Jezabel Guadalupe da rienda suelta a su imaginación y a su creatividad. Además de empresaria, animadora y de ser otra niña más a ratos, es también carpintera, fabricante y restauradora de juguetes
Volver a jugar como antes
Jezabel Guadalupe da rienda suelta a su imaginación y a su creatividad. Además de empresaria, animadora y de ser otra niña más a ratos, es también carpintera, fabricante y restauradora de juguetes
Jezabel Guadalupe tuvo claro desde adolescente que sería empresaria. Apasionada de la naturaleza, siempre sintió ese gusanillo por las actividades lúdicas y artísticas. “Tuve la oportunidad de estudiar técnico de animación en una Escuela Taller”, comenta. Eso le posibilitó dar clases colectivas en gimnasios. Más tarde, dio con los campamentos de verano. “Ahí volví a conectar con la niña interior que llevo dentro”, recuerda con añoranza. En ese momento sintió que algo se iba encauzando en su vida. Entonces, su hermana se casó y pensó en prepararle algo para la celebración, para que los adultos también se divirtiesen. “La idea nació de manera espontánea”, y así fue surgiendo lo que hoy en día es Aurora Lanzarote.
Jezabel oferta un amplio abanico de actividades. Desde los juegos de madera, juegos canarios, manualidades, deportes o hinchables hasta juegos recreativos. “En Aurora intentamos que las actividades que realizamos se añadan a la memoria de la gente con la mayor cantidad de recuerdos inolvidables”, recalca. “Disfruto trabajando con gente de todas las edades. En mi carrera he realizado múltiples actividades con niños. Tienen esa inocencia brillante que los adultos hemos dejado atrás. Cuando hablo con niños, muchas veces tengo la suerte de recibir ideas y consejos que deshacen por completo cualquier nudo que pueda tener”, explica.
Además, confiesa emocionada que le encanta estar con sus sobrinos, quienes disfrutan con ella en los momentos de elaboración y montaje de los juegos e hinchables. Ellos han sido cómplices en todos los instantes de la empresa: “Nada de televisión, ni consolas ni móvil”. Ese es el lema de Jezabel cuando pasa tiempo con ellos.
Primero creó Hinchaventura Lanzarote, que fundamentalmente se enfocó en las burbujas hinchables y en la deslizadera acuática. “Como tardaron casi seis meses en llegar a Canarias, tuve que darle vueltas al coco para ver qué podía hacer mientras tanto. Entonces elaboré un listado con posibles actividades”, recuerda. “A partir de ahí, las burbujas pasaron a un segundo plano y, de especializarme en hinchables para un público adulto, me volqué en los niños y jóvenes”.
Jezabel cuenta cómo un día se puso a ver imágenes de los juegos tradicionales. Recordó entonces todo lo que esos juegos de antaño le traían a la mente. “Quería ver cómo era jugar como antes. Sentir esa diversión que despierta la creatividad en niños y en adultos”, dice. Nieta de carpintero y apasionada de las manualidades, se le ocurrió fabricar los juguetes, pero con madera. El primer juego que realizó fue el de las tablas sincronizadas. “Es como una tabla de esquí con la que tienes que coordinarte con el compañero que está contigo”. Luego fueron los troncos. Todo siempre partiendo de su imaginación.
“Hasta el niño que más reticencia muestra termina jugando durante horas”
“Los elaboré cogiendo madera reutilizable que iba encontrando y le fui dando forma”, recapitula. Pero, ¿por qué son más grandes de lo habitual? “Los hice así para que llamasen la atención”. El hecho de ser de madera significa que “son más duraderos, el tacto es diferente, el olor te conecta con la naturaleza y estos juegos tienen una filosofía Montessori, ya que están hechos con materiales naturales”, explica. La madera es reciclada, lo que les hace ser unos juguetes llamativos y ecológicos. Sus conocidos juegos de mesa de madera son pioneros en Canarias: no conoce aún ninguna empresa que tenga algo similar.
