Michael, residente en el municipio de San Bartolomé, tardó nueve meses en que lo viera el traumatólogo. Entre marzo y diciembre se hartó de dirigirse al servicio de atención al paciente y formuló por escrito hasta tres reclamaciones para ser atendido por primera vez por un especialista. “Mi estado se está deteriorando rápidamente. Aparte del constante dolor en la cadera con el que vivo, también sufro mucho de la espalda y de las rodillas. El dolor es tan agudo ahora que ya no puedo trabajar ni hacer ningún tipo de ejercicio”, señalaba en una de sus quejas.

Desde hace unas semanas le han confirmado de forma oficial lo que ya sabía: necesita una operación quirúrgica y una prótesis en el lado izquierdo de la cadera. Ahora le toca esperar para entrar al quirófano. Al residir en Lanzarote se enfrenta a la mayor demora para ser operado en la especialidad de traumatología y cirugía ortopédica de toda Canarias.

La situación de Michael es un ejemplo claro de una de las asignaturas pendientes que arrastra la sanidad pública en Lanzarote. Desde que un paciente empieza a sentir las primeras molestias y acude a su médico de cabecera, para ser luego derivado a un especialista y, si fuera necesario, ser intervenido quirúrgicamente, puede pasar aproximadamente un año y medio.

Cuando el especialista del Hospital Doctor José Molina Orosa determina que el paciente requiere de una operación y tramita la solicitud, lo normal es que pasen hasta 239 días de media para que se produzca la intervención. Por delante de él, habrá cerca de 800 pacientes que están antes en la cola para entrar el quirófano.

“Nadar era lo único que podía aliviarme un poco los dolores, pero ya no puedo hacerlo porque me es imposible salir del agua”, señala Michael. Antes caminaba y montaba en bicicleta, pero ahora no se puede separar de las muletas: “Ya no puedo realizar algo tan cotidiano como ir al baño sin ayuda”. Subir unas pocas escaleras supone un esfuerzo tremendo. Permanecer de pie durante un tiempo le agota e incluso estar sentado le incomoda.

“Hay días en los que prácticamente no me puedo levantar de la cama”, lamenta Michael, un hombre de mediana edad y activo, que ha combatido un cáncer diagnosticado hace 13 años y otra operación de cadera, en el lado contrario al que ahora le da problemas, hace 10 años.

Ocho de cada diez pacientes que esperan más de seis meses para operarse son de traumatología

Un daño colateral es la medicación para calmar los dolores. “Los parches de morfina no los tolero, me hacen sentir muy mal cuando los tomo y me provocan náuseas y vómitos”, explica. El conocido ibuprofeno, que tiene que tomar “todo el día”, le afecta al estómago. Michael regenta tiendas de ropa desde hace décadas. “Un cliente, que es doctor, revisó mis radiografías y me dijo que si llegamos a estar en su consulta en Alemania no salía del Hospital y que me operaban directamente”.

De las 1.750 personas que estaban en la lista de espera para ser operadas en Lanzarote, según la última estadística de la Consejería de Sanidad, más de un 45 por ciento lo eran para una intervención quirúrgica de traumatología y cirugía ortopédica. Otro dato revelador: de las 555 personas que llevaban más de seis meses en espera para entrar al quirófano, casi un 80 por ciento lo eran para una operación de traumatología.

La lista de espera para una operación llega a 239 días

Lanzarote está a la cabeza en la lista de espera en traumatología de todo el Servicio Canario de la Salud (SCS). En La Palma la demora para ser operado es de 63 días, en Fuerteventura de 91 días, en el Hospital Materno Infantil de Gran Canaria es de 50 días y en el Doctor Negrín de 180 días. Solo el Hospital Universitario de Canarias, en Tenerife, se aproxima, con 236 días, al mal dato de Lanzarote, de 239 días.

De lejos, traumatología es la especialidad con más demora para que un paciente residente en Lanzarote sea intervenido quirúrgicamente. Le sigue urología, con 138 días. Para cirugía general y digestiva, ginecología u oftalmología, la espera está entre los 54 y los 56 días. En otorrinolaringología la espera es de 47 días y en dermatología de apenas una semana.