La Morra de Tinajo: apuesta por un vino con sabor a pueblo
De lagar a bodega artesanal con el objetivo de que los visitantes de la Isla descubran el secreto del cultivo de la vid en Lanzarote y la elaboración del vino de forma tradicional. Ese es el ingrediente principal de La Morra de Tinajo, que en la próxima añada que ya está a la vuelta de la esquina espera embotellar unos 9.000 litros.
De momento se están vendiendo unas 650 botellas con caldos del año pasado, que sirven de paso para las pertinentes pruebas para dar con las botellas, los tapones y la estética que más se ajusten a una bodega que sacará “un vino con sabor a pueblo”, como destaca Daniel Lasso, padre del proyecto. Los que lo han probado señalan que “al principio es brusco, pero cuando está en boca es muy agradable”. Para la elaboración, Lasso seguirá contando con un amigo de su suegro “de toda la vida”. “No queremos un vino para competiciones ni que sepa a cosas raras”, señala.
El vino blanco malvasía se ha bautizado como ‘Código postal 35.560’, “un guiño a Tinajo”, y la botella está decorada con fotos antiguas del municipio. Al tratarse de un vino joven, se ha podido optar por un tapón mecánico. Otro rasgo distintivo. No es el único. El vino moscatel se venderá en una botella de medio litro con forma de ánfora romana “soplada a mano”, y también introducirá pequeñas botellas de 10 centilitros, como un souvenir, de diferentes variedades. En el catálogo hay espacio para el tinto y el rosado tradicional.
Entre los diferentes tamaños, Lasso estima que se sacarán al mercado unas 17.000 botellas. Los caldos de La Morra de Tinajo se podrán adquirir en los establecimientos Roper, en ferias especializadas, en la fiesta de la vendimia de Tinajo y a través de internet. Para llegar a la puesta de largo de La Morra de Tinajo, “la primera bodega artesanal legal de menos de 10.000 litros de la Isla”, recalca Lasso, han tenido que acometer una significativa inversión, “sin subvenciones”, y tramitando de manera directa las autorizaciones ante el Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria (ICCA). Antes desecharon una iniciativa impulsada por el Cabildo para regularizar las bodegas artesanales, “que nunca funcionó”.
La bodega aspira a comercializar 9.000 litros con llamativas formas de embotellado y prevé organizar visitas para que los turistas descubran cómo se elabora el vino de forma tradicional
Además de elaborar y vender el vino, Lasso quiere cerrar el círculo con la introducción de visitas, con grupos de no más de 15 personas, a la coqueta bodega de apenas 85 metros cuadrados en Tinajo y a una finca familiar en Mancha Blanca. “La noche anterior tienen una cena temática con vinos y otros de nuestros productos, como la mermelada de aloe, la sal o quesos de la zona, y al día siguiente vienen tres horas a descubrir la idiosincrasia del paisaje agrario, a conocer cómo se cultivan de forma tradicional las parras o para qué sirve el rofe, y que cuando le digas que el vino vale 11 euros les parezca razonable”.
La posibilidad de “apadrinar” litros de vino o personalizar botellas para los compradores son otras de las opciones para dar un “valor añadido” al comprador. “Los expertos destacan que tenemos una uva única en el mundo y hay que sacarle rendimiento”.
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