está muy nerviosa y apenas le salen las palabras. En el banco le aseguran que el desahucio está paralizado pero en el Juzgado no tienen constancia de que se haya parado.

Compró la casa con su marido hace unos diez años y pagaban casi 1.400 euros mensuales de hipoteca. Hoy está separada y en paro, y su hija mayor se ha tenido que ir a vivir con su abuela. Hace dos años su situación económica empeoró y tuvo que dejar de pagar. Fue a La Caixa, la entidad con la que contrató la hipoteca, para renegociar las condiciones “pero no quisieron”.

La hipoteca está a nombre de su marido y de su hijo, pero ella pagaba la mitad de la cuota: “Para pagar sí que valgo pero luego no me reconocen como interlocutora porque no está a mi nombre”, dice. De hecho, hace sólo 15 días que se ha enterado de que la casa se había subastado y de que se había fijado el desahucio.

“Te ponen la alfombra roja para el préstamo y luego te echan a la calle como un perro”

Fue entonces cuando acudió a la Plataforma de Afectados por la hipoteca (PAH) que le asesoró. Ha solicitado un alquiler social y en el banco le dicen que no desahucian a nadie y que no hay problema.

“Te ponen la alfombra roja para el préstamo y luego te echan a la calle como un perro, es mucha la impotencia porque ya te engañan cuando contratas la hipoteca, después con el desahucio del que no me entero y ahora me vuelven a engañar porque en el Juzgado el desahucio sigue adelante”, asegura.