Al ver que esos primeros juegos de madera tuvieron una buena acogida, le propuso a un amigo que le ayudase a confeccionar juegos de mesa “de toda la vida”. Primero fue el parchís, la oca y la pesca. “Me los fue haciendo y los puse a mi gusto”. Los juegos infantiles como los puzles, los bloques, la pizarra y la bicicleta se hicieron con posterioridad. “Encontraba trozos de madera muy pequeños para poder hacer grandes cosas y pensé en mis sobrinos que tenían pocos años y reutilicé estas piezas para ellos”. Sin embargo, son mucho más grandes de lo habitual. “Por ejemplo, la pizarra para niños está hecha de los palés en los que me vino la deslizadera acuática”. Jezabel devuelve la vida a otros materiales, reutilizándolos constantemente. Idear estos juegos para que fuesen “manejables” fue ‘otro cantar’. Los de madera, comparados con los de plástico, “me desarrollaron la imaginación y la mente, ya que quería que fuesen fáciles de guardar”, apunta Jezabel.
Apartar la tecnología
Cuando Jezabel inicia una dinámica, invita a los jóvenes a dejar el móvil en una caja. Durante esas horas, la tecnología pasa a un segundo plano y el pasatiempo vuelve a ser algo tan simple como jugar. “Noto que hay niños que no saben jugar. No saben aburrirse. Los niños necesitan que les presten atención o darles tiempo de calidad”, aclara. La propietaria de Aurora Lanzarote observa cómo en los talleres unos niños animan a otros a jugar. Hasta el que más reticencia muestra, termina jugando durante horas, olvidándose del teléfono móvil y diciéndole a ella al final: “¿Ya te vas? ¡Quédate otro ratito más, no te vayas!”.
Aurora Lanzarote tiene un sinfín de juegos creativos que despiertan muchas habilidades. Desde los zancos, jenga, tangram, cuatro en raya, tablas de equilibro entre muchos otros. “Se crea un espacio intergeneracional donde tanto mayores como niños, puedan conectar con lo tradicional”, señala.
El confinamiento y la pandemia le han ayudado a terminar y restaurar algunos juegos. La empresa se inició en 2017 y los juegos de mesa de madera surgieron en 2019. “En la cuarentena fue un parón de cara al público”. Sin embargo, por el lado empresarial, Jezabel cambió el nombre de la empresa y la filosofía. El equipo humano que integra Aurora Lanzarote está formado por siete personas. Para ella, ellos deben ser “como un niño más. Para mí es un requisito indispensable”.
Milagros Armas es psicóloga clínica. Tiene consulta en Lanzarote, Fuerteventura y Tenerife. Lleva varios años tratando a pacientes con adicciones digitales, principalmente a los videojuegos y a las redes sociales. Este tipo de adicciones se encuentra recogido “como desorden de la salud mental”, aclara. Las consecuencias son muy importantes. “Merma la calidad de vida diaria de los jóvenes y niños. No quieren relacionarse, no presentan habilidades sociales, no participan en la vida familiar y tienen un bajo rendimiento académico”, explica.
En cuanto al desarrollo madurativo, “adquieren menos valores, poseen menos metas vitales, presentan un aislamiento social y en su estilo de vida”. A nivel académico, “distribuyen muy mal su tiempo y tienen menos lazos afectivos”, dice. Milagros reconoce que los videojuegos tienen su parte positiva, como el aumento de la coordinación, la atención selectiva o que favorecen la autoestima, pero “no hay que abusar”. Los inconvenientes tal vez sean más numerosos. “Los valores violentos que desprende un videojuego son tremendos, por no hablar de los valores sexistas. Además, a lo que nos hacemos adictos es al azar y a esa expectativa de que te introduzcan en el videojuego un elemento nuevo, como una espada, es lo que nos genera esa adrenalina. Esos elementos que van introduciendo a los niños son lo que les engancha”.
La solución ante este tipo de adicciones es clara. Para Armas, “los padres deben marcar un turno para el uso de los videojuegos, un horario y sobre todo que se juegue en un lugar que no sea su habitación, para evitar ese aislamiento. Por otro lado, es importante generar actividades con la familia e introducir a los niños y jóvenes en las tareas del hogar”, explica. Los adolescentes son “nativos digitales, y no se percatan de su adicción, ya que para ellos el móvil y la tecnología en general forman parte de su día a día”, sintetiza.
La adicción a las redes sociales afecta más a mujeres y los videojuegos, al género masculino. ¿Cómo se superan estas adicciones? “Muchos juegan a las consolas o están pegados a las redes sociales porque hay una carencia en el estilo de vida de las familias, metas, ilusiones o habilidades sociales”. “Las familias menos comunicativas y menos afectivas tienen una mayor predisposición a este tipo de adicciones ya que sus hijos se aíslan”, pero tiene solución.
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