Lanzarote: la duda de la tripulación de Colón
He aquí a un hombre tapándose los oídos con las manos. Igual que hacía Ulises, él también lo tiene que hacer de cuando en cuando, dice, para no dejarse aturdir por los cantos de las sirenas y limitarse a contar “las cosas como son”. O como fueron. Antonio Tejera Gaspar, catedrático tinerfeño de Arqueología y Premio Canarias de Patrimonio Histórico, recuerda que cuando participaba en las investigaciones en el Rubicón, en los años ochenta, todavía se acercaban los cabreros al llamado Pozo de las Cabras.
Tejera Gaspar, que presume de que fue un adelantado en la utilización de la expresión “ocho islas”, englobando a La Graciosa, presenta este mes su último libro, Gran Canaria en el cuarto viaje de Colón. Las Palmas de Gran Canaria y Maspalomas 1502, editado por la Casa de Colón. El texto detalla las condiciones de Maspalomas, al sur de Gran Canaria, para el aprovisionamiento de las expediciones atlánticas, incluidas las de Colón, buen conocedor de la zona.
Pero las siluetas de Lanzarote y Fuerteventura también forman parte de este trascendental episodio de la Historia, según recuerda el investigador. “La ruta de Armas sigue exactamente la ruta que siguieron los franceses y Colón”, explica con una imagen gráfica que conecta las corrientes submarinas del pasado y el presente. “Lanzarote les servía de referencia y a partir de ahí ya sabía que se metía en el canal entre Gran Canaria y Tenerife”.
“A Lanzarote”, explica, “no le interesó acercarse porque no reunía las condiciones necesarias” para el avituallamiento. En Maspalomas, tal y como refleja en su última publicación, encontraba agua salobre en abundancia (era preciso que tuviera el punto de salinidad justo para que el líquido no se ‘mareara’ en los barriles de madera), leña y ‘carnajes’ que obtendrían, probablemente, tratando directamente con los pastores aborígenes que mantenían su presencia en el sur grancanario, un desierto alejado del asentamiento del Real de Las Palmas, actual ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, y de las tierras fértiles y frondosas del norte insular.
Tejera Gaspar recuerda que en Relación del primer viaje de D. Cristóbal Colón para el descubrimiento de las Indias de Bartolomé de las Casas se hace alusión a la duda que surgió entre la tripulación cuando alcanzaron Lanzarote al respecto de si se trataba en efecto de la isla conejera o de otro territorio. “La duda la resolvió rápidamente el Almirante porque conocía perfectamente las islas”, comenta.
En concreto, el día 7 de agosto, un martes, en el quinto día del viaje del Descubrimiento tras zarpar del Puerto de Palos el día 3, se anota lo siguiente en el diario: “Tómose a saltar el gobernalle a la ‘Pinta’, y adobáronlo y anduvieron en demanda de la isla del Lanzarote, que es una de las islas de Canarias, y anduvieron entre día y noche veinticinco leguas”.
Cubierta del libro ‘Gran Canaria en el cuarto viaje de Colon’.
“Lanzarote le servía de referencia a Colón”, indica Antonio Tejera Gaspar, Premio Canarias de Patrimonio Histórico que presenta nuevo libro sobre el papel de Canarias en los viajes colombinos
Al día siguiente, miércoles, quedaría registrado lo siguiente: “Hubo entre los pilotos de las tres carabelas opiniones diversas dónde estaban, y el Almirante salió más verdadero; y quisiera ir a Gran Canaria por dejar la carabela ‘Pinta’, porque iba mal acondicionada del gobernario y hacía agua”.
El cuarto y último viaje realizado por Cristóbal Colón con destino a las Indias Occidentales, partió de Cádiz el 11 de mayo de 1502, y el 20 de ese mes la flotilla del almirante se encontraba en el puerto de las Isletas. Después de una breve estancia en Las Palmas de Gran Canaria, las cuatro naves de la expedición se dirigen a Maspalomas con la finalidad de proveerse de agua y leña para la larga travesía hacia el Caribe, según relata Hernando Colón, hijo del celebérrimo conquistador y testigo privilegiado de los históricos hechos.
Se cerraba así una década desde que el navegante genovés recalara en este archipiélago en 1492, en el viaje en el que descubrió un mundo nuevo a los habitantes del viejo continente. La empresa se inició en La Gomera el jueves 6 de septiembre de 1492, y finalizaría el miércoles 25 de mayo de 1502 con la partida de Colón desde la costa de Maspalomas, en San Bartolomé de Tirajana.
El nuevo libro de Tejera Gaspar tiene casi 80 páginas repartidas en tres capítulos, un epílogo y un anexo, así como numerosas fotografías y algunos mapas del ingeniero Torriani, dejando constancia detallada sobre el papel de esta historia de océanos, almirantes y sirenas.
Comentarios
1 Incrédulo Lun, 30/10/2017 - 11:12
2 Ivana Mié, 10/06/2020 - 15:40
Añadir nuevo comentario