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Los guardianes del territorio más especiales

El proyecto transversal e inclusivo Cuidando Lanzarote ha recuperado 59 hectáreas en La Geria y otras cinco en la comarca de Guatiza y Mala para su puesta en cultivo

Fotos: Adriel Perdomo.
Lourdes Bermejo 0 COMENTARIOS 01/02/2021 - 07:15

El paisaje de La Geria luce hoy más perfecto que hace año y medio, cuando comenzaron las actuaciones de conservación y mejora de espacios agrícolas degradados en el entorno del espacio natural protegido, a cargo de 21 trabajadores del centro especial de empleo Integra e Innova Laboral Canarias, que ofrece un trabajo productivo y remunerado a personas con diversidad funcional, en un puesto adecuado a sus características, a fin facilitar su integración laboral.

El espacio natural luce “incluso más bonito y arreglado que hace quince años, según nos comentan los habituales de la zona”, indican los responsables técnicos del proyecto. La empresa resultó adjudicataria de dos de los seis lotes que contempla la campaña Cuidando Lanzarote del Cabildo insular, iniciada en mayo de 2019.

El lote cinco, en concreto, incluye estas labores de recuperación de fincas tradicionales abandonadas en la comarca de Guatiza y Mala y la propia Geria y está dotado con más de un millón de euros para un período de tres años. El programa ha supuesto la contratación de 17 operarios, un encargado y tres conductores, el 95 por ciento de estos trabajadores con algún tipo de diversidad funcional física o intelectual y con edades entre los 20 y los 60 años. Además, se sigue la norma de la ratio por sexo, con el 50 por ciento de la plantilla compuesto por mujeres.

La empresa cuenta con un equipo de trabajo multidisciplinar, que incluye a una trabajadora social encargada de estudiar los perfiles de los demandantes de empleo que acceden a la bolsa de la empresa y su derivación al puesto de trabajo más adecuado, con el objetivo de su inclusión sociolaboral.

Una mañana después de las últimas lluvias, la cuadrilla se afana en arrancar las higueras que el abandono ha terminado por pudrir en los hoyos. El objetivo es devolver al peticionario (el propietario o arrendatario de la finca) un terreno limpio y apto para el cultivo.

El ingeniero agrónomo responsable del Servicio de conservación y mejora de las comarcas de Guatiza y Mala y espacios agrícolas degradados en el entorno de La Geria, Hugo Rodríguez, explica que, a cambio de este servicio, el demandante “se compromete a mantener el terreno recuperado en producción por un período no inferior a cinco años”.

Rodríguez, responsable de Integra e Innova para la organización y ejecución del servicio, destaca la labor que lleva a cabo esta empresa, creada en 2015 y con 55 empleados en la actualidad, “ya que gracias a empresas de este tipo se le dan oportunidades laborales a un colectivo de difícil inserción y, por tanto, mejora su calidad de vida”.

Los servicios se prestan tanto en el ámbito público como en el privado: “Recientemente hemos comenzado, entre otros, con servicios de conserjería en grandes empresas, especialmente hoteles, tomando temperatura y llevando a cabo otras medidas de apoyo a los protocolos anti-COVID”, destaca Hugo Rodríguez.

En el ámbito público, la empresa también resultó adjudicataria del programa de embellecimiento de cascos urbanos. El proyecto en La Geria persigue la recuperación de fincas abandonadas y su mantenimiento, siempre que cumplan con el sistema tradicional de cultivo en hoyo.

También se da servicio a los futuros agricultores, sobre todo jóvenes, que quieren tener acceso a tierras de este paraje protegido, poniendo a las partes en contacto a través del banco de tierras”.

En el ecuador de la campaña Cuidando Lanzarote, de 36 meses, ya se han podido recuperar 90 hectáreas de fincas abandonadas, 30 de ellas de viticultores de avanzada edad, que no quieren abandonar, pero a quienes resultan complicadas las labores de excavación o escarde.

El proyecto engloba paisaje, etnografía, turismo e inclusión

También se ha actuado en ambos márgenes de la LZ-30, en más de 30 kilómetros desde Uga al Monumento al Campesino, y en unos 12 kilómetros de senderos que transitan dentro del espacio natural protegido de La Geria, así como en la comarca Guatiza-Mala.

En esta hay un total de 200 hectáreas dedicadas a la tunera “aunque se han ido abandonado por la entada de tintes sintéticos en el mercado que hacen que ya no resulte atractivo económicamente el cultivo para cochinilla”.

