Los bancos venden en la Isla casas por un tercio de su precio inicial
Oliver acaba de comprar casa. Un piso a estrenar en una urbanización justo encima de la circunvalación de Arrecife. Tres habitaciones, dos baños, cocina, un salón y un cuarto para la lavadora. En el mismo paquete va incluida una plaza de garaje y un trastero. Oliver se ha hipotecado por 45.360 euros durante dos décadas. Hace un par de años, después de que estallara la crisis, pedían por la misma vivienda 145.000 euros. Es un ejemplo claro de cómo aprovechar la oportunidad para comprar un ‘activo tóxico’ de los que le queman a los bancos en las manos.
El edificio en el que va a vivir este joven de 33 años, soltero, licenciado en ciencias ambientales, con trabajo fijo y sin cargas familiares, lo construyó una inmobiliaria que pasó de ingresar en la época dorada del ladrillo más de 112 millones de euros, con 37 millones de beneficios, a registrar en sus últimas cuentas presentadas unas pérdidas de 34,5 millones. La consecuencia es que el banco, Santander en este caso, se quedó con el inmueble, aunque la misma inmobiliaria sigue haciendo los trámites de la venta.
En las escrituras de la vivienda que firmó el viernes pasado, Oliver se hace cargo de una mínima parte de los 140.000 euros que la promotora, Ibsa, arrastra con el banco. Tuvo que esperar unos días a que se actualizara la tasación del piso: de 190.000 euros cuando se construyó a 90.000 en la actualidad. Aunque todavía no haya pensado en ello, tendrá que pagar un elevado impuesto de bienes inmuebles por la ponencia de valores de Arrecife, elaborada en 2008, y en la que los efectos de la burbuja inmobiliaria se mantienen con vida: su casa tiene un valor catastral de 96.000 euros, a pesar de que no debería superar la mitad del precio de venta.
“A principios de año, ese mismo piso estaba a la venta por 70.000 euros”, señala el empleado de una gestoría vinculada al negocio inmobiliario, que ha visto cómo una pareja de italianos se llevaba puestos tres apartamentos en primera línea de una localidad turística por su bajo precio. “De cada 10 ventas que se están produciendo ahora, diría que ocho o nueve son de propiedades en manos de los bancos, porque los particulares no pueden competir con las condiciones que se están dando”. Sin embargo, señala que “no es lo mismo Argana, donde puedes comprar por 35.000 euros, que Playa Honda, donde el precio se dispara”.
En Playa Blanca, en cambio, “se puede comprar más barato, no porque sea una mala zona sino porque se construyeron muchas residencias” que han terminado embargadas, tanto de empresas como de particulares. “La clase media creyó que era rica, pero sólo tenía acceso a la financiación y no era consciente de que tendría que devolverla algún día”, sostiene Oliver, que ha encontrado a bajo precio su hogar, como un oasis en medio del desierto que dejó la crisis.
Comentarios
1 Suelo Lun, 16/09/2013 - 09:48
2 Banquero Mar, 17/09/2013 - 12:02
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