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El faro de las costumbres y las tradiciones

El cronista de la Villa de Teguise, Francisco Hernández, también ejerce como presidente de los cronistas oficiales de Canarias

Saúl García 1 COMENTARIOS 23/08/2024 - 05:36

La Junta de Cronistas Oficiales de Canarias ha nombrado presidente a Francisco Hernández Delgado (La Villa de Teguise, 1947), que desde el año 2010 es Cronista Oficial de Teguise y que accede por segunda vez a este cargo. Hernández se mete cada día en la “cueva”, como llama él mismo al despacho que ocupa en la biblioteca de la Villa, que está repleto de papeles, libros y cajas. A veces se pasa allí el día entero “y hasta la noche” mientras atiende a las peticiones que llegan, unos veinte correos electrónicos cada mes, lee o pone en orden alguno de esos miles de papeles.

Siempre hay algo que hacer para quien se guía por la curiosidad y el afán de conocer la historia de su pueblo. En el caso de Paco, es una afición o pasión que tiene desde niño. Y todo empezó por los Diabletes.

Aprendió a leer y escribir con las hermanas Manuela y Esperanza Spínola, que mantuvieron viva la tradición del teatro en la antigua capital de Lanzarote, y que también le inculcaron a Paco el virus de la actuación, porque debutó en las tablas con un sainete en el año 1959 y aún sigue con el teatro aficionado. Las hermanas “en su casa y a la luz de un farol”, recuerda Paco, enseñaban a leer y escribir a los niños del pueblo. En esa misma casa vivía don Domingo Spínola, que tenía libros antiguos que le dejaba leer a Paco.

 Así descubrió el pasado de los Diabletes y empezó a interesarse por esa tradición que mezcla varias culturas: la de los esclavos negros que tocaban el tambor, la de los aborígenes, los europeos y los americanos. “Llegaron los franciscanos y vieron que había unos rituales de los aborígenes, y quieren integrarlos en el cristianismo y que participen con sus danzas en la fiesta del Corpus”, explica. Así nace la tradición de los Diabletes, que incorpora elementos americanos como la careta, que es de buey originalmente aunque se le colocan después los elementos de las cabras, más locales. “Los niños dicen jelengua, que creen que viene de la palabra lengua pero viene de eleguá”, que es uno de los dioses de los yorubas, explica Paco.

A partir de ahí, se interesó por todo lo que tiene que ver con la historia de su pueblo y también de Lanzarote y de Canarias. Trabajó como administrativo de una empresa hasta que se integró en el departamento de Cultura del Ayuntamiento de Teguise, donde ya había ejercido como asesor cultural. Dice que “nuestra cultura es la de ser un pueblo multicultural”, enriquecido de muchas maneras y desde muchos lugares: “Ese es nuestro valor”.

“No sabemos todo de la historia de Teguise, ni mucho menos, quedan muchos puntos ciegos aún y siempre se descubre algo nuevo”, señala. La ventaja que tiene Teguise respecto a otros municipios es que fue la capital y tiene unos de los archivos más antiguos de Canarias, aunque se perdieron muchos papeles en los ataques de los piratas y en el incendio que sufrió la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, en 1909.

Es una afición o pasión que tiene desde niño y empezó por los Diabletes

Para conocer a los vecinos del pasado quedaron, en cualquier caso, los libros de la parroquia y, a partir de 1860, el Registro civil y los registros de ventas de terrenos desde el siglo XVII. También destaca las investigaciones de Pablo Atoche, de Fernando Bruquetas, de German Santana, de Larry Yaskiel, de los viajeros ingleses y españoles y por supuesto, de Viera y Clavijo, Clavijo y Fajardo y más recientemente de Agustín de la Hoz o Agustín Pallarés.

