La rehabilitación del patrimonio empieza a llegar a Arrecife
Varios proyectos se han puesto en marcha para recuperar edificaciones históricas que estaban en mal estado, aunque hay inmuebles de alto valor en riesgo de desaparecer
La recuperación de los edificios con valores arquitectónicos en Arrecife no era una quimera. Si durante años parecía que su único destino posible era el abandono y el posterior derribo, en la actualidad hay varias iniciativas que apuntan en la dirección contraria.
Está en marcha la rehabilitación de la antigua Librería Lasso, pendiente de empezar la del edificio Panasco en la calle Real y dos viviendas en el Charco de San Ginés –en la calle Brasil y en La Puntilla- han recibido licencia para ser reformadas.
En el entorno de la Plaza de Las Palmas, frente a la Iglesia de San Ginés, se ha presentado al Ayuntamiento el proyecto para rehabilitar una de las piezas arquitectónicas más relevantes de esas calles del viejo Arrecife.
El proyecto lleva la firma de los arquitectos José Alberto González Martín y Eduardo Spínola Rosa, y persigue recuperar el inmueble conocido como casa Viñas, en referencia a quienes fueron sus propietarios y cuya antigüedad se remonta a 1900.
Explorar usos más allá del residencial, que tuvieron buena parte de los inmuebles con valores arquitectónicos de Arrecife, es una de las posibles tablas de salvación para los edificios del casco histórico.
Así ha sucedido, en gran medida, con La Laguna, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y referencia como modelo para que a los propietarios de edificios antiguos les resulte atractiva su conservación.
En el caso de la antigua casa Viñas, enclavada en el entorno de protección de la Iglesia de San Ginés de Clermont, catalogada como Bien de Interés Cultural (BIC), la restauración se compatibiliza con adecuar el inmueble para que acoja un restaurante.
La forma en la que se hará, según el proyecto, marca una línea a seguir: se mantendrá la única planta actual del edificio, frente a las cuatro que permite la normativa urbanística, respetando el criterio de la zona de influencia de la Iglesia de San Ginés.
Los arquitectos destacan la “equilibrada composición de la fachada, con esgrafiados en la parte superior con motivos geométricos a modo de cornisa”. En la cocina se encuentra “una de las pocas chimeneas tradicionales que se conservan en Arrecife”.
“Todos estos elementos se respetarán”, subrayan los arquitectos, que apuestan por mantener “a grandes rasgos” la configuración básica del inmueble, que cuenta con varios patios interiores, y la estética original.
Y, en aquellas partes del edificio en las que sea preciso intervenir, se hará marcando “una clara diferencia visual”, pero con “materiales contemporáneos de apariencia neutra”, para “no desvirtuar el carácter histórico de la edificación”. En vez de ganar volumen, la reforma aboga incluso por reducir la superficie construida en unos 60 metros cuadrados.
Reforma de la Librería Lasso, conservando la fachada.
No demoler
A mediados de la década pasada, en Arrecife se instaló la tendencia de tratar de derribar las edificaciones antiguas para evitar que fueran incluidas en el catálogo arquitectónico municipal.
De hecho, para la Librería Lasso, ahora en plenas obras, y para el comercio Panasco, se pidieron licencias de demolición (el Ayuntamiento la llegó a conceder para la librería en 2005, pero luego se acordaron varias suspensiones).
Pese a anularse el catálogo aprobado en 2008, con 70 bienes, la legislación establece el filtro de que, si una intervención puede afectar a un inmueble susceptible de ser protegido, tenga que contar con el visto bueno del Servicio de Patrimonio.
En piezas como la Librería Lasso y el comercio Panasco se ha llegado a soluciones flexibles: se conserva la fachada histórica y se puede crecer en altura, con un retranqueo. Una solución que ya se adoptó para la casa de los Lorenzo, en la Plazuela, donde se encuentra la sala Saramago de la Fundación César Manrique.
Piezas a conservar
Tras la rehabilitación de la antigua fábrica La Defensa, en la calle Real, o el remozado de la farmacia Tenorio, en la misma vía, los proyectos en marcha o a punto de comenzar en inmuebles históricos contrastan con el abandono de algunas de las escasas muestras de la arquitectura tradicional de Arrecife.
El ejemplo más destacado es el antiguo Hotel Oriental o la Residencia Alespa. Otros inmuebles no tuvieron ni la suerte de seguir en pie, como el número 33 de la calle Real, cuyo derribo llegó a estar judicializado. También hay inmuebles cuya restauración marcaría un hito en el centro de la ciudad, como el antiguo cuartel de la Guardia Civil, en La Plazuela.
Conservar un inmueble histórico tiene costes elevados. Una de las fórmulas que se ha planteado con insistencia es que estas edificaciones estén exentas de abonar el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) al Ayuntamiento, así como el tributo de actividades económicas, o al menos tengan algún tipo de bonificación.
Otra solución sería facilitar que las empresas pudiesen destinar, con flexibilidad, la Reserva de Inversiones de Canarias para adquirir edificaciones antiguas con la obligación de conservarlas.
Comentarios
1 Echedey Mar, 06/10/2020 - 12:49
2 Hector Benitez Mar, 06/10/2020 - 22:12
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