La tesitura de Juanma Padrón: “Por lo menos una vez en la vida hay que ir a la ópera”
Cuando apenas tenía edad para balbucear dos palabras seguidas, el chiquito Juan Manuel Padrón (Arrecife, 1981) se dedicaba a apretar el ‘play’ y el botón de rebobinado del radiocasete de su casa para escuchar canciones de tenderete una y otra vez. Aquel chinijo que pasó la infancia “canturreando” con su madre tiene hoy 34 años, es tenor y ensaya su próximo papel en una coproducción del Teatro de la Zarzuela y la Fundación Juan March.A los cuatro años sus padres lo apuntaron a clases de timple y con cinco empezó a compaginarlas con lecciones de mandolina. Pasó por “la academia de Clotildo” (La Clave) y empezó a estudiar guitarra española. El mejor ejemplo para afinar el oído lo tuvo en su propia casa, en “tremendas” parrandas participadas por voces privilegiadas del folklore canario como la de Ico Arrocha, gente de la agrupación folklórica El Pavón o de los Amigos de Puerto Naos. Años más tarde, se matriculó en el Conservatorio de Lanzarote.Un día, la profesora de canto Alicia García le escuchó en televisión y le llamó por teléfono: “Tu deberías estudiar canto, aunque no te dediques a esto de manera profesional, sólo para conservar esa voz”. Así lo hizo. En su primera clase de canto no se enteró “absolutamente de nada”. Le dejaron un CD con arias de Mozart que escuchó con curiosidad a pesar de que todo le sonaba “a chino”. Le encantó. “No acabé ni COU, fui derechito a hacer la prueba al conservatorio de Tenerife”, cuenta. “No puedo vivir sin música”, explica encogiéndose de hombros.
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Durante su juventud pasó por agrupaciones folklóricas y parrandas como El Pavón, Acatife, Los Cantadores, Los Sabandeños y Los Parranderos. De Tenerife fue a Madrid, a la Escuela superior de canto, con Manuel Cid; luego se trasladó al Conservatorio superior Rafael Orozco de Córdoba, tutelado por Juan Luque y Carlos Hacer; y tiempo después viajó a la Academia verdiana de Busseto para estudiar con Carlo Bergonzi. “La formación musical tiene que ser constante”.Decidió dedicarse a la lírica porque era un reto. “Me fui metiendo, metiendo y empecé a darme cuenta de que este mundo no tiene fin”, cuenta. “Por lo menos una vez en la vida hay que ir a la ópera”, añade. La primera vez que asistió como espectador, cuatro palabras brotaron de su boca: “Dios mío, qué movida”. La voz recorría el escenario, atravesaba el foso de la orquesta y llegaba hasta el público con la intensidad, la armonía y el agudo exacto. Metros de trayectoria que los cantantes líricos preparan con disciplina de atleta olímpico.Entre otros, el tenor lanzaroteño ha interpretado al Remendado gitano y contrabandista de ‘Carmen’, ha sido el lord Arturo de ‘Lucia di Lammermoor’ y el príncipe Pío en la zarzuela ‘La Generala’. Ha tenido que entender cada personaje e identificar sus estados de ánimo. “Los directores de escena nos ayudan muchísimo a interpretar el rol”, explica.
“Lanzarote se merece un auditorio para disfrutar de ciertos espectáculos, porque cuando se organizan la respuesta del público es tremenda”
Una de sus mejores experiencias profesionales la vivió hace poco con Paco Mir (Tricicle) director del montaje escénico de ‘Galanteos en Venecia’. Padrón también ha participado en diversos festivales de música y ópera en Las Palmas, Tenerife y La Coruña, ha cantado en el Teatro Calderón (Valladolid), el Campoamor (Oviedo), el Auditorio Nacional de Madrid y en el “impresionante” Teatro de la Zarzuela.Orlando Niz, Pancho Corujo, Celso Albelo, Juan Antonio Sanabria, Jorge de León, Fabiola Herrera, Yolanda Auyanet… Muchos creen que la razón de que existan tantas y tan buenas voces canarias es el exigente folklore de esta tierra, particularmente el lanzaroteño. “No todo el mundo puede cantarlo porque tiene una tesitura muy aguda”. Es imposible cantarlo bien “si no se tiene gusto y voz”. La suya alcanzará la plenitud a los 40 años y se irá modificando “con el tiempo, las vivencias y el repertorio”.Ni el Teatro Insular, ni el Teatro Atlántida, “que tiene un foso del mismo ancho que esta mesa” —la del bar Ginory— son adecuados para realizar un montaje operístico, opina Padrón. “Lanzarote se merece un auditorio para disfrutar de ciertos espectáculos, porque cuando se organizan la respuesta del público es tremenda”, dice recordando el homenaje a Alfredo Kraus o aquel ‘Nabucco’ al aire libre, en el Charco de San Ginés. Resulta difícil no hacer comparativas y pone como referencia el auditorio de Puerto del Rosario. “¿Por qué dejó de venir a Lanzarote el Festival Heineken de jazz? Yo soy pro folklore, pero creo que debería haber una programación variada”, dice sobre el panorama musical lanzaroteño.
Comentarios
1 Porteño Sáb, 09/01/2016 - 10:35
2 Tortuga boba Dom, 10/01/2016 - 10:10
3 Musicologo Lun, 11/01/2016 - 09:26
4 Pitón Mar, 12/01/2016 - 00:24
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