El alcalde de Haría, Alfredo Villalba, señalaba este lunes por la mañana tras el incendio en las proximidades del Bosquecillo en la noche del domingo, que es necesario tener en cuenta que el Norte necesita de servicios básicos de emergencia “y entre ellos la necesidad de poner un pequeño parque de bomberos” que solucione de forma rápida en las épocas más complicadas este tipo de contingencias.

Villalba señala que los bomberos tardaron unos cuarenta minutos en llegar a la zona, que era un área de difícil acceso, y que las mangueras no empezaron a funcionar hasta pasada una hora y media desde que se detectó el incendio.

El incendio, en el Barranco de Elvira Sánchez, se controló rápidamente pero no se extinguió hasta pasadas las tres de la madrugada. El alcalde destaca que los medios utilizados fueron bastantes pero que fue mucho el tiempo de respuesta.

Aún se desconoce si el incendio fue intencionado o pudo ser una negligencia o un descuido. El alcalde destaca que era un día de gran afluencia de gente a esa zona y que también era día de cacería, así como que las temperaturas eran muy elevadas y el fuego se expandió muy rápido.

Investigación

Por su parte, fuentes de la Guardia Civil señalan que durante este lunes por la mañana el Seprona tenía previsto efectuar una inspección ocular de la zona y que habría que esperar al informe técnico para conocer el origen del fuego y si pudo o no ser intencionado.

En las labores de extinción participaron 16 efectivos de los bomberos y tres camiones. El aviso se produjo sobre las 20.30 horas. La Guardia Civil cortó al tráfico la LZ-10 en ambos sentidos y las labores de extinción finalizaron pasadas las 3:15 horas, aunque el incendio ya estaba controlado desde la medianoche, aproximadamente.

Las llamas han afectado a una superficie de entre una y dos hectáreas, según las fuentes consultadas. Villalba valoraba negativamente la “pérdida importante” de dos hectáreas de la zona de mayor vegetación de la Isla aunque solo se quemó “tarajal, rastrojo y algunos pinos”.

No se llegó a desalojar a los ocupantes de una construcción a unos doscientos metros del incendio porque cambió el viento. Tampoco hay daños a la agricultura ni a propiedades privadas.