¿Y si no éramos tan estupendos?
Circula la hipótesis de que en Lanzarote tuvimos al alcance de la mano convertirnos en una sociedad rica y avanzada, alimentada por un turismo de alto standing y poder adquisitivo. Y que sólo la limitación de miras, cuando no la maldad, de un puñado de políticos y empresarios dio al traste con ese sueño tan a mano. Se trata de una "verdad oficial", defendida sobre todo por profesores universitarios, pero que en realidad tiene todos los ingredientes de los relatos populistas: No cuadra con la complejidad de los hechos y vende al público un mensaje adulador que éste compra encantado.
Evidentemente, hemos sufrido un nutrido historial de políticos y empresarios mediocres o corruptos, con consecuencias dramáticas para la isla. Pero también hemos tenido funcionarios gandules o incompetentes, ciudadanos que votaban a golfos a sabiendas que lo eran, periodistas que no hacían su trabajo, líderes sociales más interesados en liar bronca que en dejar aportaciones perdurables...Con todo este panorama resulta naif y populista afirmar que estuvimos en algún momento próximos a convertirnos en daneses.
En realidad, la transición de cualquier sociedad pobre, con baja autoestima y nivel cultural, a una sociedad rica -económicamente, culturalmente, moralmente-, exige toda una serie de condiciones que, de hecho, no son muy frecuentes: liderazgos excepcionales y estables, fuertes valores comunitarios en la ciudadanía, normas claras y justas, etc.
¿Y si resulta que no éramos ni tan virtuosos ni tan víctimas, como nos gustaba pensar? ¿Y si comenzamos a considerar que existen toda una serie de circunstancias, que son de responsabilidad colectiva -y no solo de una minoría-, que nos han impedido cumplir nuestros más elevados sueños?
Para concretar lo que expongo, se pueden poner bastantes ejemplos, pero pocos mejores que nuestro desinterés en dotarnos de una Formación Profesional de calidad. Cualquier ciudadano de nuestras admiradas sociedades del norte y centro de Europa se llevaría las manos a la cabeza si supiera lo poco que nos hemos preocupado en España en general, y en Lanzarote en particular, de la calidad del sistema que debería formar a la mayoría de los trabajadores de nuestra isla.
¿Cómo pretendíamos aspirar a ser un destino de referencia a nivel mundial, sin prestar apenas atención política y mediática a la formación de la mayoría de su masa laboral? Y no, esto no se trata de una conspiración de una perversa élite, sino de un reflejo de los intereses y valores de la sociedad. Una parte importante de nuestra población sigue desconociendo, cuando no despreciando, el sistema de Formación Profesional. Mientras que en Austria, por poner un ejemplo, la estudia el 70% de los jóvenes.
Con un índice de paro juvenil impropio de un territorio europeo, unido a una carencia crónica de trabajadores formados, la ausencia de la FP del debate público insular –ocupado por auténticas chorradas en muchas ocasiones- es una buena prueba de que una sociedad inteligente y avanzada no florece por generación espontánea o simple buena voluntad.
La FP es un ejemplo, puede haber otros. De cuestiones estratégicas vitales para la isla, perdidas en medio de toneladas de debates estériles e insustanciales. No por la conspiración de una minoría, sino porque simplemente no hemos tenido colectivamente la modestia y el interés en abordarlas.
Comentarios
1 Anónimo Mié, 17/08/2022 - 09:25
2 Anónimo Mié, 17/08/2022 - 10:28
3 Sergio Mié, 17/08/2022 - 10:51
4 pobrecito hablador Mié, 17/08/2022 - 11:03
5 Sergio Mié, 17/08/2022 - 11:06
6 Sergio Mié, 17/08/2022 - 11:19
7 Lagunero Vie, 19/08/2022 - 20:23
8 Proyectos Sáb, 20/08/2022 - 07:36
9 Nora Lun, 22/08/2022 - 15:43
10 Peruano Mar, 23/08/2022 - 09:54
11 Frenopático Mar, 23/08/2022 - 14:54
12 Peruano Mar, 23/08/2022 - 22:14
13 Lerele Mié, 24/08/2022 - 19:59
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