Lorea Rodríguez Arrieta

Un rinconcito de ti

El tiempo que nos permitiste compartir contigo es más que una magnitud física. Son recuerdos con banda sonora propia, olores, sabores, enseñanzas, valores, sueños, gestos cotidianos de cariño que nos brindabas desde el alma… todos estos recuerdos nos han salvado y nos han permitido recordarte con alegría. Esa alegría que te brotaba desde los ojos y con la que comenzabas cada día. Tenías una filosofía de vida muy característica, muy tuya y que te hacía ser tan único.

Fuiste un padre muy presente en nuestra vida y como dijo un gran amigo, esencial en la construcción de nuestra identidad. Si buscamos en nosotros hay un rinconcito de ti y que nos conecta contigo. Por eso estás tan presente en nuestra vida, y en la de los nuestros; es inevitable mencionarte en nuestras conversaciones y que te dediquemos multitud de pensamientos.

Siempre nos quisiste libres, respetaste nuestros tiempos, nuestras formas y confiabas en nuestro buen hacer. Nos permitiste ser sin impedimentos, siempre atento para reorganizarnos las ideas si nos perdíamos, pero con la libertad necesaria para construir nuestro propio camino.

Por todo ello, tu esencia ha trascendido el tiempo y el espacio; tenías una mente brillante y un corazón aún más grande. Eras una persona fascinante, de esas que sólo con mirarle a los ojos sientes su corazón, que te hablan sin tapujos, aunque duela, pero que con una caricia son capaces de curarte el alma. Personas que no se esconden y muestran sus debilidades sin miedo; un valiente que esperaba las batallas que quedaban por librar con templanza e ingenio. 

Sólo podemos tener palabras de agradecimiento hacia tí por el tiempo que invertiste en nosotros, por el amor que nos brindaste y por ser tu prioridad siempre.

 

¨…La única Ley verdadera es aquella que conduce a la libertad…¨( Bach, 2000, 114)

¨Vuela alto Gaviota¨

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