Aún así, se están revitalizando cinco hectáreas, “a través de la diversificación del cultivo de la tunera, tanto para producción de cochinilla como de tuno, de cara a su consumo fresco o deshidratado (porreto) o la comercialización de los nopalitos (hojas nuevas de la tunera) para uso culinario. En total, el programa de intervención en los dos parajes isleños ha recibido 76 solicitudes, quedando 18 pendientes de atención. Desde el programa se anima a los propietarios de fincas tradicionales a informarse en el área de Medio Ambiente del Cabildo.

“En La Geria se ha dado un buen empujón en este año y medio, pero aún queda mucho por hacer. De ahí la importancia de que la administración dé continuidad al proyecto, que es muy transversal, ya que incluye desde la conservación del paisaje tradicional, el territorio o la etnografía, con el mantenimiento del sistema tradicional de cultivo de Lanzarote, para evitar que se pierda el conocimiento y buen hacer de nuestros agricultores, hasta aspectos relacionados con la integración sociolaboral y por supuesto con el turismo, para el que La Geria es una publicidad increíble al tratarse de un paisaje único en el mundo”, subraya Hugo Rodríguez.

Otra novedad es la candidatura presentada recientemente por el Cabildo de Lanzarote a la distinción Sitio importante del patrimonio agrícola mundial (SIPAM) de la FAO (Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la agricultura).

Inclusión

En una de las dos cuadrillas de La Geria trabajan siete personas, incluido el capataz David Ogando, curtido, por su origen gallego, en la viticultura heroica que representan espacios como Ribeira Sacra o la propia Geria: “Allí se vendimia por el río, dada la dificultad que supone subir la ladera. En el caso de la Isla, lo más duro es trabajar en el hoyo porque todo ha de hacerse a mano, no hay manera de meter el tractor”.

Aunque hay un programa de recuperación de frutales tradicionales de Lanzarote, como higueras, membrilleros, morales, granados, manzanos, guayaberos, nispereros e incluso algún naranjo, la norma que se está siguiendo en la repoblación de los hoyos es la de plantar viña de malvasía volcánica “que es la que más valor tiene”, señala Hugo Rodríguez.

En este caso, “a la vez que se limpian las higueras secas se aprovecha para rescatar ese material vegetal, esa genética de las higueras ya adaptadas a las condiciones de la isla, para replantarlas en otras zonas”.

La Geria concurre a la distinción Sitio importante del patrimonio agrícola mundial

El resultado del trabajo, aunque duro, está siendo muy gratificante tanto para las cuadrillas como para los propietarios del suelo. “Tenemos la agenda de asaderos muy comprometida”, bromea David, refiriéndose al agradecimiento de los agricultores. “Hay que tener en cuenta que muchas veces se trata de terrenos familiares, donde nadie se pone de acuerdo, así que ayuda mucho ver las fincas limpias y listas para explotar”, argumenta el capataz.

El horario de trabajo es de 07.00 a 14.30 horas, cuando la furgoneta vuelve para recoger a la plantilla. En el equipo aseguran sentirse “encantados” con la labor al aire libre: “A mí me despeja mucho”, asegura María del Mar Hernández, que ha trabajado en otros ámbitos como limpieza de establecimientos, “que es más duro que esto”, asegura.

María del Mar se siente “a gusto, muy contenta” con sus compañeros, a quienes cede el uso del sacho, que es una de las labores que menos le gustan. Dice estar orgullosa del trabajo que realizan: “Solemos hacer fotos del antes y el después de las fincas y es muy gratificante ver al jefe satisfecho y pensar que esa obra es fruto de nuestro trabajo”.

Fadela Ait Elaabd es otra de las empleadas del servicio. Asegura tener “un sentimiento bueno” en su trabajo. “Lo pasamos bien, hay armonía”, dice, aunque reconoce terminar rendida la semana laboral: “Como madrugamos tanto, los fines de semana soy capaz de dormir hasta el mediodía”, admite. No le molestan las condiciones climatológicas.

David, el capataz, asegura que la mayoría de los días la temperatura es “privilegiada” y los escasos días de lluvia “nos resguardamos en la furgoneta”. Fadela apostilla que el jefe “no quiere” que se resfríen.

Otro de los miembros de la cuadrilla, Heriberto Pérez, dice amar el campo y “respirar este aire puro”. Le gusta ver el terreno limpio “después que quitar las aulagas”. Su labor profesional siempre ha estado vinculada a la naturaleza, ya que trabajó en el taller de jardinería de El Cribo. David se siente orgulloso de todos. “Son muy trabajadores, gente puntual y comprometida. Lo que no pueden hacer unos, lo asumen otros. Se complementan”, explica.

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