Xapo Ortega, codirector de ‘Ciutat Morta’: “Hay casos de tortura en todos los sitios”
'Ciutat Morta' es una película documental, o una película, sin más. Se ha proyectado dentro del Festival de cine de Lanzarote. Relata un fallo en cadena del sistema, o una forma de hacer las cosas. De hacerlas mal. En febrero de 2006, un agente de la policía local de Barcelona quedó en estado vegetativo después de que le cayera un objeto en la cabeza cuando acudía a unos disturbios en una fiesta en un teatro ocupado.
La Policía detuvo a nueve personas (dos de ellos en el Hospital, que ni siquiera habían estado en el lugar de los hechos) y los tribunales condenaron a cinco. Tres de los detenidos eran “sudacas”, como les llamaba la policía. Uno de ellos cumplió cinco años de cárcel. Otra de las condenadas se suicidó. El Teatro era el del Ayuntamiento, que hubiera sido el responsable civil si no hubiera habido culpables.
El entonces alcalde, Joan Clos, declaró en un principio que el impacto se produjo por un tiesto lanzado desde una ventana pero después se desdijo y no declaró en el juicio. Las detenciones se hicieron en la calle y los peritos del juicio demostraron que el impacto no se pudo hacer desde la calle. Los detenidos recibieron una paliza en comisaría. Dos de los agentes cuyo testimonio fue decisivo para la condena fueron condenados por torturas por un caso posterior.
Xapo Ortega es uno de los dos directores de la película, premiada como mejor documental en el Festival de Málaga, y esta es la conversación después de la proyección de la película:
¿Además de un compromiso con la verdad, había una relación previa con los protagonistas de los hechos para decidir hacer la película?
No, pero sí con el activismo, hay un compromiso político. Se nos tilda de ser un documental de parte, y sí lo es como cualquier obra. Otra cosa es que sea riguroso, pero siempre te posicionas.
¿El objetivo es que se reabriera el caso?
Era uno de ellos, pero también dejar en evidencia que se hicieron muy mal las cosas, y ahora siguen negando la verdad del caso.
Entonces, en cierto modo, cumple su objetivo.
Un poco de justicia historia se está haciendo, ya que no se ha hecho la institucional.
La película ha sido premiada y tiene relevancia porque está bien hecha. Si fuera un panfleto de denuncia no serviría...
Eso es intencionado. Estamos en movimientos sociales y sabemos qué tipo de productos hacemos a veces, que son, más que panfletos, de autoconsumo para convencidos con códigos que sólo entiende la gente implicada y que se suelen rechazar porque tienen un lenguaje excluyente. El discurso es radical pero descodificando las formas.
Es valiente porque comienza con el testimonio de uno de los afectados que dice que quiere venganza. No se esconde.
La venganza que busca no es violenta. Lo dice él, para él la venganza es este documental, el escrache que hemos hecho a los verdaderos culpables, los ex alcaldes de Barcelona, la juez..., un escarnio público. Él ha estado cinco años en la cárcel y los agentes se han ido de rositas, aunque ahora no tanto porque hay una opinión pública que ya piensa que han hecho algo mal.
A dos de los policías implicados les han declarado incapaces y tiene una pensión vitalicia de unos 2.000 euros.
Sí, el entramado de corrupción no acaba con la película. Hay instituciones enfermas y democracia de baja calidad.
También revela los prejuicios hacia el diferente.
En Barcelona, desde finales de los noventa hubo una campaña de criminalización de La Vanguardia y El Periódico para castigar todo lo que no estuviera diseñado en las instituciones, y con un marcado objetivo económico porque estaba detrás el lobby de la hostelería. Se hizo una ordenanza de civismo que prohíbe tanto mear en una esquina com dormir en un banco de un parque, que es un problema social.
También se habla de especulación urbanística.
La marca Barcelona, desde 1992, pasó a ser una fábrica de dinero pero para unos pocos. El resto, desde entonces, somos más pobres.
¿Los abusos policiales son una consecuencia lógica contra los que molestan en una ciudad vista como negocio?
Ocurre de igual manera en todo el Estado español. Hay denuncias en todos sitios, pero en Barcelona hay una sociedad civil organizada que lo denuncia más. Hay casos de tortura en todos los sitios. No era algo planificado. Hay una tortura por humillación, pero cuando se produce nadie la castiga y eso es un mensaje de carta blanca, y se siguen haciendo.
¿Qué excusa dio el anterior alcalde de Barcelona para no participar en el reportaje?
Nadie nos respondió. Para ellos, su versión de los hechos está escrita en las condenas, en los partes policiales y en los periódicos.
El éxito de la película dice que se puede hacer periodismo de otra forma...
'La Directa' (un periódico) es quien ha llevado la investigación del caso, y también reivindicamos la forma de organizarnos. Los periodistas son sus propietarios y es la única manera para volver a hacer periodismo de investigación sin ataduras.
CIUTAT MORTA — Teaser 2013 from metromuster on Vimeo.
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