La generación Posmanrique
En los últimos meses he estado haciendo un trabajo de recopilación documental sobre la historia de los CACT a petición del Cabildo. Durante ese proyecto llegó a mis oídos una anécdota poco conocida pero muy reveladora del origen de los CACT. Los pioneros trabajadores comentan que, para animarlos, José Ramírez y César Manrique les relataron repetidas veces lo sucedido en una ocasión en que fueron a pedir dinero para Lanzarote a un alto jerarca del régimen franquista. Éste les recomendó que lo mejor con Lanzarote, tal y como estaba la situación, era desalojar la isla, y llevar a sus habitantes a Gran Canaria o Tenerife. Ramírez y Manrique usaron ese desprecio para incitar y enrabietar a sus trabajadores, haciéndoles ver que con su labor iban a asombrar al mundo y, de paso, a cambiar la mentalidad derrotista y acomplejada que tenía la sociedad insular de la época.
Mi generación no sabe nada o casi nada de lo que significaron y significan Manrique y los CACT. De hecho, muchos ni siquiera han visitado los Centros. Sin embargo, creo que es muy conveniente que los que nacimos a partir de los años setenta y ochenta sepamos algo más de este curioso episodio histórico, casi diría que hasta por necesidades terapéuticas.
Tras décadas de crecimiento ininterrumpido, casi de opulencia, mi generación, que ya empieza a ser conocida como la generación perdida, se enfrenta ahora a una de las zonas con las tasas de desempleo más altas de la UE, más del treinta por ciento. Además mi generación anda muy descreída, y con razón. Desde antes del fallecimiento de Manrique no ha habido una sola legislatura en la que no hubiera cambios en el grupo de gobierno del Cabildo de la isla, algo que, en cambio, no ha sucedido en el resto de Canarias. En las últimas décadas, la inestabilidad política de Lanzarote, o lo que es lo mismo, la incapacidad de los partidos de ponerse en acuerdo en aras del bien común, principalmente por sus peleas por las cuotas de poder, ha sido tan extrema que llegaron a sucederse cinco presidentes del Cabildo distintos en tan sólo dos años. Y la corrupción ha sido tan elevada que han estallado multitud de casos con decenas de imputados provenientes, muchos de ellos, del más alto nivel empresarial, político, institucional o mediático. Sin embargo, ha costado mucho que algunos empezaran a pagar por sus fraudes al sistema democrático.
En estos tiempos confusos y desalentadores, uno de los conceptos estrella ha sido el de “rescate”. Durante años se han discutido hasta el hartazgo sobre la conveniencia o no del famoso rescate. Sin embargo, son muy pocos los que han denunciado que este es un debate vacío. Nadie en Bruselas o Berlín quiere o puede “rescatarnos” de nuestros problemas de la noche a la mañana como por arte de magia. No creo que ningún centroeuropeo tenga ganas de ponerse una capa de superhéroe y venir volando a salvarnos…
Una vez que tengamos claro lo infantil que es la idea del rescate, podemos hacernos la verdadera pregunta: ¿Acaso no hay mujeres y hombres en estas islas que puedan revertir la situación actual? ¿De verdad somos tan incapaces que necesitamos imperiosamente ayuda externa? ¿Ha vuelto mi generación definitivamente a la mentalidad derrotista y acomplejada del pasado?
Para que la generación postmanrique no se quede solo en la queja y empiece a luchar por un futuro mejor debe creer en algo más sustancial que la absurda idea de un rescate exterior. El origen de los Centros podría ser un ejemplo muy inspirador en este sentido, sin embargo, no le voy a mentir, mi sensación es que la mayoría de los de mi generación tiene una mala imagen de los CACT. No hablan bien de ellos, y lo que es peor, muy pocos se dan cuenta de que los Centros son algo más que una gran empresa turística. Más triste aún es comprobar lo poco que se nombra públicamente el verdadero carácter de los CACT: piezas maestras de uno de los experimentos culturales más singulares y valiosos de la España de la segunda mitad del s. XX. Es más, creo que hasta algunos de los propios trabajadores de los Centros se han olvidado de esto…
Dice el tópico que los pueblos que pierden su historia están condenados a cometer los mismos errores. Dándole la vuelta a esta frase tan manida, los pueblos que no recuerdan su historia están condenando al olvido sus aciertos del pasado. Afortunadamente, el recuerdo de Manrique está muy vivo, pero no se puede decir lo mismo de todo el grupo que lo rodeó y que lo hizo posible. Si ustedes no mantienen vivo el recuerdo de gente como Luis Morales, Jesús Soto, José Ramírez, Manuel Díaz Rijo y muchos más, va a pasar algo muy obvio: esas historias se van a olvidar. Y si se olvidan no van a servir de inspiración para nadie. Rescatar el origen de los Centros no es sólo un deber ético, es también una oportunidad de oro para enseñarle a la generación postmanrique, que es posible crear un horizonte más próspero y digno desde Lanzarote. Ese es el verdadero valor de los Centros de Arte, Cultura y Turismo.