El Archivo de Teguise, hoy, tiene convenios con las dos universidades canarias para garantizar que cada papel referente a Teguise en los grandes archivos de la Península pueda darse a conocer aquí. Dice el cronista que un archivo debe estar vivo “porque, si no, no sirve de nada”, y por eso en Teguise cuelgan en su página la mayor información posible para que esté al alcance de cualquiera. Ahí están colgadas, por ejemplo, las actas del Cabildo de Lanzarote desde 1618. También aparecen los personajes importantes del municipio, y aprovecha el cronista para citar a Ángel Guerra, del que por fin se acordaron para el Día de las Letras Canarias de este año, después de elegir alternativamente solo a escritores de Gran Canaria o de Tenerife. “Se ha hecho justicia por fin”, señala.

Dos cronistas

“El cronista ahora está para clavar tachas”, dice irónicamente Paco Hernández, pero resulta que hace muchas más cosas. Cada año, los cronistas del Archipiélago publican un tomo de Crónicas de Canarias, con diversos escritos sobre la historia de las Islas. Dice Paco que los cronistas son pocos, solo 32 en los 88 municipios y que, por eso, instan a los ayuntamientos a que los designen. En Lanzarote solo hay dos cronistas ahora, tras los fallecimientos del de Haría y el de Yaiza. Solo tiene cronista Arrecife (Antonio Lorenzo) y Teguise, aunque San Bartolomé ya ha anunciado que va a nombrarlo, y Hernández cree que pronto habrá otro más, en un municipio donde no ha habido nunca.

Es un cargo honorífico, no se cobra, “cuesta dinero”, así que casi todos son jubilados, y es vitalicio. Las atribuciones y funciones son variadas, y el trabajo también. Depende de la disponibilidad o el interés de cada cual. Son como una especie de “notarios de la historia” o de “faro que capta lo que interesa a los vecinos del pueblo, respecto a las costumbres y tradiciones”, según define este cronista. 

Cada año, los cronistas del Archipiélago publican un tomo sobre Canarias

Los cronistas tienen que investigar la historia local y darla a conocer, hacer labor de divulgación con charlas en los centros escolares o donde les reclamen y, en el caso de Paco, atender a las peticiones de descendientes de teguiseños de otros siglos que emigraron y que piden información sobre sus familias. Le llegan unos veinte correos al mes con este tipo de peticiones, porque la gente quiere saber y documentar quiénes eran sus abuelos, bisabuelos o tatarabuelos, a veces por simple curiosidad y la mayoría para poder obtener la nacionalidad o para una herencia o algo similar. Buena parte de las peticiones llegan desde el otro lado del Charco: San Antonio de Texas, para cuya comunidad el cronista de Teguise lleva muchos años recopilando datos, o Brasil, Argentina, Venezuela y Uruguay. Intenta contestar a todos los que puede en un tiempo razonable y dice que ayudar es una gran satisfacción.

En la ‘cueva’ del cronista hay decenas de cajas apiladas encima de las estanterías. Cada una de ellas está rotulada con un apellido y en su interior se amontona la información que está localizada o acumulada, pero no ordenada. Falta por elaborar el árbol genealógico. Hernández tiene localizados a unos ocho mil ‘curbelos’ y otros tantos ‘delgados’, que es su segundo apellido. Cuenta que a veces, cuando llegan los descendientes hasta Teguise y les muestra los papeles, “se ponen a llorar delante de los documentos”. Incluso la directora del museo de San Antonio de Texas, en su última visita, se enteró allí mismo de que tenía un antepasado lanzaroteño. “Estaba abrazada a los libros como si hubiera ganado la quiniela, a veces no se lo creen ni ellos mismos”, insiste. 

Comentarios

No es del todo cierto cuando alardea de que "en Teguise cuelgan en su página la mayor información posible para que esté al alcance de cualquiera"; por ejemplo, no publican todas (miles) de fotos que tienen; y si se las pides se niega rotundamente. En la web del Ayuntamiento y del Cabildo tienen puestas una docena en muy baja calidad, para hacer el paripé de que "ponemos toda la información al alcance de todo el mundo".

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