CULTURA

Un documental reconstruye la vida y la obra de Víctor Fernández Gopar, ‘El Salinero’

Entrevista a los nietos de Víctor Fernández.
M.J. Tabar 0 COMENTARIOS 17/07/2017 - 08:23

Un equipo de 15 personas dirigido por la poeta granadina Carmen García Tortosa ha seguido la huella del poeta Víctor Fernández Gopar, El Salinero (Las Breñas, 1844 - Yaiza, 1920). Su trabajo como maestro de la sal en Janubio y su obra poética —coplas transmitidas de generación en generación— protagonizarán un documental que estará listo a finales de 2017.

Concisa, moderna, alérgica a la hipocresía y perseguidora del caciquismo. Así es la obra del poeta popular lanzaroteño que peleó contra el analfabetismo y la desigualdad social.

Víctor Fernández nació en 1844 en el “primitivo y disperso” caserío de Las Breñas, en una época en la que “generaciones de niños crecieron nada más que para servir y envejecer”. Así explica Agustín de la Hoz el contexto en el que vino al mundo el autor de los cuartetos más cantados de la isla.

Pasó la niñez y la adolescencia pastoreando cabras. No pudo ir a la escuela pero nunca se resignó a no saber leer ni escribir. Encontró la manera de aprender por su cuenta, pidiendo ayuda al párroco de Femés y algún vecino ilustrado. Cuando le llegó el turno de cumplir con el entonces obligatorio servicio militar, Víctor presentó una instancia en la que argumentaba “mareos” para quedar exento de una obligación que no quería tener.

Tenía 51 años cuando le contrataron para trabajar en la construcción de unas salinas que se convertirían en las más importantes de Canarias (y de parte del mundo, en aquel entonces). Aquella colosal obra se desarrolló sobre el antiguo puerto de Janubio, que había quedado destruido por la erupción de Timanfaya. La historiadora Arminda Arteta recuerda que fue el propio Víctor Fernández el que discurrió un sistema para aumentar la impermeabilidad de los cocederos y los tajos, que tenían suelo de barro. Lo que hizo fue mezclar la arcilla con la salmuera para evitar pérdidas de agua. Ese ingenio constructivo “fue exportado al resto de las salinas de la isla y hacia las otras islas”, señala Arteta.

Buena parte del folklore lanzaroteño actual está empapado de la obra de este maestro salinero, que también escribió letras para isas, malagueñas y folías. Sus cuartetos se han transmitido de boca a oído, en ventorrillos, durante el trabajo, en las plazas, en las cantinas.

El Salinero también fue concejal de Yaiza y buen conocedor del funcionamiento de las instituciones: “Si yo tengo de Alcalde a mi medianero, resulta en la Alcaldía lo que yo quiero”, dejó escrito. O “no habrá quien diga nada, callan el pico, respetando las barbas del hombre rico”. Coplas de plena actualidad.

Con los conocimientos de escritura que adquirió, dejó escritos muchos de sus versos en una libreta que entregó a un amigo de Mácher antes de morir y que hoy permanece extraviada. En 1977, Agustín de la Hoz investigó su obra y recopiló sus coplas gracias a las transcripciones que habían hecho varias personas del entorno del poeta. Aquel mismo año, Los Sabandeños publicaron un disco titulado ‘Las Seguidillas del Salinero’. El folclorista Antonio Corujo, admirador de su obra, hizo arreglos musicales para los versos de aquel poeta que nunca admitió serlo y le dedicó el libro ‘Un hombre, una isla, un mundo’.

Víctor Fernández escribió sobre el civismo y la injusticia con ojo crítico y satírico. Su repertorio se basó en la realidad que le rodeaba: existencias duras tirando a miserables, arraigadas a la tierra, en una isla dejada de la mano del Estado y de las instituciones locales, en mano de unos terratenientes locales que imponían su ley con impunidad.

“Sus versos tienen una sabiduría profunda”, dice la poeta Carmen García Tortosa, que en 2015 quedó fascinada por la manera de mirar y de contar de El Salinero. Un hombre del siglo XIX, que vivió en el extrarradio del extrarradio, y escribió con una apabullante modernidad. “Cuando compartí sus versos con mi entorno, a todo el mundo le pareció que eran de un autor moderno. Es un poeta de carne y hueso, alguien que trabajó, sintió y vivió; todo eso se traduce en su obra”, dice la autora granadina.

Hace dos años, Tortosa organizó en Yaiza la cuarta edición de ‘Espiral Poética’, un proyecto que reunió a 66 autores en las Salinas de Janubio para leer poemas inéditos y encadenados. Las coplas de Víctor Fernández se quedaron “dando vueltas” en su cabeza y de regreso a Granada decidió investigarlas. “Me he dado cuenta de algo curioso: es alguien que está y que no está en la memoria de la gente, pero sí parece estar en el alma de todos. Sus versos creo que también pretendían eso: estar pero no estar”, dice Carmen, que organizó un equipo de 15 personas para grabar el documental el pasado mes de junio en Lanzarote.


Transcripciones de las coplas de El Salinero, del fondo Agustín de la Hoz.

“Me he dado cuenta de algo curioso: es alguien que está y que no está en la memoria de la gente, pero sí parece estar en el alma de todos. Sus versos creo que también pretendían eso: estar pero no estar”

Antonio Corujo en su barbería, nietos de El Salinero (Dolores, Juan Fernández...), el actual maestro salinero de Janubio, Modesto Perdomo; el escritor Félix Hormiga, el poeta y docente Jaime Quesada, los músicos Gopar, Toñín Corujo y Duende Josele; Isidoro Perdomo como buen conocedor de veredas y tradiciones, el Festival de Seguidillas, el colegio de Playa Blanca, Radio Insular, el Charco de San Ginés y el Teatro insular que hoy lleva el nombre de Víctor Fernández Gopar... Los documentalistas dicen que se les han abierto todas las puertas, con mucha “espontaneidad” y “cariño”. Ahora toca editar y montar las más de 300 horas de rodaje y conseguir financiación.

Carmen ha trabajado con un equipo de profesionales de Lanzarote y de Granada. Desde que rodó un cortometraje para Cines del Sur, un pequeño festival granadino de cine independiente, tiene “el gusanillo” de contar historias en el medio audiovisual. El cineasta Manuel Polls ha sido su asesor ‘filmosófico’; Manuel Concepción ha trabajado como jefe de producción y ha contado con siete cámaras: Marta García, Pablo de Cara, Sergio Erro, Dani Cabecera, Victoria Romero, y en el making off y la foto fija, Álex Salebe y Alba Cantón. El sonidista Álvar Alonso, la directora artística Inés Gámez, el iluminador Ismael Barea, la ayudante de rodaje Raquel Muñoz y el actor José Lupiáñez completan el resto del equipo técnico-artístico.

Dolores, nieta de El Salinero que nunca conoció a su abuelo, se sabe varias coplas de memoria y de carrerilla: “Si no fuera por sus versos, ahora nadie le conocería”, le dijo a la directora del documental.

Pendiente de montaje y de financiación, es pronto para saber dónde y cuándo se estrenará el documental, pero su autora apunta con lógica al Teatro Víctor Fernández El Salinero: “El nombre lo eligió el pueblo y él era un poeta del pueblo; sería el sitio”.

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