Por imperativo histórico y por fidelidad con su propia naturaleza, los CACT y todos sus miembros, dirigentes y trabajadores, están llamados a ser referentes y líderes morales para la sociedad de esta isla. Hablamos de centros que albergan muchos de los mejores y más universales valores engendrados en esta zona del planeta. Pero ocurre una cosa, los que quieren ser líderes de una sociedad deben cumplir inexorablemente una norma, dar ejemplo con su trabajo. Deben ser modelos. Y si los líderes no dan ejemplo, el conjunto de la sociedad tiene la responsabilidad de buscarse otros líderes nuevos, y reprobar públicamente a quien bajo la máscara de liderato solo busca un lucro ilícito.
No es la primera vez que Lanzarote se enfrenta a una crisis. Si de algo podemos presumir en esta isla es de un largo historial de situaciones de emergencia, como la que se vivió tras la posguerra, o con las sequías, o con las erupciones volcánicas, o con el analfabetismo y el caciquismo... Si ustedes quieren rescatar el legado de los Centros, y de paso ayudar a rescatar a la generación postmanrique, tendrán que hacerlo como siempre se hizo, sentándose y buscando fórmulas o soluciones viables bajo una voluntad real de acuerdo. Las que sean. Yo no las conozco. Lo que sí les puedo asegurar, es que no va a venir ningún héroe de fuera a rescatarnos. O lo hacen ustedes, o lo hacemos el conjunto de la sociedad lanzaroteña, o nadie lo hará.
Poco antes de fallecer, Manrique dejo escrito el discurso que iba a dar el Día Mundial del Turismo en 1992, en ese texto había un fragmento que decía lo siguiente: "cada uno de nuestros pasos debe estar encaminado a construir más y más el espacio soñado de la utopía. Construyámoslo conjuntamente: es la única manera posible".
[Este texto fue leído en el homenaje a César Manrique que anualmente organizan los trabajadores de los CACT el día del fallecimiento del artista, el 25 de septiembre]
Comentarios
1 Anónimo Vie, 25/10/2013 - 17:12
2 Anónimo Vie, 25/10/2013 - 17:53
3 sanchesky Vie, 25/10/2013 - 21:43
4 Alfonso Valls. Sáb, 26/10/2013 - 08:24
5 Pasado Sáb, 26/10/2013 - 09:57
6 J.F.M.M Sáb, 26/10/2013 - 11:17
7 Lorelei Sáb, 26/10/2013 - 12:49
8 Isabel Sáb, 26/10/2013 - 15:21
9 Generación Horacio Sáb, 26/10/2013 - 17:15
10 Único Sáb, 26/10/2013 - 19:20
11 luis Rego Dom, 27/10/2013 - 19:41
12 Aquiles Dom, 27/10/2013 - 20:27
13 Obtusos? Dom, 27/10/2013 - 20:45
14 luis Rego Lun, 28/10/2013 - 06:41
15 Aquiles Lun, 28/10/2013 - 07:37
16 la que no duerme Lun, 28/10/2013 - 10:12
17 Aquiles Lun, 28/10/2013 - 14:27
18 Luis Rego Lun, 28/10/2013 - 15:41
19 Observador Lun, 28/10/2013 - 21:00
20 Luis Rego Mar, 29/10/2013 - 06:28
21 Aquiles Mar, 29/10/2013 - 09:25
22 la que no olvid... Mar, 29/10/2013 - 10:12
23 Sugerencia Mar, 29/10/2013 - 10:19
24 yeray Mar, 29/10/2013 - 13:44
25 Flaneur Mié, 30/10/2013 - 12:09
26 Alejandro Perdomo Mié, 30/10/2013 - 17:14
27 Nosotros Jue, 11/12/2014 - 20:06
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