Pepe Betancort: una taró de realismo mágico sobre el territorio
‘Las perlas de Eufemia Montelongo’, ganadora del Premio La Balsa de Piedra 2022, editada por Itineraria
“Papá, cuéntame un cuento”. El padre se levantaba a oscuras, mucho antes de salir el sol. Hacía el café, volvía a la cama. Marinero de profesión, de cada cuarenta días en la mar, solo cuatro días en casa. Por eso, al regresar con el café siempre se encontraba a su hijo, que se le había colado en la cama: “Papá –insistía- , cuéntame un cuento”.
“Entonces mi padre me hacía un cuento a medida. Eran siempre las aventuras de un niño que se embarcaba, o se iba a los riscos, o se iba a coger pulpos. El territorio estaba muy presente siempre y al niño le pasaban un montón de aventuras, de desgracias, de problemas... Pero al final, siempre volvía a casa y su madre y su padre le hacían el café con leche y un pan con mantequilla. El final del cuento era un aviso: se acabaron los cuentos, a desayunar y a irte a la escuela. Y me iba feliz, fascinado con mi padre”.
La primera referencia literaria de José Ramón Betancort Mesa (Pepe Betancort) se mantiene así: en la penumbra y en la ternura. La siguiente llega al sol del verano: las carcajadas de su hermana Tata (Carmen Rosa) sobre Cien años de soledad; esa risa, cuenta, fue un magneto hacia el libro. Desde ese verano, entrando en los '80, devoró varias veces la novela.
En solo dos escenas vemos fundarse los principales cimientos de la voz literaria del autor: territorio, realismo mágico y humor. Son las semillas primeras, y reconocibles, de toda su obra publicada.
También se cuelan, como marca de agua, en Las perlas de Eufemia Montelongo, su última novela, ganadora del Premio La Balsa de Piedra 2022 y editada por Itineraria. Todas las claves están ya presentes desde las primeras líneas del relato, que ponen sobre la mesa el propio argumento de la novela: “En junio empezó a regurgitar arena. Fue así, como una decisión divina. Eufemia Montelongo se despertaba de madrugada con el sabor melancólico de la maresía costera en los labios y con una fina costra gelatinosa de arenisca pegada en las encías” (Las perlas de Eufemia Montelongo, 2022).
Explicar lo (ir)real
Acosada por la misteriosa y novedosa capacidad, repentinamente adquirida, de producir perlas de forma espontánea y natural desde su propio cuerpo, la protagonista de la última novela de Pepe Betancort inicia un periplo que le llevará a abandonar su Arrecife natal para encontrar su emancipación, su libertad y el amor; es una aventura repleta de magia y realidad, identidad y absurdo, humor y ternura. El autor se adentra en lo real-maravilloso para hacer una radiografía del territorio de otra época, parodiar las novelas románticas y ahondar en personajes de características reconocibles en la cultura popular del pasado siglo.
Parodia a la novela rosa, realismo mágico y territorio, protagonistas de 'Las perlas de Eufemia Montelongo'
Desde lo mágico,cuenta el autor, se narra y da explicación a lo cotidiano: “Hay una necesidad antropológica de explicar el mundo y el mundo es complicado de entender, muchas veces. ¿Cómo explicas que una tormenta te arruine una cosecha? ¿Cómo explicas que el hecho de no llover te condene a emigrar? A veces necesitamos echar mano de la fantasía, de lo maravilloso, para dar cordura a situaciones reales. A fuerza de estar siempre generando estos mundos de ficción, se convierten en cotidianos, se convierten en algo por lo que solemos transitar. Por eso el mundo de los cuentos tiene tanto de invención y de realidad, porque la fantasía se convierte en algo cotidiano: lo asumes como real”. Este, indica el autor, es el secreto mejor guardado del realismo mágico y de la literatura. También es el secreto de que, a pesar de la fantasía, su novela sea claramente una representación de otro tiempo.
Y es que, trenzadas entre un sinfín de situaciones irreales se van sucediendo identidades y problemáticas mundanas y afincadas en el territorio: personajes de personalidad reconocible, acontecimientos cotidianos y descripciones que devuelven a los lectores y lectoras a las calles de Arrecife, de Las Palmas de Gran Canaria y al paisaje de Fuerteventura. “El territorio no es un telón de fondo. Por él no transitan sin más los personajes: el territorio afecta y condiciona la historia”, señala el autor, que recalca la importancia que tiene en el relato la conexión entre islas para los personajes y la importancia de la insularidad en su escritura. “Canarias se explica desde la insularidad, una insularidad diferencial con su imaginario, con su tejido cultural y humano; tengo una necesidad de reivindicar el territorio que está presente en mi obra. Es algo fundamental y que afecta muchísimo, indudablemente”, señala.
“El humor es primordial para mí. Es una necesidad vital y explotar eso me parece muy interesante en la literatura”
El escritor indica que este estilo, también presente en 'Sesenta kilos de tomate' (Cabildo de Lanzarote, 1995) y en 'El año de las cucas volonas y otros relatos' (Ediciones Remotas, 2015), forma un ciclo en torno a lo real-maravilloso que, sospecha, cerrará con esta novela. No abandonará, en cambio, el humor. “Es primordial para mí. Existe una visión del humor con función social, asociada a lo contestatario, a lo más crítico, a la denuncia: la sátira para poner en evidencia una situación que hay que denunciar. Pero para mí, más que una función social, el humor tiene una materia universal: es una necesidad vital, un placer completo que comparte toda la humanidad. Explotar eso me parece muy interesante en la literatura”.
Absurdo, realidad popular y verosimilitud en la magia. En Pepe Betancort anidó la voluntad de contador de historias, de jugar con lo inmediato. “Papá, cuéntame un cuento”: y se forjó un observador, un soñador y un escritor del territorio.
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