Una aceituna “con fundamento”: los olivareros lanzaroteños esperan una buena cosecha
Manuel Peláez, de la finca ecológica Tres Peñas apuesta por la comercialización de aceite de oliva ecológico virgen extra
La agricultura ha formado parte de la historia lanzaroteña. La llegada del boom de la construcción y más tarde de la hostelería provocó una merma en los cultivos de la Isla y que ahora Manuel Peláez, propietario de la finca ecológica Tres Peñas, se esmera en recuperar. En ella, ha importado la tradición andaluza del olivar a tierras lanzaroteñas, aunque asegura que el olivar no es nuevo en la Isla. “Antiguamente ya se plantaban, cada familia contaba con uno o dos olivos y así hoy pueden contemplarse olivos centenarios en Mácher, por ejemplo”. Eso sí, con la diferencia de que la aceituna se recolecta con dos meses de antelación con respecto a la Península.
En su finca Tres Peñas unos jornaleros se afanan en varear las ramas manteniendo así la técnica manual. “Me gusta mantener la tradición y como no es mucha cantidad la que hay que varear prefiero continuar con esta técnica, aunque este año requiere un mayor esfuerzo porque la aceituna está muy agarrada”. En otra zona de la finca, los olivos conviven con el cultivo de la pitahaya o pitaya, la fruta tropical más de moda.
El olivar de Finca Tres Peñas cuenta en la actualidad con 400 olivos. Manuel Peláez aprovechó el proyecto que le brindaba el Cabildo de Lanzarote para promocionar el olivar ecológico. Con tan sólo ocho años de vida, ya produjeron el pasado año la aceituna necesaria para elaborar el primer aceite en la almazara de la granja insular, aunque tan sólo para consumo propio.
Esta campaña se presenta mucho más halagüeña y confía en producir la cantidad necesaria para su comercialización de un aceite virgen extra de variedad arbequina. También cuenta con aceituna de mesa de variedad hojiblanca que recoge de forma manual, simulando un ordeño y llenando la talega, así se evita que la aceituna sufra y mantener los puestos de trabajo porque considera que se ha destruido mucho empleo con la introducción de maquinaria.
La de este año será la primera campaña “con fundamento” del sector del olivar, en la que algunos olivareros esperan una producción de entre 5.000 y 6.000 kilos de aceituna, que se presenta “muy sana”. En la Isla suman una decena de olivareros. En el caso de Finca Tres Peñas espera una producción de 2.000 kilos de aceituna que podrían generar más de 100 litros de aceite de oliva virgen extra con la posibilidad de iniciar la comercialización del oro líquido.
Para ello tiene en marcha un proyecto de transformación de manera que todos los frutos que da la finca Tres Peñas tengan su salida en el mercado. Esta iniciativa permitiría aprovechar los excedentes de producción para la elaboración de conservas, como mermeladas o mojos e incluso no descarta crear mermelada de aceituna.
Los datos manejados por el Cabildo de Lanzarote señalan que en la almazara de la Granja Agrícola Experimental se producirán unos 1.500 litros de aceite de oliva virgen. El consejero responsable del área de Agricultura, Antonio Morales, señala que esta cifra supone incrementar “en más del doble la producción del pasado año” y destaca “la alta calidad del producto”.
Manuel Peláez es un fuerte defensor del sector agrícola en la Isla, pero con las peculiaridades del terreno. La falta de agua para los cultivos obliga a unas prácticas adecuadas adaptadas a las necesidades de la tierra. La calidad de la tierra es su fortaleza lo que potencia los sabores de frutas y hortalizas. El clima, con muchas horas de sol y el fuerte viento, influye también para conferir a los cultivos “una buena textura”.
En la finca dedicada también al cultivo de frutas y hortalizas se trabaja de sol a sol, pero con la satisfacción de ofrecer en los mercados de Arrecife, Mancha Blanca o La Villa y tiendas ecológicas unos productos “sanos”. “No nos permitimos plantar en convencional, creemos en la salud y dedicamos todos los esfuerzos a tener un producto saludable, que es lo que aprendí de mi familia”.
La importancia de adquirir los productos “kilómetro cero”, como gustan hoy en día denominar a la tradicional producción local para especificar la cercanía, se fundamenta también en la frescura que mantiene las frutas y hortalizas, que le confiere mayor sabor y mantienen todas las propiedades. A su juicio, estas características permiten que sea saludable el consumo de menores cantidades de vegetales o frutas.
“Con una buena manzana es más que suficiente, para qué queremos ir a una gran superficie para comprar 10 kilos de fruta cuando la mitad acabará en la basura o las comes a destiempo y no están en condiciones idóneas para su consumo. Creo que es una asignatura pendiente: la necesidad de orientarnos desde temprana edad, como a través del proyecto de los ecocomedores o las visitas a las fincas donde degustan in situ los productos”, explica.
Aunque ha trabajado como profesional de otros sectores el contacto con la naturaleza ha sido siempre la pasión de Manuel Peláez, que es originario de Córdoba y lleva 30 años asentado en Lanzarote. Asegura que la tierra para cultivo de la Isla “es como el oro, es una tierra muy fértil”, y junto a la sabiduría de los agricultores que han sabido aprovechar los recursos naturales, como el rofe para mantener la humedad de los cultivos en una tierra falta de agua, permiten que se obtenga “un producto único y exclusivo”.
Con respecto al hándicap de la falta de agua aboga por una desalinizadora exclusiva para la agricultura y apoyar las iniciativas del sector. “Son muchos años los que nos enfrentamos a este problema”, comenta.
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1 D. J. Dom, 21/10/2018 - 21:13
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