La exposición César Manrique. Palabra y compromiso: Al poder se le incomoda “es una declaración de intenciones del artista, pero también de la Fundación que lleva su nombre, sobre la creencia de que el modelo urbanístico que defendió sigue siendo vigente y que no debe haber 40.000 camas turísticas más”, señaló el comisario de la muestra y director de la FCM, Fernando Gómez Aguilera, quien insistió en que las advertencias de César en torno a los desmanes urbanísticos no eran “exageraciones”, después de que estallaran los casos de corrupción como Unión, Yate o Montecarlo. “Un debate que hay que reabrir para ofrecer un futuro acorde con los planteamientos del planeta en la actualidad. Hay que volver a incomodar”, añadió Gómez Aguilera al refererirse a los peligros que se ciernen sobre el medio ambiente y de los que ya advertía Manrique.

La Sala José Saramago aparece empapelada con reproducciones de periódicos en los que se refleja el César Manrique “más reivindicativo, el artista del discurso crítico que advertía de los peligros del desarrollismo urbanístico y de la especulación, de la corrupción en torno al suelo”. A través de informes, recortes de prensa, documentos audiovisuales, y manifiestos originales del artista se representa una exposición testimonial “sobre una palabra que señalaba” o “una incomodación constructiva”, según algunas de las expresiones del comisario de la exposición en torno a esta muestra en la que se refleja el “César indignado”, el “permanentemente cabreado”.

Los mensajes del artista lanzaroteño eran un “arma cargada, un instrumento del diálogo”. César Manrique defendía una cultura del turismo ajustada a los límites, a la contención, compatible con el valor del paisaje. La calidad frente a la cantidad. El artista “combatió la especulación y el desarrollismo, la fealdad y la banalización de la Isla frente a aquellos que preferían el territorio al suelo”, puntualizó el comisario.

En un frontal de la sala aparecen imágenes de la obra paisajística de César Manrique desarrollada para los Centros Turísticos: “La utopía que intentó construir”, haciendo de su interpretación del paisaje un bien colectivo, según defiende  Gómez Aguilera. En el resto de la estancia, en cambio, se muestran los mensaje de la “distopía” a través de sus declaraciones a medios de comunicación o en manifiestos “de este soldado de la ética”, como describe Gómez Aguilera al artista, hasta su fallecimiento en los noventa. Así una sección se ha dedicado a las noticias en torno a la faceta activista del artista que van desde 1976 a 1992, aunque también se han distribuido en unos urnas manifiestos originales de años anteriores “inéditos” reservados para la ocasión.

Una mesa central preside la estancia de la sala en la que se exhibe al Manrique más reivindicativo con archivos de la FCM sobre artículos de prensa o los intentos fallidos de nombrarlo Hijo Predilecto, e incluso las acusaciones de Dimas Martín contra César. Según explicó Fernando Gómez Aguilera, la Sala José Saramago, en la Plazuela de Arrecife, se convertirá en un “espacio didáctico”. Alrededor de la misma se van a desarrollar conferencias como las de Juan Vicente Aliaga o de Eudald Carbonell, Premio Príncipe de Asturias, que intervendrá en ese mismo escenario el 7 de mayo.

Esta es la primera de las exposiciones propias organizadas por la Fundación César Manrique en los actos programados para celebrar el centenario del nacimiento del artista y está dedicada a la faceta más activista. “Muestra su perfil más social y político, la voz crítica de una conciencia alarmada en defensa del territorio de Lanzarote”, añadió el comisario de la exposición, en la que también aparecen dosieres sobre polémicas urbanísticas, como la carretera de La Geria, los hoteles ilegales o el planeamiento urbanístico.

Textos inéditos

La muestra expone por primera vez fragmentos de algunos de los últimos textos y notas manuscritas de César Manrique, conservados en una carpeta de su estudio de Haría, “textos que han permanecido inéditos hasta la actualidad en los que el artista expresa su preocupación por el devenir de la Isla en una extraordinaria visión anticipadora”, según explicaba el comisario. “Desde los años cincuenta y sesenta, Manrique no dejó de insistir en la necesidad de salvaguardar el patrimonio cultural y natural de Lanzarote a la hora de encarar la reconversión de la economía de la Isla a la industria turística, y de señalar sus temores por los riesgos que podrían sobrevenir si no se encauzaba adecuadamente el proceso hacia un modelo cuidadoso y ordenado, que limitara el crecimiento”, añadía.

La exposición es un homenaje a la lucha y los reveses que sufrió César Manrique, a su reacción contra la destrucción y la masificación turística de Lanzarote, a esa “visión anticipadora”. Así, los títulos de los artículos que publicaron los medios de comunicación resultan significativos: Un grave peligro se cierne sobre Lanzarote o Lanzarote se está muriendo son algunos ejemplos.

Manrique denunció la especulación y la corrupción: “Al fin y al cabo son los especuladores, los asesinos del pensamiento, los que han conducido a la humanidad a la confusión, al desencanto y a la desesperanza de un futuro suicida”, decía, lo que le supuso ganarse enemigos, sobre todo, en las altas esferas públicas y políticas. El discurso de César en la calle se cierne en torno a un mensaje: “Ninguna estética sin ética”. El artista fue un “gran hacedor de vida y felicidad, pero también ejerció la indignación. Fue un permanente cabreado”, resaltó Fernando Gómez Aguilera.