Alex Salebe

Llega la serie del “otro” Pablo Escobar

Hay que tenerlos bien puestos, y sobre todo estar muy bien, pero muy  bien documentado, para crear una serie documental televisiva con la idea de explicar cómo se ha consolidado en los últimos 30 años “la corporación criminal más productiva de Colombia, que funciona como un relojito”. Y hay que tenerlos bien  puestos si encima el protagonista inspirador de la serie, vive, es un expresidente del país, y por dos periodos, 2002-2006 y 2006 -2010, y hoy ejerce como senador de la República representando al derechista partido Centro Democrático.

El valiente se llama Daniel Mendoza Leal, periodista y abogado criminólogo colombiano, que este 22 de mayo estrenó la serie ‘Matarife: un genocida innombrable’, difundida inicialmente por whatsapp para regatear la censura y llegar directamente a millones de espectadores.  Matarife también puede verse en Youtube y en distintas redes sociales. El primer capítulo de la primera temporada, titulado ‘La granada que activó la élite’, sumaba 2,8 millones de visualizaciones, solo en Youtube, durante las primeras ocho horas de publicación.

La serie coproducida por dos ONGs, una australiana y otra estadounidense con la colaboración de profesionales de la comunicación de España y México, promete cinco temporadas de diez capítulos cada una, con duración por capítulo de entre 3 y 7 minutos. El primer capítulo introductorio que pone al televidente en situación alcanza los 6:43 minutos. Tomen asiento que la serie amenaza el éxito de las dedicadas al narcotraficante Pablo Escobar.

‘Matarife’ es una historia basada en la investigación y artículos periodísticos de Daniel Mendoza, que además de escribir los guiones por condición sine qua non para su rodaje, también actúa como hilo conductor de esta siniestra historia parida por la realidad colombiana. La serie entremezcla documentación de imágenes y audios en vídeo con puesta en escena del narrador y el  apoyo de música, gráficos y rótulos que animan el relato televisivo.

La forma no es que sea lo de menos en un documental. Hay que saber comunicar cualquiera que sea su contenido, pero en este caso el solo contenido ya nos deja atónitos. El creador nació en una familia pudiente y fue socio del Club El Nogal de Bogotá, donde afirma, se hurgaron planes macabros de mafia, corrupción y parapolítica que denunció públicamente. Por supuesto, a Mendoza lo echaron de ese cónclave del jet set capitalino, aunque asegura que nadie se atrevió a interponerle  acción judicial a pesar de la gravedad de los hechos denunciados.  “Vi cosas asquerosas”, añade en una entrevista antes del estreno de la serie. Daniel Mendoza afirma que allí descubrió “la relación entre la violencia, el paramilitarismo, el carrusel de la contratación y el narcotráfico con la élite de la sociedad”.

Un aparato organizado de poder político, económico y hasta militar liderado por un capo, el innombrable. Así, la historia de esa “corporación criminal” viene a ser la historia de ‘Matarife’. Mendoza dice en el primer capítulo que desde que defendió jurídicamente al periodista Gonzalo Guillén por supuesta difamación contra el innombrable, y ganó con su cliente el proceso basando su estrategia de defensa en la publicación de un desgarrador artículo de opinión escrito por Guillén plagado de elementos probatorios, documentos, vídeos e hipervínculos, él, Guillén y Colombia “quedan  autorizados” para señalar de matarife, mafioso, paraco (paramilitar) y asesino al innombrable. Para nadie es un secreto que este personaje tiene decenas de procesos abiertos ante la Justicia por supuestos delitos de nexos con el paramilitarismo, espionaje, masacres y compra de votos en la última campaña electoral que llevó a la presidencia de la República al actual mandatario Iván Duque.

Daniel Mendoza avisa: “dos grupos sicariales de Colombia me quieren matar”, pero no se corta un pelo y reta al innombrable: “ya le he ganado todas las demandas a Uribe  (Álvaro), así que sería una berraquera que el jefe y presidente de la gran corporación criminal me metiera la demanda, porque todo lo que digo está soportado con pruebas”.  

No hay amenazas que valgan para detener la difusión de la serie, garantizan sus productores.  “En un software están programados todos los episodios con una expectativa de llegar a 30 millones de personas”. El estreno se adelantó para este mes de mayo por amenazas que recibió su creador.  Como su anagrama, la serie no es que esté teñida de sangre, sino bañada en ella, porque denuncia hechos oscuros que le han costado la vida a miles de hombres y mujeres perjudicando además la economía del país.

El pueblo colombiano reclama justicia por las miles de ejecuciones ilegales, más de 3.600 ocurridas entre 2002 y 2008, investigadas por la Fiscalía General de la Nación en 2017, según la ONG Human Rights Watch, ejecuciones conocidas como ‘falsos positivos’, una macabra práctica militar que consiste en asesinar civiles y luego vestirlos y presentarlos como “trofeos” de supuestos guerrilleros dados de baja en combate.

Daniel Mendoza y Gonzalo Guillén no han sido los únicos en denunciar públicamente episodios terribles de la historia reciente de Colombia. Daniel Coronell, otro periodista colombiano que acaban de despedir,  por segunda vez, de la influyente revista Semana siendo el columnista más leído del país, también ha escrito artículos de investigación con pruebas contrastadas sobre la “podredumbre” del país que compartió en forma de libro en 2016 con el título de ‘Recordar es morir, un rompecabezas de la Colombia contemporánea’, publicación igualmente desveladora que recomiendo leer. Como agua de mayo, espero nuevos capítulos de ‘Matarife’. Y un apunte final: ¿será que los grandes medios españoles tan interesados últimamente en derechos humanos y en la vida  latinoamericana se hacen eco de esta investigación que nos llega en forma de serie televisiva?

Comentarios

La realidad de Latinoamérica es constantemente deformada por los medios españoles. No interesa mostrar el peso o la influencia no solo histórica sino económica y política de España en el desarrollo de esos países a los que han sometido a neocolonialismo con la complicidad de sátrapas asesinos como Uribe.

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