El gran mural, de nueve metros y medio de largo, que César Manrique pintó en 1953 para la antigua terminal de pasajeros del entonces aeropuerto de Guacimeta, se expone desde este miércoles por la noche en la sede de la Fundación César Manrique (FCM) en Taro de Tahíche.

La citada terminal permaneció operativa hasta 1970 y luego entró en desuso al ponerse en funcionamiento un nuevo edificio en el que también colaboró Manrique con el arquitecto Antonio Galán.

El mural que ahora se vuelve a exponer al público lleva por título Lanzarote y Manrique lo realizó, con “su lenguaje plástico moderno, universal y amable”, entre octubre y diciembre de 1953 por encargo del Cabildo de Lanzarote, en un espacio que “simbolizaba la apertura y la conexión de la Isla al exterior”.

La escenografía de Lanzarote “describe de manera muy completa el paisaje, la vida y actividades cotidianas del mundo rural y marinero de la Isla, de aquellos elementos que, según el artista, la identificaban”, se indica en la memoria de la exposición, que estará abierta hasta el mes de septiembre.

Manrique dividió el mural en tres fragmentos con escenas dedicadas a aspectos marinos y pesqueros, con referencias a la vulcanología de la Isla, la arquitectura tradicional y la monumental, y a las labores del campo. El centro del mural lo ocupa una mujer con un cántaro en la cabeza.

De la misma época son los murales del antiguo Parador de Turismo, en Arrecife, hoy sede de la UNED en Lanzarote. La Fundación destaca que la relación es “evidente”, aunque también se aprecia en el mural del aeropuerto la evolución pictórica del artista.

Originalmente, el mural se encontraba en el vestíbulo principal de la terminal del aeropuerto. Esa estancia pasó luego a formar parte del aeródromo militar, con un uso residual durante años y en un inmueble que presentaba graves problemas de humedad.

A petición de la FCM, el Ministerio de Defensa accedió en 1993 a ceder a la Fundación la obra del artista, que se despegó de su emplazamiento con un trabajo minucioso para conservar el mural en nueve fragmentos. La recuperación del mural concluyó en 1994.

El mural ha permanecido en los depósitos de la FCM en unas condiciones ambientales adecuadas para su conservación. El año pasado se procedió a restaurar el mural, una tarea encomendada al especialista Claudio Carbonell, y los fragmentos fueron adheridos a un nuevo soporte rígido.