Los amigos de Nati no olvidarán fácilmente su 18 cumpleaños. Fue el 14 de junio y lo celebró en el merendero de Tinajo. Algunos de los amigos se adelantaron para preparar unas sorpresas, mientras que su madre compró sándwiches de atún, empanadillas y tortilla. Fueron por la tarde y volvieron por la noche. “Cuando llegó ya se encontraba un poco mal -cuenta Margarita, la madre de Andrea-, y después empezó a vomitar”. Fueron al médico y le dijeron primero que podía ser una gastroenteritis, pero más tarde se confirmó que era salmonelosis.

Bastante peor fue el caso de Jesús, un joven de 19 años que acababa de llegar de la Península, donde estudia, y que tenía que presentarse esta semana para las pruebas físicas de piloto militar. También fue a Urgencias y le dijeron que era gastroenteritis. Volvió a casa pero no mejoró. Al día siguiente “tenía 39,5 grados de fiebre, la cara roja y convulsiones”, dice Cati, su madre. Fueron al Hospital y estuvo ingresado durante once días. Lo pasó muy mal, con el bazo y el hígado colapsados, dos antibióticos por boca y por vena, una diarrea imparable y llagas.

De los 25 jóvenes que fueron al cumpleaños, según estas madres, 19 acabaron en el Hospital, pero la bacteria afectó también a otras personas: un matrimonio con dos hijos de seis y tres años o una señora que llegó a estar en cuidados intensivos. “Cuando iban llegando, en el Hospital ya les decían: ¿vienen del cumpleaños de Tinajo? o ¿han comido la famosa tortilla?”, cuentan. En el caso de Jesús, tan sólo comió un trozo.

Un cumpleaños en el merendero de Tinajo acabó en una infección masiva por salmonella, con una veintena de personas atendidas en el Hospital José Molina Orosa

El director del Área de Salud de Lanzarote, Erasmo García, confirma que en el Hospital se atendió a más de veinte personas y que en cuanto se empezaron a detectar los casos se actuó. “Empezaron a llegar por la tarde-noche y al día siguiente, a las siete de la mañana, los inspectores de Sanidad ya estaban en el establecimiento”, asegura. La salmonella estaba en el huevo de una tortilla del Asadero Arrocha, en Playa Honda.

Según señala García, se hizo una inspección, en la que se detectaron “varias anomalías” y se ordenó el cierre del establecimiento. Una semana después, tras una serie de obras y mejoras, se volvió a inspeccionar y se permitió abrir de nuevo. Sanidad ha enviado un informe a la Dirección General de Salud Pública, que es el organismo que debe tomar la decisión de sancionar o no.

De los 25 jóvenes que fueron al cumpleaños, 19 acabaron en el Hospital, pero la bacteria afectó también a otras personas

Por su parte, la propietaria del establecimiento de comidas preparadas, Miriam Arrocha, asegura que no le precintaron el local, ya que si no, no hubiera podido hacer las reformas. Señala que “no se ha demostrado que el problema surgiera porque el asadero o el huevo estuvieran en malas condiciones” y que la bacteria puede llegar de muchas maneras, incluso por la ropa o de cualquier otra forma.

“No vendo huevos en mal estado ni tortillas del día anterior ni nada de eso”, señala, y afirma que si lo hubieran precintado, los propios inspectores habrían multado. El establecimiento se limpió, se pintó, cambiaron los enchufes, compraron nuevos envases, etc. “En cuarenta años no habíamos cerrado nunca”, dice.

Miriam asegura que está muy afectada por el hecho y que lleva casi dos semanas sin dormir. “Esto le puede pasar a cualquiera”, señala, y destaca que una semana después, los inspectores le permitieron abrir sin ningún problema. Dice que en estos días ha ido gente a gritarle a las puertas y a amenazarla.

“Me gustaría que los afectados se pusieran en contacto conmigo porque hasta ahora nadie se ha puesto en contacto conmigo para pedirme una explicación, y yo se la daría, yo me hago responsable de lo que me tenga que hacer responsable”, asegura.